JUEVES SANTO
El único de los tres jueves “que relucen más que el sol” que aún tiene vigencia como tal en el calendario festivo de Galera es el Jueves Santo. Los otros dos, el Corpus Christi y el día de la Ascensión, han desaparecido ante el empuje de la supuesta modernidad.
A la siete de la tarde de ese día, al haberse modificado el horario que en principio se había confeccionado, tuvo lugar la celebración de la Cena del Señor, incluido en ella el Lavatorio, en el que participa desde tiempo inmemorial la Hermandad del Santísimo Sacramento, cada día más debilitada en cuanto a números de hermanos.
El solemne acto concluyó con el traslado del Santísimo al Monumento, que se había preparado el día anterior.
A las diez de la noche tuvo lugar la celebración de la Hora Santa.
Una curiosidad de la semana santa de Galera es la utilización de la matraca. Éste es un artefacto de madera colocado en una de las ventanas del campanario, compuesto por un eje giratorio en el que están insertados cuatro tableros dobles, cuyo perfil tiene forma de aspa. De cada uno de los vértices determinados por cada dos tableros, cuelgan cinco mazos de madera pendientes de soportes constituidos por sendas varillas metálicas que les permiten una gran movilidad. Los mazos, al girar la matraca sobre su eje, golpean violentamente las tablas, lo que genera un sonido especial debido al tableteo que se produce. Es el toque de llamada a los fieles a los actos religiosos que han de celebrarse la noche del jueves santo, así como los del viernes y sábado santo, ya que las campanas “han muerto”.
Jesús Mª García Rodriguez