En virtud de la desamortización de Mendizabal, el Estado desposee al Ayuntamiento de Galera del Llano del Tollo y lo pone a la venta, adquiriéndolo don Fernando Dueñas, vecino de Huéscar. El asunto cae muy mal en el Consistorio, que inicia un prolongado pelito para impedir dicha venta.

La calma parece haber dado una tregua a los regidores en estos años, puesto que no sabemos nada del asunto hasta que el 11 de diciembre de 1859 pone sobre aviso a los gestores municipales puesto que, según las disposiciones que rigen sobre desamortización civil, se tienen noticias oficiales sobre la venta del Llano del Tollo y la Cuesta de Casares como montes de atochar. La conclusión de la reunión del Ayuntamiento se orientó a impedir la venta de ambas fincas, que hasta ahora eran propiedad del pueblo. No estaría muy clara la cosa cuando, el 5 de febrero del año siguiente, se acuerda recurrir al rey para conservar tanto la una como la otra finca. Pero o llegaron tarde las reclamaciones o no se les hizo caso alguno. El 19 de agosto de ese mismo año, el alcalde, creemos que haciendo de tripas corazón, por orden de la Administración Principal del Estado de la provincia, ha de darle posesión del Llano del Tollo y la Cuesta de Casares al vecino de Huéscar don Fernando Dueñas. Agarrándose a un clavo ardiendo, los concejales protestan argumentando que aún no se les ha respondido a su reclamación ni tampoco la que se ha cursado por el propio Gobernador, favorable a la reclamación del pueblo. El 26 de agosto el Gobernador manda iniciar otro expediente para la venta de las fincas. El 2 de septiembre el alcalde comunica al Pleno que no se ha podido conseguir la pretensión y que por orden de la Administración de Propios del Estado hay que dar posesión de las tierras al señor Dueñas.