GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 97)
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CARRERA DE SAN ISIDRO
Es ésta una de las calles de trazado más largo de Galera, aunque no rectilíneo, como son la mayoría de las trazadas inmediatamente después de la repoblación.
Se inicia en la calle de San Marcos, prácticamente a la altura del Consultorio médico, y se desarrolla en forma de arco, de manera que va desde el oeste hacia el este y hacia el final de su recorrido está orientada en un punto intermedio entre el este y el norte.
Perpendicularmente a ella salen la ya mencionada de San Marcos, Padre Manjón, Iglesia y callejón de la calle Iglesia, para conectar con la calle de Pedro Cabezas.
En este recorrido alcanza varias cotas, que van ascendiendo desde su inicio hasta llegar a su punto más alto aproximadamente donde arranca la calle Padre Manjón, para volver a descender paulatinamente hasta su final.
Entre las particularidades que nos ofrece esta calle -denominada Carrera porque antes fuese uno de los caminos de entrada, o salida, del pueblo- se pueden destacar dos: la ermita que le da nombre y la presencia en ella del principio del Vía Crucis.
Efectivamente, en el punto exacto donde se inicia la calle Iglesia, se sitúa la antigua ermita de San Isidro, de la cual escogemos los siguientes datos históricos del libro “Galera. Treinta y cinco siglos de historia”:
“Las escasas noticias que tenemos sobre la construcción de la ermita de San Isidro nos la proporciona el acta del cabildo de 21 de septiembre del ya citado año de 1665. Como hemos repetido, el Concejo designaba anualmente a los mayordomos de tales ermitas y con esta fecha encontramos que se nombra a Isidro Martínez como encargado de la de su santo. Como los presupuestos también irían alcanzados, la obra del edificio no conoce su fin hasta cinco años más tarde. Los labradores se encargaron de culminarla, reconociendo así su patronazgo…
Por lo que se refiere a las calles, éstas son las únicas a las que se alude en Ensenada: Remendado -que a veces cita como barrio del Remendado– que en realidad es el área de urbanización más anárquica por las características orográficas en que se asienta. Calle de la Iglesia, el Ejido -actual calle del P. Manjón- cuyo nombre se debe a que desembocaba en el Ejido oficial del pueblo, que era la entonces inexistente Carrera de San Isidro, aunque ya estaba edificada esta ermita..
Traspasada la segunda mitad del siglo (XIX), apenas queda ya el recuerdo de otras fiestas que habían conocido una destacada importancia en tiempos anteriores. Ejemplo de ello pueden ser, además de la demolición de la capilla de don Sebastián de Segura, la que deciden ejecutar en la de San Isidro en enero de 18731 -aunque se pide que se reedifique a continuación-…
… es curioso que una obra de albañilería concienzudamente elaborada como puede ser una ermita, resista menos el paso del tiempo que una simple cuarteta descriptiva de alguna manera del paisaje urbano-eremítico de la villa de finales de siglo:
“San Antón está en las eras
y San Marcos más acá.
San Isidro en la Carrera
y Santa Ana en el puntal”.
La segunda particularidad de esta Carrera de San Isidro es que en ella da principio el Vía Crucis, a lo largo del cual tiene lugar una de las manifestaciones religiosas tradicionales más destacadas del acervo de Galera la mañana del cada Viernes Santo, que es precisamente el varias veces centenario Vía Crucis, del que se hablará cuando corresponda la calle por donde discurre la mayor parte de su trazado que es la de las Cruces.
1 Hay constancia de la edificación de esta obra que ahora se va a derruir. En la sesión del Cabildo de 1 de julio de 1841, el Procurador Síndico, don Pedro Fernández, manifiesta que acaba de edificarse la citada ermita a expensas de una porción de vecinos. Añade que sólo le falta una campana que anuncie a los vecinos las horas en que se vayan a celebrar en ella cultos. No obstante, teniendo entendido los devotos del santo labrador que en esta iglesia parroquial se halla depositada una campanita que fue de la destruida ermita de San Marcos, erigida y costeada por la caridad y celo de nuestros abuelos, me han escitado para que haciendo uso de mi honroso y distinguido oficio de Procurador y representante especial del pueblo ante el Ayuntamiento, le suplique se sirva determinar que la referida campana sea entregada por el Sr. Cura Párroco, como depositario de ella y puesta a disposición de la misma Municipalidad, para que sea enseguida colocada en dicho Santuario de San Isidro. Constándole al Ayuntamiento la piedad religiosa que anima a los solicitantes y constándole además por tradición que la Ermita de San Marcos, con todos sus efectos y ornamentos, fue costeada por este vecindario, resultando de aquí que la referida campana es de la propiedad del mismo, acordó que se entregara al Ayuntamiento para colocarla en la Ermita de San Isidro, extremo que se solicita del Sr. Cura Párroco y en caso de edificarse nueva Ermita de San Marcos, volvería a ella. La campana se entregó por el párroco al Concejo y por éste a los tres devotos que solicitaron su traslación: Mauricio Romo, José Pinteño y José Martínez, que se hacen depositarios de ella, siendo responsables a su conservación, así ellos como sus herederos.