GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 96)
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GALERA TREINTA Y CINCO SIGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 45)
XI. LA EDAD MODERNA
¿Cómo encontrarían Galera tras haber pasado sobre ella unos tres meses de asedios y de constantes presiones exteriores -cristianos de Huéscar, marqués de los Vélez y don Juan de Austria- dentro de un contexto de guerra de exterminio, más varios años de abandono de sus tierras?
Nada más fácil que contestar a esta cuestión. Si consultamos las respuestas que en su día dieron algunos de los conocedores del término -como puede ser Luis Ramón- a los funcionarios del Consejo de Población que redactaron el Apeo y Deslinde del término de Galera, se extiende ante nosotros este panorama:
“E despues de lo susodcho. en el dcho. campo, termino y jurisdiccion de dcha. Villa de Galera a dos dias del dcho. mes de septiembre de dcho. año de mill y quinientos e setenta y dos años, el dcho. señor Administrador hizo a los dchos. seises las preguntas siguientes:
Primeramente pregunto el dcho. señor Administrador si tienen noticia de dcha. Villa de Galera y sus terminos y de quanto tiempo aca, los quales dixeron que son nacidos y criados en la dcha. Villa de Galera y que tienen noticia particular de dcha. villa y de sus terminos.
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Preguntado si ai disposicion de tierra para plantar eredades o hacer otro aprovechamiento, dijeron que la tierra es muy buena y que solia estar toda llena de arboles y viñas y que todo esta al presente destruido con la guerra y que la tierra es dispuesta para todo y de mucho riego.
Preguntado si ay cria de seda de morales y moreras, dixeron que la solia aver de morales poca cantidad de una arroba de diezmo cada año poco mas o menos, y agora no ay morales que todos estan talados.
Preguntados que quantos vecinos de moriscos solia aver en la dcha. Villa de Galera, dijeron que pasados de quatrocientos.
Preguntado que quantos vecinos de Xptianos viejos solia aver en la dcha. Villa, dixeron que abra de doce o quince.
Preguntado si avia en dcha. Villa hornos, molinnos, mesones, tiendas, casas publicas y cuyas eran y que tales estan, dijeron que solia aver cinco hornos, y los tres eran de la Iglesia, y los dos de D. Enrique Enriquez de Guzman señor de dcha. Villa, y que avia cinco molinos, los dos del dcho. D. Enrique, y otro del beneficiado Duran, y de dos moriscos a medias, y otro era de Pedro de Aro, polborista, y de Geronimo Martinez Cristianos viejos, y que el otro era de un cristiano viejo las dos partes, y la otra tercera parte de un morisco de la dcha. Villa, y que todos los dchos. molinos estan por el suelo que en ellos no ay cosa de provecho, y que avia un meson del dcho. D. Enrique, y que habia dos o tres tiendas, y que eran del dcho. D. Enrique, y que el concejo tenia una casa para aloxi y que como es notorio la Villa esta asolada.
Preguntado que tal esta la Iglesia dixeron que toda la obra de madera quemaron, y que quedan las paredes, y la torre medio caida.
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Preguntado si tenian noticia de las eredades de riego y secano, y que cosecha solia tener, dixeron que podra aver un año con otro como doscientas arrobas de vino de diezmo, y que agora todas las viñas estan taladas que no ai sino algunas parrizas, y que no ai cosecha de aceite.
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Preguntado que cuya es la jurisdiccion de la dcha. Villa de Galera, dixeron que de Don Enrique Enriquez de Guzman, señor de dcha. Villa de Galera y de la de Orce y Cortes”
Estaba todo por hacer. Desde construir sus propias casas, hasta reedificar la iglesia; desde adjudicarse los lotes de tierra correspondientes hasta rehacer las acequias; desde reconstruir los molinos hasta levantar nuevos plantíos de moreras, de nogales, de parras. Y, desde luego, pagar cada año los 14.338 reales y 8 maravedíes a que se habían comprometido mancomunadamente como titulares de las tierras que les han sido entregadas.
Al contrario de lo que ocurre en otros lugares repoblados, a Galera vienen gentes que están familiarizadas con los sistemas de cultivos propios de moriscos. No en vano un porcentaje muy alto de ellos procede de Levante, donde se han desarrollado las famosas huertas de Murcia y de Valencia, precisamente bajo la dirección de los moriscos. Ello hace que pronto las vegas de Galera se reactiven y sean cultivadas convenientemente.
No todo, sin embargo, fue fácil. Hay noticias de las condiciones casi infrahumanas por las que deben pasar en los primeros años motivadas por un sinfín de circunstancias que incidieron igualmente en los demás territorios repoblados.
Se sabe, por ejemplo, que el último tercio de este siglo -aproximadamente entre 1570 y 1600- se caracteriza por una climatología adversa, que hace que las cosechas no sean lo fructíferas que cabía esperar. Naturalmente, ello significa la presencia de privaciones, precisamente en un sector de la población completamente a merced de los vaivenes del tiempo, puesto que su patrimonio es nulo.
Las plagas de langosta son otro factor que viene a agravar la situación. Precisamente en nuestra comarca hay documentadas varias de ellas. La primera fase, que abarca los años 1572 y 1573 no afecta a los repobladores de Galera porque, como sabemos, aún no han llegado. Por lo menos en su totalidad.
Y si no había bastante, tal vez como consecuencia de la escasez a que se ve sometida la población, surgen en el horizonte las enfermedades. La peste aparece y desaparece de manera intermitente en las diversas regiones, mermando en buena medida los censos de los lugares afectados.
No tenemos constancia de que en estos primeros años los repobladores de Galera fuesen atacados por la enfermedad de una manera masiva. La langosta, sin embargo, sí hizo su aparición en sus campos. D. Marcelino Fernández habla de que “En 1595 envió Dios una plaga de langosta; los pobladores hicieron voto de hacer un San Saturnino y lo cumplieron el día 16 de julio de 1595 como también a San Antonio Abad de guardar la vigilias”
Una vez establecidos en Galera, urge a todos ellos organizarse para un mejor desarrollo de la ingente cantidad de actividades que tienen pendientes. Para ello, seguramente por las mismas fechas en que se les escrituran sus propiedades, proceden a constituir el Concejo de la Villa, cuyos componentes fueron dos alcaldes ordinarios y un regidor. Para los cargos de alcaldes nombraron a Rodrigo Navarro y a Juan del Castillo. El primero de ellos figura como ser procedente de Caravaca. Juan del Castillo había venido del marquesado de Villena.
El propio Juan del Castillo, acompañado de Luis Ramón y Pedro Álvarez de Rodenas, este último procedente de Moratalla, fueron encargados de verificar todo lo referente a tierra de regadío, linderos y solares. Los secanos los van a repartir Juan del Castillo -debía de ser muy efectivo- y Pedro Salmerón, natural de Buendía (Cuenca).
Para organizar el fundamental asunto de los riegos, se echa mano de un conocedor profundo como debía ser Luis Ramón.
De todo ello dejó constancia Rui Díaz de Castro, vecino de Cuevas del Almanzora, al que posteriormente se le adjudica una suerte de población con un solar para construir una casa. Todo esto sucede en el año 1591.
Entre los nuevos pobladores de la localidad hemos visto que vienen Juan Rubio y Juan de Sola (o Sosa) como beneficiados de la parroquia, a quien hay que añadir el que ya lo era antes de todos estos sucesos: don Diego de Ávila, natural de Medina del Campo. Para ayudarles a desempeñar sus funciones está el sacristán, que se llama Francisco Díaz.
En 1597 se erige una capilla, dedicada a San Marcos, patrón de la villa, donde se celebrarán todos los cultos mientras no se reconstruya el templo parroquial.
El día 20 de septiembre de 1591 tiene lugar el primer fallecimiento de los nuevos vecinos de Galera, según se registró en el correspondiente Libro de Defunciones. Por lo que se refiere a matrimonios y nacimientos, hay que esperar hasta 1593 en que ambos acontecimientos tienen lugar, simbolizando con ello que la vida ha prendido de nuevo en Galera
Tres años más tarde, en 1596, la Corporación Municipal se renueva con los siguientes componentes: Bernabé (de Orce) y Pedro Sánchez del Barco (de Loja) con el cargo de alcaldes y para regidores designan a Juan de Cañas el mozo (procedente de Loja también) y a Juan González (de Villena). El puesto de procurador síndico había recaído sobre Juan Martínez, venido de La Iruela.