FIESTA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO, TRES SIGLOS LARGOS DE DEVOCIÓN

Han dado comienzo las novenas que, en honor de la Virgen del Rosario, le dedica cada año su varias veces centenaria Hermandad.

Desde el día 29 y hasta la tarde-noche del día 7, tiene lugar esta celebración en la que se homenajea a la Virgen en la advocación del Rosario.

Por la desaparición de los documentos parroquiales en 1936, existe un gran hueco que nos impide conocer con certeza el origen y otras circunstancias de esta entrañable costumbre y devoción de los vecinos de Galera.

Sin embargo, sabemos que la devoción mariana en la localidad tiene un profundo arraigo. Concretamente, en algunas actas de los Libros Capitulares de la recién repoblada Galera con cristianos viejos, tras la expulsión de los moriscos en 1570, figuran constantes alusiones a esta realidad.

Así, por ejemplo, podemos encontrar el llamado “juramento concepcionista” en un documento de 1659, en donde se da cuenta de la toma de posesión de algunos cargos concejiles, los cuales, además de ser fieles a su cometido, “… defenderán el misterio de la limpia y pura concepción de María santísima, Señora nuestra, concebida sin mancha de pecado original en el primer instante de su santísimo ser…”.

Tres años antes de concluir esta centuria, en 1598, en un Auto de Buen Gobierno decretado por las autoridades de la villa, se determina, entre otras cosas, “… Que ninguna persona casada ni mancebo sean osados a jugar a ningún género de juegos que sea los naipes en la fiesta ni mientras misa mayor y mientras se reza el rosario de María santísima públicamente por las calles…”

La firmeza de estas creencias debió de ser tan importante, que unas décadas después, antes de mediados del siglo XVIII, el presbítero y beneficiado de la parroquia don Juan Salmerón funda la Hermandad de la Virgen del Rosario con treinta hermanos. De ella desciende directamente la que actualmente se mantiene, pese a las circunstancias adversas por las que ha atravesado.

Aparte de los cultos a que hacemos referencia al principio, estos culminan con una misa el domingo más cercano al día de la festividad y esa misma tarde tiene lugar la procesión con la imagen de la titular por las calles del pueblo entre coplas y salves cantadas por la cuadrilla de músicos y fieles en general que acompañan al acto.

Esa misma madrugada, cuando despunta el día, se cantan las Coplas de la Aurora para anunciar a los vecinos que, a continuación, se desarrollará el Rosario de la Aurora, que ya hemos visto anteriormente que nuestros antepasados de finales del siglo XVII lo rezaban y cantaban “públicamente por las calles”.

Hasta quizá principios del siglo XX, no sólo era esta madrugada en la que se cantaban algunas de las más de cincuenta Coplas de la Aurora que se conservan, sino que hasta en 17 o 18 ocasiones tenía lugar esta costumbre, siempre con motivo de las conmemoraciones religiosas más destacadas del año.

En 1992 habían desaparecido todas estas salidas de madrugada, salvo la de la víspera de su festividad. Ese año, con motivo de la celebración del V Centenario de la Reinstauración de la Parroquia, se recuperó la salida de la Coplas en la madrugada del 14 al 15 de agosto, con motivo del día de la Asunción de la Virgen.

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