GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 61)

LA EDAD MODERNA

IX.8c. LA VIDA COTIDIANA DE LA VILLA EN EL SIGLO XVIII (III)

Los detalles que nos aporta este nuevo capítulo de respuestas son realmente de agradecer. Este apartado es una profundización en el censo, adornado incluso con el nombre de los especialistas que servían a la población con su trabajo diario, tales como herradores, alpargateros, sastres,-el caso del polifacético Pedro Aparicio, que es sastre, maestro de primeras letras y organista-, molineros…

«Segun lo justificado de los dhos. Vnos., ay sesenta y tres Labradores y de ellos los once entrados en los sesenta años; ciento y catorce Jornaleros, de los quales, los catorce son entrados en dcha. edad y sus utilidades ascienden en cada un año, segun las Respuestas Generales de los no entrados en los sesenta años a ciento seis mil setecientos y cincuenta reales;seis pobres de solemnidad; cincuenta y siete mozos de soldada; diez soldados milicianos; un Essno. q. lo es Antonio Matheo de Morales a qn. por su trabajo personal se le halla regulado cien ducados en cada un año;dos Maestros, uno de herrador q. es Julian Soler a qn. por dcha. razon se le halla regulado trescientos reales al año y el otro de herrero, q. es Pedro Diaz, se le regula otra tanta cantidad;quatro Maestros de alpargatero q. lo son Domingo Lopez y se le halla regulado doscientos reales ;otro q. lo es Joseph Carrasco y se le regulan quinientos y cincuenta reales; otro que es Antonio de Sola Ibañez y se le regula de utilidad otra tanta cantidad y el otro q. es Jazinto Sanchez, otros quinientos y cincuenta reales; tres Maestros de Sastre, q. el uno es Pedro de Aparicio a quien se le halla regulado de utilidad cien Res., y por Maestro de primeras letras trescientos y por organista trescientos noventa y seis; y otro q. lo es Franco. de Cañas al q. se le halla regulado trescientos y treinta Res. y por estanquero del tabaco seiscientos; el otro q. lo es Estevan Garzon se le halla regulado quinientos y cincuenta; un Maestro de carretero q. lo es Juan Martinez Codes y se le halla regulada otra tanta cantidad; tres Maestros de molino de Pan, q. el uno es Francisco Garcia de Abellan y se le halla regulado de utilidad ochocientos y ochenta reales; otro q. es Juan Fernandez se le halla regulado quinientos y cincuenta y el otro q. es Mathias Guillen un mil y cien reales y otro de salitrero q. es Leonardo Lopez, un mil y cien reales, cuias utilidades no van inclusas en el producto de dichos Molinos y salitre.»

Pero, junto a este retazo de vida que capturó el documento que acabamos de conocer, hay otras manifestaciones que, de ninguna manera, podemos dejar de lado. Siempre con la intención -claro está- de penetrar lo más profundamente en el tiempo y llegar a reconstruir lo más fielmente que nos sea posible la historia de nuestro pueblo.

El Concejo, sus actuaciones, son cada vez más complejas. Conforme va pasando el tiempo la burocracia va ganando terreno y la huella que va dejando al investigador es cada vez más clara, más fácil de seguir. No hay más que volver la vista hacia el Catastro de Ensenada que tanto nos ayuda a recuperar nuestra memoria. Si comparamos, por ejemplo, la simplicidad de los primeros tiempos, con la progresiva ramificación de organismos, entidades, corporaciones, instituciones, etc., que poco a poco van apareciendo en el horizonte de los legajos, no dejaremos de comprender -simplemente por este hecho- que la Sociedad está cambiando cada vez con una mayor aceleración. Y se tiene la sensación -a lo mejor desacertada- de que el hombre está cada vez más ligado a los demás, de que ha de dar más explicaciones sobre sus actos, de que su vida ya no sólo depende de sí mismo, sino que hay como un compendio de factores que se unen y configuran más o menos decisivamente su destino.

Valga esta reflexión para explicar la necesidad de conocer los ingredientes que son los hechos históricos -de mayor o menor trascendencia en principio-, los cuales nos van a dar la explicación sobre conductas que, de otra manera, apenas comprenderíamos. Por ello, de nuevo nos introducimos entre los papeles y los analizamos detenidamente, palpando si es posible el latido que haya quedado entre sus líneas. Porque, al fin y al cabo, cualquier gesto del ser humano puede ser -y es- historia. Con la particularidad de que nosotros somos producto de ella.

Y la suerte va a ser que esta creciente diversidad de actuaciones que van llevando a cabo los Concejos se concentran todas ellas -todavía- en su seno, con lo cual éste puede llegar a ser un microcosmos. En él nos será posible estudiar no sólo las actuaciones puramente de Administración Local, sino que de la misma forma nos es dado acercarnos al Desarrollo Agrario, de la villa y a la Población que lo ejecuta; a la presencia de unas Manifestaciones Religiosas determinadas o la actuación de unas Escuelas Públicas que merecen cada vez más atención por parte de los gobernantes. Una novedad aporta este siglo: la interesada importancia que se le dan a los Títulos de Nobleza por parte de quien aspira a ellos. Este dato nos advierte algo que apuntábamos al principio de estas reflexiones: lo artificioso parece invadirlo todo.

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