GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 95)
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Galera Treinta y Cinco Siglos de Historia
VIII
EDAD MEDIA
VII.4. LA FRONTERA
Una vez superado con creces el año 1000, las referencias bibliográficas comienzan a menudear y la nebulosa que ocultaba el devenir de la comarca comienza disiparse, aunque muy lentamente.
La presión cristiana, procedente en nuestro caso de las tierras murcianas, se hace cada vez más patente y las acciones guerreras empiezan a ser algo frecuente en nuestras serranías, en nuestros valles y en el altiplano.
En el capítulo anterior se ha aludido al establecimiento de una línea de fricción siguiendo más o menos los actuales límites provinciales entre Jaén y Granada. Esta línea poco a poco se va convirtiendo en una auténtica frontera que separa el Reino de Murcia, cristiano, del Reino de Granada, que va a estar dominado a partir de ahora por la dinastía nazarí. El reino murciano había pasado a la Corona de Castilla tras el Pacto de Alcaraz entre el rey musulmán de Murcia y Fernando III, el cual envía a su heredero -el futuro Alfonso X el Sabio– a tomar posesión de este nuevo territorio.
Y esta franja de tierra que queda entre la Sierra de Cazorla y la comarca de Baza va a estar sometida a continuas intervenciones, tanto por parte de unos como de los otros.
Esta situación hace que las zonas habitadas del área -generalmente situadas en puntos estratégicos junto a ríos y en los caminos naturales- sean fortificadas para poder resistir los embates.
En 1232 tiene lugar el fin del poderío almohade. En este año se inicia la dinastía nazarí de Granada con el alzamiento en Arjona (Jaén) de Muhammad b. Yusuf b. Nasr, contra el rey murciano Ibn Hud. Cinco años más adelante el rebelde es proclamado rey de Granada, transmitiendo el poder a sucesivas generaciones hasta Muhammad XII (1482/1492), más conocido con el nombre de Boabdil.
Una de las más antiguas fechas en que aparece alguna referencia a Galira, o Gadeira, es la de 1240, año en que, como sabemos, reina en Granada el primero de los monarcas nazaríes. En este momento, junto con Orce, Castilléjar y el castillo roquero de la Sierra de la Encantada (Úskar), figura nuestro pueblo como plaza fortificada en la línea fronteriza que hemos mencionado. Todas estas plazas van cayendo una tras otra ante el rudo empuje cristiano, que se abate sobre la comarca como un ciclón.
Tres años más tarde sabemos que Galera es donada por el rey Fernando III a la Orden de Santiago, cuyo maestre don Rodrigo Íñiguez la ha conquistado junto con Huéscar y Orce. Eran los años del reinado de Fernando III en los que la Orden formó un importante enclave en la frontera norte y noroeste de Murcia. El Infante don Alfonso, que más adelante será conocido como Alfonso X el Sabio, cedió a los santiaguistas -en nombre de su padre- los lugares arrebatados en aquellas campañas a los moros, según escritura de 5 de julio de 1243, porque “teniendo ya la Orden en aquel territorio donadas, y confirmadas las villas de Torres, el Castillo de Hornos, y la villa de Segura desde el año de 1235 siendo maestres don Pedro González, y don Rodrigo Yñiguez, luego que a éste sucedió el famoso don Pelay Pérez Correa (hecha la referida partición de términos entre Alcaraz y Montiel, en que se expresa que la Orden gozaba pueblos en el partido de Segura, y así se les daba comunidad de pastos) en este estado el Infante don Alfonso, por su privilegio, se fecha en Toledo a 15 de febrero de dicho año de 1243 le hizo la merced de la Villa de Galera, con sus aldeas y torres pro multo favorabili servicio (dice el privilegio) quod mihi fecistis adquisitione Chinchilla, y después por otro lado en Murcia a 5 de julio de la misma Era y año, confirmó la concesión, hecha por el señor don Fernando el Santo, su padre…”1
La presencia de salinas en los territorios conquistados tenía un destacado valor estratégico, de manera que éstas se reservaban siempre al rey o noble conquistador, en este caso la Orden santiaguista. Conoceremos una nueva alusión a ellas cuando, a partir de 1570, tenga lugar la expulsión de los moriscos. En la actualidad no sabemos a qué variedad de salinas se refieren estas noticias. Tal vez se tratase de algún tipo de salitre del que, como es notorio, hay abundancia en algunos parajes de nuestro término municipal y en algunos de los colindantes, como puede ser el caso de Benamaurel, donde se alude en 1629 a la existencia de sal de compás (sal gema).
En las crónicas referentes a este tiempo, figuran como valores añadidos a la propia localidad la existencia de unas salinas5 en su territorio, así como el derecho de portazgo y montazgo que habían de pagar quienes transitasen por el camino a cuya orilla estaba situada.
En un golpe de mano, los musulmanes arrebatan parte de estas tierras a los guerreros del norte y a su vez, en el corto espacio de siete años, la plaza pasa a ser dominada y controlada nuevamente por la Orden junto con las de Castilléjar, Castril, el castillo de roquero de Huéscar y Orce (1266).
“D. Fernando por la gracia de Dios rey de Castiella…sepades que D. Johan Ossorez Maestre de la Cavalleria de la Orden de Santiago nos mostro Privilegios del Papa… para mantenimiento de la Frontera è de los Castiellos de Huesca, è de Orça, è Castiel de Galera… que son en la frontera de Moros”
Con la entrada del siglo XIV no cambia en absoluto el tira y afloja entre los seculares adversarios de la media luna y la cruz. Los períodos de poder y debilidad se suceden alternativamente entre los unos y los otros, con las lógicas consecuencias para la zona fronteriza en que estas plazas se encuentran. Relacionado con las luchas internas entre los granadinos, se va a producir un nuevo cambio de titularidad en las tierras del altiplano. En este momento, 1319, éstos pasan por un momento de debilidad, hasta el punto de considerarse de alguna manera vasallos de los reyes cristianos. Un suceso deparado por la casualidad hace que las tropas cristianas -en visita de intimidación hacia Abu-l-Walid Ismail2, oponente del rey vasallo, Nasr- sufran una serie de accidentes que daña la solidez de su fuerza. Al frente del impresionante ejército cristiano van los regentes de Castilla, infantes don Juan y don Pedro, tíos del rey niño Alfonso XI. Inopinadamente uno de ellos sufre una aparatosa caída del caballo, a consecuencia de la cual muere instantáneamente. El otro, presa del pánico, muere de un ataque cardíaco, sembrando la confusión entre sus tropas. Oportunista y rápido, Abu-l-Walid Ismail, aprovecha la ocasión que se le presenta -horas antes completamente impredecible- y deshace al ejército agresor.
Animado por su éxito, ya que el ejército enemigo había quedado desbaratado para mucho tiempo, organiza una campaña hacia el norte de su demarcación y, apoyado en Baza, se lanza hacia la frontera. Allí se hace con el control del territorio y explota su victoria convenientemente. Galera, junto con los demás lugares, vuelve a manos musulmanas.
No acaba aquí esta situación tan inestable. Diversos sucesos, de carácter militar y político, hacen que esta tierra no conozca la paz durante un dilatado período de tiempo. Así lo narra un autor:
“A partir de este momento en los siglos XIV y XV nuestra ya granadinizada comarca se halla en pleno ojo del huracán de la guerra fronteriza, y es escenario continuo de razzias y encuentros de unos y otros, que dan lugar a cambios de manos en la posesión de poblaciones o fortalezas”.
Una de las acciones armadas quizá más conocida de las muchas que se produjeron en este período fue la toma de Huéscar, -reinando en Granada Muhammad IX el Zurdo– ya construida en su actual solar, a manos del Comendador de la Orden de Santiago, don Rodrigo Manrique, que luego se haría famoso por las Coplas que a su muerte le dedicase su hijo, Jorge Manrique. Naturalmente, además de Huéscar, el Comendador se hizo igualmente con Galera y el resto de las fortalezas de la comarca. A partir de ahora, la Iglesia se hace presente nombrando desde la sede episcopal de Cartagena -a la que pertenece nuestra comarca en este momento- arcipreste en Huéscar, del cual van a depender a su vez “las iglesias pequeñas de Galera con un curato y Castilléjar con un beneficio”. Todo ello dotado con recursos de los diezmos, según la concordia entre Alfonso XI y la “Ecclesia Cartaginensi” (Murcia, 27.07.1309):
“Et por ayudar à la Iglesia de Cartagena, è por el amor que avemos con los que agora hy foes, damos à la Iglesia de Cartagena, è recibimosvos en estos Logares: En Huesca con su termino, en Galera con su termino, Mirabet con su termino, que ayades el ochavo de todos los Diezmos de menudo è de ganado assi como avedes de todos los otros Logares sobredichos…”
La noticia de la entrega de Galera y Castilléjar la recibió el rey Juan II de Castilla
“Estando… en Alcalá de Henares, a 25 días del mes de abril, año del Señor de 1436 años, le vinieron nuebas cómo heran entregados Galera y Castilleja, las quales se entregaron al comendador de Segura Rodrigo Manrrique, por quanto el Rey les aseguró guardarles en su ley las franquezas e libertades que el rrey de Granada les guardaua. E porque el Rey fuese seguro dellos, entregaron las fortaleças a Rodrigo Manrrique”.
Esta acción provoca una situación extraordinaria de carácter jurídico, no sólamente a los habitantes mudéjares de Galera y Castilléjar, sino incluso a los juristas granadinos de la época sobre la licitud o no de comprar a los castellanos los bienes que acababan de arrebatarles. Así narra este caso Rachel Arié:
“…estos mudéjares consultaron a los juristas de la capital nasri sobre la licitud de comprar a los cristianos los bienes que éstos habían tomado como botín de guerra. En principio, al-Sarakusti respondió que los cristianos no podían vender estos bienes, puesto que no les pertenecían. Los bienes seguían siendo musulmanes y, por tanto, no estaba permitido comprarlos. Sin embargo, el caso de Galera no formaba parte de los litigios corrientemente examinados por los doctores de la ley musulmana. Los habitantes de esta pequeña ciudad se hallaban bajo la protección de los cristianos, o sea, en una situación análoga a la de los tributarios que vivían en tierras musulmanas. Pero los cristianos habían violado el pacto que unía a los mudéjares a los vencedores; en consecuencia, la situación se había degradado debido a las hostilidades desencadenadas por los cristianos. La apropiación de los bienes de los habitantes de Galera tenía lugar en una situación jurídica nueva, como si nunca hubiera habido pacto. Así pues, los bienes musulmanes habían sido tomados como un botín normal; en tal caso, era lícito adquirirlos y los habitantes de Galera podían comprarlos. De esta forma, quedaba considerablemente atenuada la rigidez de la doctrina”.
Doce años más tarde (1446), Muhammad X el Cojo para los granadinos, o Aben Ozmín para los cristianos, reeditó la vieja historia de intervenir en los asuntos del enemigo cuando éste se pelea entre sí y se hizo, una vez más para los musulmanes, con la posesión de Galera y tierras circundantes.
Conforme iba pasando el tiempo, lógicamente, las energías se agotaban. Y más en las filas musulmanas, que veían cómo cada vez sus territorios iban menguando en favor de los castellanos, los cuales parecían sacar fuerzas de flaqueza. En 1482 los Reyes Católicos, con la moral que les da saberse poseedores de casi todos los territorios peninsulares, organizan una campaña sistemática que no da cuartel a los cada vez más arrinconados -y divididos en luchas intestinas- granadinos, que estaban ya gobernados por Boabdil (Muhammad XII).
La demarcación territorial a la que pertenece Galera cambia en todo este tiempo de nombre, de límites y de gobernantes. Así, una vez integrado en el territorio musulmán el antiguo ducado de Teodomiro, Galera pasa a formar parte del reino de Yayyan (Jaén) y así se mantiene hasta principios del siglo XIII. En la época califal el reino de Jaén sufre una modificación en cuanto al territorio que lo compone, pero Galera sigue englobada en sus fronteras. La división administrativa que supuso el establecimiento de la dinastía nazarí (1237) reestructuró el territorio, quedando éste dividido en kuras o coras, de origen anterior a esta época. Cada kura contenía varias circunscripciones o amaliyya, que, a su vez, estaban formadas por distritos llamados climas (aqalim) o, en algunas zonas del país, taas. Nuestro pueblo, incorporado ahora en el ámbito nasri, forma parte del clima de Ferreira y así va a seguir hasta su incorporación a la Corona de Castilla.
1 Citado por Jesús Rubio Lapaz de Apuntamiento legal sobre el dominio de la Orden de Santiago en todos sus pueblos. CHAVES, B. Barcelona, Albir, 1975.
2 “Según testimonio de Ibn al-Jatib, los granadinos emplearon por primera vez durante el reinado de Ismail I el gran ingenio que funcionaba por medio de naft en el cerco de la ciudadela de Huéscar (a 110 km. al norte de Granada), ocupada por los cristianos. Lanzaron contra el torreón de la fortaleza una bala de hierro que partió soltando chispas y cayó en medio de los asediados, sembrando el pánico entre las filas castellanas. A Alicante llegó la noticia de que el rey de Granada contaba entre sus máquinas de asedio una nueva arma mortífera” (Rachel Arié. España musulmana. Siglos VIII-XV en Historia de España, dirigida por Manuel Tuñón de Lara. Editorial Lábor S.A. Barcelona, 1984)