GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 95)
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CALLES, GARZA, MIRLO Y RUISEÑOR
El haber elegido nombre de aves para denominar a estas tres calles, es una de los últimos acuerdos del Ayuntamiento para designar arterias que hasta esa fecha ni siquiera habían sido nombradas de manera oficial.
El caso que nos ocupa, un conjunto de tres calles que se desarrollan en un espacio común, corresponde al paraje que se encuentra a la izquierda de la calle Carrachila, justamente en el punto por donde desciende el Barranco de San Antón en busca de su desembocadura en el río de Castilléjar.
El orden en que nos encontramos estas nuevas vías -que más bien podrían considerarse caminos o sendas por el escaso número de viviendas que las componen- es Ruiseñor, Garza y Mirlo. La primera de éstas es la que presenta un número mayor de edificaciones o cuevas, que no llega a la decena.
Bordea esta calle, que transcurre de Sur a Norte como las dos siguientes en forma más bien sinuosa, el antes citado Barranco de San Antón. A continuación de éste está trazado el recorrido de la calle Garza en la cual hay únicamente una vivienda.
Para finalizar, y con un trazado aún más curvilíneo que las dos anteriores, baja de los cerros de donde arranca, y acompañada en su lado de Poniente por un nuevo barranco, la llamada calle Mirlo, al final de la cual se encuentra alguna edificación o cueva, que desemboca en la penúltima curva de la calle Carrachila antes de llegar al cementerio.