GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 95)
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GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 59)
IX.8c. LA VIDA COTIDIANA DE LA VILLA EN EL SIGLO XVIII (I)
Por ejemplo, ¿cómo eran el entorno, las actividades, las preocupaciones de los vecinos de esta villa, tras cumplirse el primer siglo de su establecimiento? ¿Qué evolución se había experimentado en todo este tiempo? ¿Quiénes eran ahora sus señores, ya que todavía es villa de señorío? ¿Se habrá modificado la extensión de su territorio municipal? ¿Cuáles son los cultivos más rentables, y, por consiguiente, más extendidos en las tierras? ¿En qué situación se encontraría lo que hoy llamamos nosotros el nivel de vida? ¿Hasta qué punto serían autosuficientes? ¿Qué evolución habrá sufrido la cabaña ganadera? ¿Qué diferencia habrá en el censo de estos años y aquellos del siglo pasado? ¿Estarán suficientemente cubiertos los servicios fundamentales tales como comercio, industria, sanidad, enseñanza y otros?.
Empecemos por contar que el 2 de febrero de 1702 sucede, como 31 de la Casa de Zúñiga y X Señor de la Casa y Estado de Baza, Don José Antonio de Zúñiga y Ayala, que sólo habría de gobernar ocho años y fallecer soltero y sin sucesión. Le siguen sus dos hermanos, Don Baltasar Antonio, en 1710, y Don Valerio Antonio, en 1720, como XI y XII Señores de Galera y Orce respectivamente.
Por lo se refiere a la vida diaria de la villa en este tiempo, providencialmente se conserva en el Archivo Municipal un documento absolutamente imprescindible para dar respuestas a tantas preguntas y muchas otras que se nos podrían ocurrir. Es el famoso Catastro, mandado hacer en toda España por el Excmo. Sr. D. Zenón de Somodevilla y Bengoechea, Marqués de la Ensenada, cuya vida transcurrió entre 1702 y 1781. Imbuido de las corrientes modernizadoras de su tiempo, fue ministro de Hacienda, Guerra, Marina, Indias y Estado. Pero su proyecto más ambicioso fue la reorganización completa de las finanzas de la nación, lo que obligaba a llevar a cabo una serie de profundas reformas sociales, teniendo como objetivo final la transformación del país. Y el primer paso fue la elaboración de este monumental estudio de la mayoría de los aspectos de la vida de los españoles contemporáneos.
El proyecto se puso en marcha en 1752. En Galera se comenzó a redactar este importantísimo examen de su realidad social y económica el 11 de noviembre de este año, siendo Juez Subdelegado del Marqués de Campo Verde el señor don Juan de Trillo y Figueroa. Las autoridades y algunos vecinos destacados de la villa van a informar de todos sus extremos a los funcionarios encargados de la elaboración de este trabajo. Están sus alcaldes ordinarios, Pasqual Vizente y Antonio Romo; su regidor, Joaquín Tomás Amorós, y su escribano, Antonio Mateo de Morales. De entre los vecinos han elegido a tal fin a don Juan Antonio Fernández, a don Marcelino Tomás, a Andrés Romo y Manuel García, que van a actuar como peritos. Igualmente asiste al acto de aceptación de estos nombramientos el párroco de la villa.
La mecánica, por otra parte, no es la primera vez que se lleva a cabo. Hemos tenido ocasión de asistir a un hecho similar cuando se redacta el apeo y deslinde del término municipal tras la expulsión de los moriscos. Se trata, como recordamos, de la formulación de una serie de preguntas -cuarenta en este caso- cuyas respuestas informan amplia y profundamente de la realidad de la localidad.
Por todo ello, nos es posible acercarnos a la villa de Galera de mediados de este siglo para conocer, a veces con un rigor científico, su estado. Después de esto comprenderemos mucho mejor su realidad cotidiana que más adelante trataremos.
IX.8d. GALERA SEGÚN EL CATASTRO DEL MARQUÉS DE LA ENSENADA
«2ª) A la segunda Pregunta dijeron que esta Vª es de Señorio y perteneze al Exmo. Señor Marqués de Aguila Fuente, Conde de Aguilar, vezino de la Vª y Corte de Madrid y como tal perzibe dho. Sor. de terzias partes de los Diezmos de todos granos y demas frutos Zien ducados por razon de señorio y vasallaje
3ª) A la terzera Pregunta dijeron el termino de esta Vª a corta diferienzia abra desde Lebante a Poniente zinco quartos de lega. y lo mismo desde el Norte al Sur e de circonferenzia quatro lgs. y dho. Termo. linda por Lebante con la V0 de horze, por el Norte la de Castilleja, digo, por Ponte. y Norte con la Ciud. de Huescar y Sur con la Villa de Cullar
En lo que a los cultivos respecta, las contestaciones que ofrecen los comisionados nos muestran un panorama muy similar al que encontraron sus antepasados -bien que menos abundantes por las razones que en aquellas fechas se daban-, a los cuales tal vez se les pueden añadir algunas especies que en la época morisca al menos no aparecen en las noticias de que disponemos.
6ª) A la sesta Pregunta dijeron que en las menzionadas tierrs. ay plantidos de biñas, arboles frutales, como es menbrilleros, perales, serbales, Parrls., morales, moreras y algunas nogueras y todo de no mucha utilidad y responden
11ª) A la dezzima prima Pregunta dijeron como lleban declarado se cojen en las rreferidas tierrs. trigo, zebada, zenteno, cañamo, bino, cañamon, seda, frutas y algunas ortalizas…
Las respuestas que siguen nos muestran con toda exactitud -salvando, tal vez, la posible picaresca- la productividad de estos cultivos y sus precios corrientes en el mercado de aquellos años de mediados de siglo.
13ª) A la dezima terzia Pregunta dijeron que la fanega de tierra de las que se hallan en el Termo. plantadas de viña, siendo de primera cald., produze en cada un año seis cargas de uba, si de la mediana, quatro y de la terzera, tres y si se pisa produze cada una quatro arrobas de mosto…
14ª) A la Pregunta catorze dijeron que regularmente y cotejado un año con otro, se bende en esta Villa la fanega de trigo a veinte y un reales;la de zebada a siete;la de zenteno a doze; la de cañamon a diez y ocho rrs.;cada atado de cañamo de a zinco Rs.;la arroba de oja de morales a diez y siete mrs.;la de mosto a tres rrs.;la libra de seda fina a quarenta rrs.; la de veinte y la arroba de uba de las parras, por ser de berdeo, a real y medio y responden
Naturalmente, sobre la producción que declaran, han de manifestar las obligaciones contributivas que tienen contraídas con la Iglesia, de la misma manera que ya lo habían hecho en la segunda pregunta con respecto al marqués de Aguilafuente. Aquí nos llama la atención el impuesto debido al llamado voto de Santiago1.
15ª) A la dezima quinta pregunta dijeron que los labradores de esta Vª y su Termo. (término) pagan Diezmos, primizias y Boto del señor Santiago y es en la manera siguiente. Por razón de Diezmo una fanega de todos frutos de cada diez arrobas de lo que cogen; lo que perzibe la una terzia parte la fabrica de la Yglesia desta Villa y las otras dos dho. Exmo. señor y por lo que haze a primizias, asi mismo pagan media fanega de todos granos. Respeto el cañamon y en llegando a zinco y en no, dan un zelemin por cada un año que perzibe el cura de esta dha. Villa y de voto del señor Santiago pagan asi mismo media fanega. Todo el que siembra y los que tienen pares, por cada uno media fanega y otros zensos particulares y memorias de que no estan ympuestos y se remiten a los que sus bezos. digan en sus relaziones y en quanto al Diezmo de chotos y Borregos, los perzibe dha. fabrica y el Exmo. señor en dha. conformidad…
1 Esta es una antiquísima promesa cristiana, que se remonta a los primeros años de la Reconquista, cuya explicación está basada en una leyenda. El reinado de Ramiro I tenía la vergonzosa obligación de entregar anualmente Abderramán II un tributo de cien doncellas como garantía de paz. El malestar que esta humillación constante causaba a los asturianos hizo que en una ocasión se negase a cumplir el pacto, lo que provocó que Abderramán hostigase inmediatamente a los cristianos. En el primer enfrentamiento, éstos llevaron la peor parte. Sin embargo, aquella noche Ramiro soñó que el Apóstol Santiago le prometía ayuda. Y, cumpliendo, al día siguiente el Apóstol se hizo presente en la batalla, donde ayudó decisivamente a la victoria cristiana que se produjo en las cercanías de Clavijo. En agradecimiento, el monarca decretó en mayo de 834 que en adelante se tributaría a la Iglesia del Apóstol obligatoriamente una parte de los frutos obtenidos. La costumbre se mantuvo justamente mil años en que fue abolida. Como recuerdo de aquel voto queda en la actualidad la ofrenda nacional a Santiago el día de su festividad de cada año.