V.3. LA SOCIEDAD IBÉRICA DE TÚTUGI

A falta de una excavación en extensión y en profundidad de los niveles arqueológicos de El Real que nos esclarezca hasta donde ello sea posible el desarrollo de la sociedad preibérica e ibérica que lo ocupó, hemos de analizar los vestigios que quedan de ella, tanto en el propio asentamiento como en la necrópolis que acabamos de describir.

Por comparación con otros poblados del mismo tiempo y similares características culturales, hemos de ver a nuestros antepasados de los siglos X a VII antes de Cristo dedicados a una actividad económica basada en la agricultura y la ganadería, ya que en nuestro entorno no hay otros medios de subsistencia alternativos. Tal vez bastantes tierras de las que en la actualidad componen nuestra vega tengan ya en este tiempo una atención, si tenemos en cuenta que varios siglos atrás los argáricos habían iniciado su explotación como tales.

La ganadería, obviamente, debió ocupar un importante sector en la economía de la época, aunque hasta el momento, al igual que sucede con las especies agrarias, no tenemos datos suficientes para enumerar las más frecuentes. No estaría fuera de lugar, sin embargo, la presencia de ovicápridos, equinos y conejos.

Por lo que se refiere a la vivienda, hay documentada una de ellas en los primeros siglos del período que estamos estudiando, que por las características tan llamativas que presenta, transcribimos la descripción que de ella hacen sus descubridores, los doctores Schüle y Pellicer:

Debajo de este estrato tropezamos… con la gran casa de adobes… Casi su mitad septentrional ha desaparecido… A pesar de estos graves daños… ha sido posible reconstruir su planta con bastante certeza. Se trata de una casa de forma oval, de un eje mayor de 11’50 m. aproximadamente y cerca de 7 m. de eje menor… Estaba construido (el muro) por una sola hilera de adobes… Sus dos caras estaban revocadas con un estrato de tapial gris… Pegado al revoco exterior había una empalizada de estacas… y de las cuales se distinguen los agujeros donde estaban empotradas. Conteniendo la tierra entre las estacas bastante material orgánico, suponemos que había entre las estacas un entrelazado de mimbres o algo semejante. En su cara exterior esta empalizada llevaba en ciertos puntos otro revoco de tapial de color amarillo…”

A una distancia de unos 50 cm. de la casa había otra hilera de postes, algo más fuertes que los otros y con mayores distancias entre sí, que por la posición de sus agujeros estaban ligeramente inclinados hacia la casa… Parece verosímil que servían de soportes para el alero del tejado. En la parte sur de la casa… los postes se apoyaban en “los canalitos que en la campaña anterior tomamos por desagües…”

… la pared de la casa estaba acompañada en su cara interior por un banco de adobes de igual tamaño que los del muro, que tenía una altura sobre el piso de cerca de 25 cm…. El revoco de la cara interior de la pared pasaba por encima del banco… En la parte Este del corte VIII el banco ofrecía depresiones redondas, de 20-30 cm. de diámetro y hasta 10 de profundidad, revocadas en su cara interior. Estos orificios servían evidentemente para guardar los vasos grandes con fondo convexo, aunque no encontramos ninguno in situ. Se trata simplemente de un vasar.

Para soportar el techo existían, aproximadamente en la línea del eje mayor tres pilares de adobes… los tres estaban relacionados con un agujero de poste grueso que acompañaba a cada uno de ellos. Probablemente servían para reforzar los pilares…”

En el mismo centro de la casa, y al pie del pilar central… se encontraba el hogar de la casa. Mide cerca de un metro de diámetro y demuestra fuertes huellas de la acción del fuego… La posición central del hogar hace suponer que el techo tenía forma más o menos cónica, con agujero para salida de humos en el centro”

Toda la parte conservada de la casa no demuestra ninguna indicación de paredes de separación interior, con un excepción de una separación de tres adobes de largo en la parte SE. de la casa… Suponemos que estos tabiques no llegaban a mucha altura si no que formaban más bien una especie de granero”

En la campaña anterior a ésta en que se descubrió la casa descrita, los arqueólogos habían llegado a ella, documentando su larga permanencia y las labores de limpieza que sus moradores practicaban en ella:

Su piso… se compone de hasta 20 estratos muy delgados de arena finísima. Las diferentes fases del blanqueo de las paredes encajan en una zona estrecha con los estratos delgados de la renovación del piso, demostrando así una continua limpieza doméstica, que poco corresponde a la idea que habitualmente tenemos de las chozas prehistóricas”

Con el paso del tiempo, una vez consolidado en El Real el poblado ibérico, las viviendas evolucionan en su tipología, como reflejo de los cambios culturales que va experimentando. Son muy escasas, por la razón aducida al principio de este capítulo, las noticias que hay sobre el urbanismo en este asentamiento entre los siglos VI y I antes de Cristo.

Aun así está demostrado que entre los siglos IV y II las construcciones ibéricas de Tútugi están realizadas a base de muros de piedra con grandes cimientos, que se mezclan en ocasiones con los adobes de barro, como reminiscencia de las antiguas chozas de la fase inicial ibérica y, desde luego, de otras más antiguas que se sitúan en la base más inmediata de este momento histórico. Posteriormente, aparece ya el sillar como elemento constructivo, que va a dar paso a la brillante etapa romana, objeto de otro capítulo de este libro.

En la base económica hemos de considerar que está la explotación agraria de las tierras circundantes, siguiendo en este sentido una ya milenaria tradición argárica que habían iniciado los habitantes de El Castellón. Especies cerealistas debían constituir el grueso de los cultivos, junto con la explotación forestal del entorno, menos degradado que en la actualidad.

Por lo que se refiere a la ganadería, la estratigrafía de El Real correspondiente a esta fase ibérica ha aportado restos de especies domésticas como las ovicaprinae, bos y sus. Para las cinegéticas, hay que citar a los cervidae, que se prolongan a través de un considerable espacio de tiempo, llegando muchas de ellas hasta nuestros días.

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