Invasión napoleónica. En esta fecha llega una comunicación procedente del Comisario de Guerra de Baza el cual ordena a los Justicia y Regimiento de la villa que acaten lo dispuesto por Su Excelencia el mariscal duque de Dalmacia. Éste ordena secuestrar todos los bienes sitios, muebles, rentas, censos, capitales, créditos y cualquier otra cosa que pertenezca a individuos con domicilio en Cádiz o la isla de León, e incluso establecimientos públicos en la villa que puedan ser dichas ciudades. Está claro que se pretende con esta orden fustigar a quienes se han resistido en aquellos lugares y están ofreciendo más dificultades de las que hasta ahora habían encontrado las tropas napoleónicas. Al día siguiente una nueva misiva de Baza, esta vez del Jefe Interino del Estado Mayor de la “Avanguardia”, en la que comunica las órdenes emanadas del general Milhaud consistentes en el control de aquellos individuos acusados de delitos o simplemente sospechosos que pudieren comprometer la tranquilidad pública. Es ésta una manera de comunicar a los vecinos quién es el que manda ahora en los destinos de España. Aunque sea usando una demagógica excusa bajo la cual proteger al vecindario.