Efemèrides del 19/09/1919

 
 
 

En el ambiente político  para los primeros 21 años del reinado de Alfonso XIII, lleno de inestabilidades, de gobiernos que duran semanas, de una efervescencia activísima de ideas de todo tipo, se publica en Madrid el diario El Liberal, cuyo sólo título nos sitúa en la parcela correspondiente de la ideología con que comulga. Dentro de una sección que lleva el título de Rincones de España, aparece el 21 de septiembre de 1919 un artículo de Augusto Barcia en el que muestra a los lectores las particularidades de Galera. El trabajo, que hay que verlo en su contexto (diario de ideas liberales, autor de convicciones extremistas en su primera época y estilo inequívocamente periodístico), nos aproxima a aquella sociedad de las primeras décadas del XX con datos que responden a una indudable realidad, bien que sesgada por las circunstancias que hemos dicho concurren en él.

El artículo comienza situando geográfica e históricamente a la villa, señalando la adecuada labor de sus habitantes que, frente a unas condiciones naturales no muy favorables, han conseguido una buena rentabilidad en sus tierras. Y continúa diciendo:

“Ensayaron el cultivo del cáñamo, se impusieron en el arte de transformarlo, y hoy los productos que elaboran les proporcionan extraordinariosrendimientos.

 Con esmerado afán hicieron aprovechamientos de aguas, implantaron un buen sistema de riegos y en sus huertas cosechan productos tan sazonados y exquisitos como los que se cultivan en las vegas de Murcia y de Valencia.

 Esta transformación material corresponde a un gran cambio moral y social en las costumbres y usos de los habitantes de Galera. Fue este pueblo, como todos los españoles y señaladamente los granadinos, campo de acción del más desenfrenado caciquismo, donde las leyes y las justicias andaban a merced de cualquier gobernador o de cualquier monterilla.”

Después de señalar la opresión y las injusticias por las que se había ido pasando, principalmente en cuestión de impuestos, manifiesta la determinación que se toma en la villa de unirse ante los abusos caciquiles, repartiéndose equitativamente las ineludibles cargas a que había que hacer frente. Como consecuencia de ello

“Se formó una Junta de notables, donde la experiencia y la autoridad de los años y de la cultura fuese garantía de justicia y de acierto”

 La experiencia da resultado y las cargas se reparten adecuadamente. Y como el sistema funciona:

“Fueron designados para los cargos concejiles los más aptos y los mejores; no se despilfarró ni un solo céntimo; se mejoraron los caminos, se construyeron fuentes, se sanearon las calles, se embellecieron las plazas públicas, y… aún se ahorró dinero”.

 Consolidada esta situación, que se cumple en casi todas sus afirmaciones como hemos visto en los últimos años del siglo anterior,

“Galera se emancipó de los caciques de Madrid, de los de Granada y de los de Huéscar, que es la cabeza del distrito…

 Alguien intentó en diversas ocasiones destruir esta magnífica organización civil. Una vez, cierto gobernador de Granada llamó al principal del pueblo y hubo de decirle: ‘Son empeñadísimas estas elecciones; peligra el candidato oficial, y necesito que el Censo de Galera vote íntegramente al diputado X[1]. Galera -replicó el patriarca- votará a quien quiera y los votos que libremente vengan a las urnas serán los que se computarán; ni una más, ni uno menos.

 Rogó, suplicó, amenazó el Poncio, y viendo que nada lograba dijo con airados modales y voz de trueno: ‘Ya saben lo que quiero; si no me obedecen, arraso el pueblo’

 Llegó el día de la elección, y por la noche el gobernador recibió los siguientes telegramas: ‘Alcalde Galera a gobernador. Particípole que sección primera, distrito primero, resultado escrutinio es: nueve papeletas en blanco. ‘Alcalde Galera a gobernador Granada: Comunícole que resultado, escrutinio sección segunda, distrito primero fue: siete papeletas en blanco

 Pasado el período electoral, el Poncio quiso vengarse; pidió a la Diputación relación de los descubiertos que por los respectivos contingentes tuviese Galera. No debía un céntimo; sólo el trimestre corriente y era el primer mes del año. Contra toda ley apremió; pero al siguiente día Galera ingresaba las cantidades correspondientes a todo el año.

 Después de contar otro caso similar,concluye el articulista con esta exclamación:

¡Cuánto tienen que aprender y admirar los españoles de ese pequeño, soberbio, pueblo de Galera!

[1] Recordemos que en este momento el sistema de voto era el censitario. Las prácticas de recibir consignas eran corrientes en la época y en algunos aspectos seguimos apegados a tan solidarias costumbres.

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