AVENIDA DE DON NICASIO TOMÁS

Antes de la actual denominación, esta calle -que sólo cuenta con una alineación de casas en su costado norte, porque el sur da a terrenos muy por debajo de su nivel, ya en las orillas del río-, era conocida como “debajo las ventanas”, ya que ni siquiera se le decía “calle”. Se ha dicho que este nombre, que alude a ventanas, puede referirse a las del templo parroquial, incluidas las de su torre, que dan precisamente a este sitio. Hay que señalar que la iglesia estaba construida ya en 1555, bastante antes de que se levantase el pueblo actual a partir de la repoblación de 1591.

Hasta bien entrado el siglo XX, era sumamente estrecha, hasta el punto de que apenas podía transcurrir por ella un carruaje. Con el paso del tiempo -hay que recordar que durante décadas fue uno de los vertederos más considerables de la población- se fue rellenado gran parte de su flanco sur hasta conseguir la anchura que en la actualidad le conocemos. Todavía a mediados de los años cincuenta permanecía “activo” un urinario público, justamente en el punto en que esta calle arranca en la de la Iglesia. En los documentos que se refieren a este lugar, se menciona como “kiosko de necesidades”. Igualmente, en este espacio urbano se habían establecido varias casetas, en donde los carniceros y pescaderos del pueblo ofrecían sus artículos al vecindario.

Así lo acuerda el Consistorio, al frente del cual estaba don Victoriano Sánchez Heras como Alcalde:

Año de 1934. Negociado: Sanidad. EXPEDIENTE tramitado a virtud de proposición hecha por el Inspector Municipal Veterinario, Don Alfredo Puy Cerdó, para la construcción de casetas para la venta de pescado y carnes frescas.

Al Ayuntamiento:

Don Alfredo Puy Cerdó, Inspector Municipal Veterinario de esta Villa, ante esa Ilustre Corporación Municipal, con el debido respeto expone:

Que la experiencia propia de una parte, y de otra, las repetidas propuestas de este vecindario, sobre el abandono y completa desorganización que padecemos en lo referente a la venta pública de carnes y pescados, obligan al que suscribe a formular no una simple propuesta, que pudiera dar inocente satisfacción al cumplimiento del deber, sino a proponer a ese Concejo aquellas medidas de urgente realización que impidan, de un modo definitivo, la continuación por más tiempo de ese estado anárquico en la venta pública de un importante grupo de sustancias alimenticias, estado del que sólo puede beneficiarse algún traficante de mala fe, pero con evidente perjuicio para la salud pública y con la inevitable infracción de las reglas elementales de la higiene que las Autoridades deben guardar y hacer cumplir por todos los medios.

Ya podrá deducir ese Ilustre Cabildo la relativa facilidad con que se puede burlar en la actualidad la estrecha vigilancia sanitaria sobre producción y venta de carnes, hasta el punto de que la rigurosa inspección que se practica en el Matadero queda completamente desvirtuada, ya que una vez faenadas las reses, quedan en poder de los respectivos carniceros, los que convierten sus casas en verdaderos depósitos de carnes sin garantías de higiene y lo que es peor, sin garantías de salubridad, ya que la venta en sus propias casas se presta a toda clase de manipulaciones y sofisticaciones que el Veterinario difícilmente puede descubrir, ya que su misión no es policíaca, sino sanitaria.

Por todo lo cual, el abajo firmante propone a esa Corporación abordar las siguientes medidas:

1ª Inmediata ejecución de un grupo de CASETAS en sitio céntrico y adecuado, cuya única finalidad será la de arrendarlas por días y a precios módicos a aquellos individuos debidamente autorizados para la venta de toda clase de pescados y carnes en estado fresco.

2ª Que cada una de las casetas esté provista independientemente de una habitación subterránea que en verano haría el oficio de cámara frigorífica y en todos los tiempos de dependencia de ampliación de cada caseta.

3ª Que una vez construidas las referidas caseta, se obligue terminantemente a los carniceros a que realicen sus ventas en las mismas; a cuyo efecto, las reses que se sacrifiquen diariamente en el Matadero serán transportadas a las preferidas casetas, quedando prohibida radicalmente la venta de la carne en casa de los carniceros ni en la plaza pública, sitio este último en el que convierte la carne en un verdadero receptáculo de las inmundicias del aire y de los insectos, especialmente de las temibles moscas.

4ª Que cada una de las aludidas casetas esté provista de dos llaves, una de las cuales tendrá el carnicero respectivo, quedando otra en el Ayuntamiento a disposición del Inspector Municipal Veterinario. Galera, a 2 de agosto de 1934.”

El trazado de esta calle, que discurre de este a oeste, se inicia en su intersección con la calle Iglesia y concluye precisamente en el inicio de la calle Cosme Izquierdo. En su recorrido, ligeramente curvo, arrancan las calles ya citadas más la del Padre Manjón y la de San Marcos.

Durante un tiempo, era el lugar en donde se materializa el mercado de animales, concretamente los cerdos, que se adquirían en los meses de marzo y abril aproximadamente para su engorde hasta final de año, en que tenían lugar las matanzas domiciliarias.

En los primeros años noventa de la anterior centuria, se adecentó su borde norte con la construcción de una acera y una barandilla sobre la terrera. Unos años más adelante, el Ayuntamiento que presidía don Jesús Fernández Fernández, acordó cambiarle su nombre tradicional por el de uno de los personajes más importantes que ha nacido en Galera: Don Nicasio Tomás.

Una vez más echamos mano al libro GALERA. TREINTA Y CINCO SIGLOS DE HISTORIA, de donde recogemos la biografía de este galerino ilustre:

APÉNDICE XVI

DON NICASIO TOMÁS, EL PAISANO DESCONOCIDO. Jesús Fernández Fernández

Mediado el siglo XVIII, con la política realista de los Borbones y las ideas de la Ilustración, conoce la Villa de Galera una época de prosperidad económica, acelerada en el Reinado del Tercero de los Carlos.

Hacia el último tercio de citado siglo, hay varias familias con labores agrícolas suficientes que les producen holgadas rentas, lo que, unido a la circunstancia de contar con clérigos entre sus miembros, hace que florezca la cultura como acrecentamiento noble de estos patrimonios.

Fueron sus padres don Marcelino Tomás y Dª Estefanía García, de la clase acomodada de la Villa y solamente tuvo un hermano, llamado Justo. Nació en Galera en 1773 ó 1774 (dato que comprobamos por la Partida de Defunción, que dice fallecióde sesenta y seis años” en 1840). Partida de Nacimiento no tenemos. De su niñez y adolescencia no conocemos pormenores.

En su juventud fue colegial del Colegio-Seminario de San Fulgencio, de Murcia, y profesor del mismo. En el Libro de Grados aparece:Nicasio Tomás, Galera (Guadix). Derecho Civil, 26-5-1792’. También figura Andrés García Bustamante, Galera (Guadix). Filosofía, 30-5-1792’. El mismo, Graduado en Leyes, 11-5-1795. Además, está Joaquín García Mellado, de Orce, Graduado en Leyes, 9-5-1795.

Don Nicasio Tomás en 1803 sabemos que era Presbítero y ejercía su ministerio en Murcia.

Después pasa a prestar servicios a la Diócesis de Toledo, desempeñando el cargo de Vicario Foráneo y Visitador eclesiástico de la vicaría de Alcaraz (Albacete). Su buena formación canónica y jurídica y la gran estima que le tenía el Arzobispo-Cardenal Borbón lo llevaron a la curia de Toledo en noviembre de 1808 con el cargo de oficial mayor (o prosecretario) de la Secretaría de Cámara y Gobierno, de la que era Secretario Rafael Antón de la Encina. En diciembre de 1808 el Arzobispo se vio obligado a salir de Toledo, por la cercanía de las tropas francesas a la ciudad, y se fue a Cádiz. Con él marchó Nicasio Tomás, ya en calidad de Secretario de Cámara, pues el titular quedó en Toledo. Vuelto el cardenal a la ciudad del Tajo, Nicasio Tomás fue cesado en junio de 1814 como tal Secretario de Cámara. Le había servido en los cinco años más difíciles de 629 su pontificado, en los que, además, fue Presidente de la Regencia del Reino y, desde su talante liberal, sancionó todos los decretos de reforma (abolición del Tribunal de la Inquisición, reforma de religiosos, etc.), juró la Constitución de 1812 y le pidió a su sobrino Fernando VII que lo hiciera. No obstante todo esto, había gobernado su diócesis a distancia.

Este Cardenal representó -por propia voluntad o arrastrado por sus consejeros- al minoritario círculo del clero español que, en aquellos años, se atrevió a empujar reformas políticas y eclesiásticas frente al talante absolutista del Rey y de la inmensa mayoría del clero, que se resistía a la desunión trono-altar. Nicasio Tomás pertenecía a esa minoría y sufrió, por ello, las pertinentes represalias.

Entre 1814 y 1820 sufrió un alejamiento de cargos en la curia toledana, pero siguió fiel al Cardenal, confortándolo en tan aciaga situación. En el Trienio Liberal fue rehabilitado y, ya en 1821, fue nombrado por Borbón Vicario Foráneo de Madrid.

Paralelamente desarrolla una actividad política de gran patriotismo, dentro de las ideas liberales nacidas por aquellas calendas, lo que, junto a su valía y mérito personales, hace que sea el Diputado a Cortes por nuestra provincia de Granada que obtenga mayor número de votos en las elecciones de 3 de diciembre de 1821 para la legislatura de 1821-23. En esa candidatura salió electo, también, nuestro paisano don Andrés María García Bustamante, como suplente.

En el Congreso de los Diputados formó parte de varias comisiones (de Etiqueta, de Salud Pública, Especial de Legislación, para presentar a S.M. el decreto sobre conspiradores contra el sistema constitucional, para felicitar a S.M. en el día de Reyes, mensaje a S.M. con motivo de las notas de varias potencias). Y en la sesión de 6 de julio de 1823, en Cádiz, fue elegido Vicepresidente de las Cortes. El periodista anónimo autor deCondiciones y Semblanzas de los Sres. Diputados a Cortes para los años de 1822 y 1823’, hace el siguiente juicio de él:

Tomás: Vicario de Madrid. Carácter versátil. Incapaz de fijarse nunca. En medio de su versatilidad, se ha unido a los amigos del orden’

Los Cien Mil Hijos de San Luis terminaron con estas Cortes, comenzando la Década Ominosa y contra don Nicasio y los demás diputados que votaron la sesión del 11 de junio de 1823, por la que se nombraba una Regencia y se suspendían los Reales derechos y Soberanía de S.M., se dio orden de arresto y secuestro de sus bienes.

Pasó estos años escondido entre su cortijo y contadas casas del pueblo, hurtándose a los ‘migueletes’, que venían frecuentemente en su busca.

En 1834 le alcanza la segunda amnistía de la Reina regente y Gobernadora, que firma su correligionario y paisano granadino Francisco Martínez de la Rosa. En 1840 es nombrado representante del Ayuntamiento Constitucional de Galera en Granada.

Falleció el día 10 de junio de ese mismo año en Galera y fue enterrado en la cripta de la iglesia parroquial, destinada a los sacerdotes. Tenía sesenta y seis años de edad.

Conocemos algunas de sus intervenciones en las Cortes.

Referente a Hacienda, defiende los intereses de la Villa de Madrid con motivo de un presupuesto de obras y para que no cese la ocupación de brazos. Se opone a la disolución de la comunidad del Monasterio de Guadalupe, en la que matiza competencias y previene sobre informaciones sin comprobar. Por alusiones anticlericales sale en defensa de los eclesiásticos con estas palabras:

Los eclesiásticos, aunque seamos muchos malos, hay muchísimos muy buenos, así por sus costumbres como por su amor a la Constitución y aun muchos han sido fundadores de la misma’

Y en otra ocasión, discutiéndose el Arreglo del Clero, dice:

… aun hago otra protesta y es que el sacerdote que aconseje a un fiel cristiano a que tome las armas y ataque a la potestad temporal por causa de la religión, siempre lo tendré por un malvado y no por un ministro de Jesucristo, pues la doctrina de éste no se debe sostener con las armas, ni se predica matando, sino obedeciendo a las autoridades temporales’

Esto lo decía en 11 de febrero de 1823, cuando no existían Estados antirreligiosos.

Ante las amenazas de la intervención armada extranjera en España, manifiesta su fogoso patriotismo con entusiásticas palabras como éstas:

… yo confieso que me río de los cien mil franceses, porque tengo mi ánimo preparado para recibir a las cuatro grandes potencias que se han atrevido a insultarnos; sí, señor, no es bravata: no tengo más que una vida y la perderé defendiendo el honor de la Nación… confieso que diez o doce mil franceses que se acercasen a la capital causarían una alarma, pero no creo que cuatrocientos mil sean bastantes para dominar la Nación española; y esto no se tenga por bravata, porque hemos visto que Napoleón no lo pudo conseguir con mayores esfuerzos’

A los pocos meses se consumó esta invasión, siendo víctima el propio don Nicasio y la nación española, que sufrió un parón en su progreso.

Tenía un mediano patrimonio: Cuarenta fanegas de tierra en el pago de los Villares y quince en otros de Galera. En 1817 construye una casa de labor en sus fincas de los Villares (Cortijo de don Nicasio), que ha ido perdiendo esta denominación y tomando la de los sucesivos propietarios.

Amplió el cultivo de la vid en el citado paraje de nuestro Término, que fue seguido por los demás agricultores, dando como fruto los mejores vinos de la Villa.

Tan desconocido ha sido de sus paisanos que, incluso sus familiares más cercanos ignoraban los cargos que ejerció.

En 1979 se le dedicó en su pueblo natal una calle: Avenida de don Nicasio Tomás”

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