LA PLAZA MAYOR DE GALERA ES “TOMADA” POR MÁS DE CUARENTA SARTENES DE MIGAS

Una vez más -y ya van unos 35 años- en la noche del día 26 de diciembre pasado, tuvo lugar una de las costumbres más recientes de la tradición de Galera que con más arraigo forma parte de las fiestas locales de la villa.

Fue allá por mediados de los ochenta del siglo pasado cuando la Corporación Municipal organizó para la noche del día 26 de diciembre una actividad en la que participasen todos aquellos vecinos que lo deseasen en una actividad eminentemente culinaria, como era la elaboración de unas migas de harina, tan tradicionales de nuestra tierra.

Para ello -eran tiempos de más posibilidades- facilitaba de manera gratuita a los participantes todos los ingredientes necesarios a tal fin: harina, aceite, chacinas, sardinas de cuba, vino… y la leña correspondiente. Los participantes, generalmente agrupados en peñas de amigos, sólo debían aportar la sartén, las trébedes y su buen hacer en estos menesteres.

La cosa prendió con fuerza y a los pocos años ya no sólo eran los vecinos del pueblo quienes ocupaban la práctica totalidad de la Plaza Mayor, sino que grupos de amigos procedentes de localidades vecinas se aplicaban igualmente a la grata labor.

El buen ambiente, la cordialidad, las invitaciones mutuas entre los grupos participantes y demás buenas maneras tuvieron un éxito arrollador, que se mantiene intacto hasta el día.

En este año el Ayuntamiento mantuvo con pleno vigor la costumbre y puso a la disposición de los participantes casi medio centenar de puntos para el servicio de los participantes. Eso sí, desde hace varios años en que la dichosa crisis ha metido las narices en nuestras vidas, la Corporación debió solicitar de los grupos una colaboración económica que este año ha alcanzado los diez euros, lo cual no deja de ser barato en función del disfrute que esta genuina actividad genera entre los varios cientos de personas que suelen abarrotar el espacio destinado a la fiesta.

La afluencia de los pueblos comarcanos fue considerable, si tenemos en cuenta el número de vehículos aparcados en los alrededores de la plaza, que se puede comparar a la que habitualmente tiene lugar en los días más importantes de las fiestas patronales en el mes de agosto.

La calidad de las migas variaba en función de la receta utilizada y de la habilidad de los encargados de su elaboración.

Para que no haya decepciones entre nuestros lectores si se atreven a programar en su menú este plato, aquí va la receta infalible:

Por cada comensal, un vaso de harina recia, un vaso de agua y medio vaso de aceite de oliva. A esto hay que añadirle un buen ánimo, un buen brazo que no deje de mover la pasta y buen humor. El éxito es seguro.

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