GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 95)
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MESA REDONDA SOBRE EL CENTENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE LA NECRÓPLIS IBÉRICA DE TÚTUGI
Con motivo de la celebración del Centenario del Descubrimiento de la Necrópolis Ibérica de Tútugi -nombre que llevaba la ciudad ibérica establecida en el cerro de El Real aproximadamente entre los siglos –V y –II antes de Cristo-, tuvo lugar una mesa redonda en el Centro de Visitantes de dicho yacimiento arqueológico.
Ante una concurrencia que ocupó la totalidad de los asientos de la sala de reuniones, intervinieron los siguientes componentes: José Manuel Rodríguez Domingo, profesor de la Universidad de Granada y director del Centro de Estudios “Pedro Suárez” (CEPS) de Guadix, asociación que se ocupó de organizar este acto; María Oliva Rodríguez Ariza, arqueóloga del Instituto Universitario de Arqueología Ibérica, de Jaén; Lorenzo Sánchez Quirante, arqueólogo y director del Museo Arqueológico de Baza y miembro del CEPS; José Manuel Guillén Ruiz, arqueólogo y conservador del Museo Arqueológico Municipal, de Galera y Jesús Mª García Rodríguez, maestro y miembro del CEPS.
Abrió el acto Miguel Ángel Martínez Muñoz, alcalde de la localidad, presentando a los intervinientes y manifestando su satisfacción por la celebración de este evento, que tiene como protagonista a un yacimiento tan destacado en la arqueología nacional. Igualmente, presentó un ejemplar de la Memoria de la excavación efectuada en los primeros años sesenta del siglo pasado por Schüle y Pellicer en el cerro de El Real, dedicado por el segundo de ellos a doña Mª de los Ángeles Fernández Carrasco y donado por ésta a los fondos del Museo Arqueológico local.
Como coordinador, el profesor Rodríguez Domingo empezó dando la palabra a García Rodríguez, el cual hizo un rápido recorrido por la historia de descubrimiento que se estaba conmemorando. En su alocución hizo mención de quienes fueron protagonistas de aquellos hechos: Marta, la joven que decía haber soñado un tesoro en el lugar donde afloraban por doquier restos arqueológicos y que tal vez fueron quienes la motivaron; Federico de Motos, investigador que inició las excavaciones paralelamente a los continuos saqueos que tuvieron lugar; don Juan Molina y don Justiniano Carrasco Muñoz, autores de un artículo publicado como primicia de estos hallazgos; el prestigioso arqueólogo Juan Cabré Aguiló, delegado del Estado en las excavaciones oficiales; el notorio arqueólogo belga Luis Siret y su restaurador Guillermo Gossé, que adquirieron la estatuilla recién aparecida de la luego denominada “Diosa de Galera”, sin olvidar a los “tesoreros” más destacados como fueron Blas y Clemente Tripiana, Justo Ferrer, Pedro Candela e hijos y Manuel López Hernández (a) el Pajarero. Después hizo alusión a las primeras publicaciones, destacando entre todas la Memoria de Cabré y Motos, aparecida en 1920.
A continuación tomó la palabra la profesora Rodríguez Ariza, que hizo un análisis de las técnicas de excavación de la época que se conmemoraba, para pasar a continuación a las aplicadas por ella misma en sus excavaciones, practicadas en algunas sepulturas de este yacimiento entre los años 2000 y 2012. De ellas se han obtenido valiosas informaciones que reafirman la alta categoría de esta necrópolis ibérica -la más extensa de todo el territorio español-, aunque hay que lamentar los graves deterioros padecidos en los saqueos a que fueron sometidas la mayoría de ellas. Incidió Rodríguez Ariza en la imperiosa necesidad de la investigación científica de estas estructuras para su posterior conocimiento y participación por parte de público en general. Concluyó su intervención señalando la particularidad de la orientación de la práctica totalidad de los enterramientos –a Poniente-, destacando entre todos ellos el que lleva el número 20, donde estuvo alojada la Diosa de Galera como parte del ajuar funerario, al fondo del cual llegan los rayos del sol únicamente en los equinoccios.
El director del Museo Arqueológico de Baza intervino a continuación señalando que la práctica de saqueos en yacimientos arqueológicos es un mal que afecta a casi todos ellos, como ocurrió igualmente en la necrópolis ibérica de Basti (Baza), ya documentados en 1800. Participó a los asistentes, mediante su lectura, de un fragmento del maestrescuela de la colegiata de Baza Pedro José Navarro, en que se detalla minuciosamente uno de estos saqueos.
A continuación pasó a explicar que tras la aparición de la Dama de Baza, se han ido desarrollando actividades arqueológicas en los yacimientos bastetanos, a consecuencia de los cuales se ha ido ampliando el conocimiento sobre aquella necrópolis, en la cual se calcula que pudo haber más de seiscientos enterramientos. Mostró, finalmente, el Centro de Interpretación de aquélla, así como las actividades se llevan cada año para transmitir e implicar a los vecinos en este hecho cultural tan relevante.
El último apartado lo consumió Guillén Ruiz, que centró sus palabras en explicar el impacto socioeconómico que puede llegar a tener un yacimiento bien estudiado y convenientemente explicado al público en general. No sólo tiene un valor puramente cultural un museo, una necrópolis o cualquier otro yacimiento arqueológico debidamente interpretado y restaurado, afirmó. Para demostrarlo, aportó algunas cifras basadas en la repercusión que en la comarca de Huéscar, no sólo ya Galera, tienen el Museo Arqueológico Municipal, el poblado de El Castellón Alto (de filiación argárica, 1500 años antes de Cristo), y el área funeraria de la ciudad de Tútugi. Manifestó que un 40% de los visitantes de estos espacios duerme en alguno de los pueblos que la constituyen, lo que supone necesariamente el consumo de otras ofertas tales como restaurantes, bares, y otros establecimientos. Concluyó afirmando que hoy por hoy, diez años después de haberse abierto la necrópolis ibérica de Tútugi a las visitas del público en general, Galera sería otra cosa diferente a la que conocemos.