El 17 de noviembre de este histórico año se recibe en Galera la instrucción por la cual se regulan las celebraciones que tendrán lugar con motivo de la publicación de la primera Constitución, la de Cádiz, cuya duración será de dos días, 21 y 22 de ese mismo mes. Las normas se cumplen escrupulosamente, según el acta que se conserva en el Archivo Histórico Municipal:

“En la villa de Galera, a veintiún días del mes de noviembre de mil ochocientos y doce años, a hora que son como las dos de la tarde, yo el escribano doy fe que en cumplimiento de las Reales Órdenes (ilegible) y en su virtud he proveído estando adornadas las Salas Capitulares y plaza pública en donde se halla con decentes colgaduras un solio en el balcón de las mismas Salas, después de haber anunciado con repiques de campanas y salvas de escopetería un feliz anuncio reunidos los dos señores alcaldes ordinarios de ella con el cabildo, escribano, todas las personas decentes del pueblo y las demás de espectadores, salieron todos reunidos de dichas Salas Capitulares y se dirigieron escoltados por la partida de los doce milicianos honrados de esta villa con su comandante, divididos en vanguardia y retaguardia a las casas del señor don Felipe Martínez Ruiz, alcalde presidente, en donde entraron y por su señor compañero don Justo Antonio Tomás (ilegible) el retrato de nuestro amado rey el señor don Fernando VII y al descubrirlo dichos escopeteros que le sacaron a la calle hicieron una salva general y se condució (sic) a dichas Salas Capitulares, en donde al entrar le hizo otra salva y tomando dicho presidente la Real Constitución que estaba colocada en una mesa, la besó, puso sobre su cabeza y vuelta a besar se la puso al cuello con una decente atadura que para el caso se le puso y todos la encaminaron a la iglesia, en donde se celebraron unas solemnes Vísperas del Espíritu Santo, con el retrato colocado bajo el dosel derecho del altar mayor, la Real Constitución en una (ilegible) mesa. Y concluidas las Vísperas cada uno de los señores alcaldes recibió el sagrado encargo que en sus manos le habían puesto con todo respeto y ceremonias y todos reunidos se restituyeron a las mismas Salas y se colocó el retrato bajo el dosel y proclamando a esto todas las autoridades con el pueblo a nuestro rey don Fernando VII, al Supremo Consejo de Regencia, al Augusto Congreso de las Cortes Generales y a los libertadores de la Patria. En seguida se colocaron las autoridades por su orden en el tablado formado al pie del dosel con las personas decentes del pueblo que cupieron, y por don Andrés María García, abogado, se arengó al Pueblo con arreglo al caso y después procedió a la lectura a la letra de verbo ad verbum de la Real Constitución, a la que el pueblo prestó todo silencio y respeto. Concluida, volvió a arengar dicho letrado, dando gracias a la Divina Providencia por haber libertado este suelo de las huestes enemigas y concluyó con los mismos vivas y aclamaciones con que se dio principio; finalizando este acto que ya era de noche, la Real Constitución se colocó en las mismas Salas a los pies del retrato en una mesa y a cada lado un escopetero que harían la guardia y se remudaban todas las horas en forma de tropas. Al principio de dicho acto las salvas y el repique general eran los anuncios de cada uno y los mismos en su conclusión. A las ocho de la noche hubo repique general de campanas, salvas e iluminación general, fuegos artificiales y la música de la iglesia de la ciudad de Huéscar, que al caso se hizo venir. Lo cual concluyó después de las diez de la noche…”