GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 96)
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Efemérides del 10/11/1569
Sublevación de los moriscos de Galera aprovechando la confianza que tenían con la guarnición de unos quince soldados destinados en la villa. Esta confianza fue la que aprovecharon los rebeldes para iniciar sus acciones en contra de los cristianos. El plan consistió en esperar a que la mañana del día diez de noviembre subiesen los soldados como lo tenían por costumbre e ir degollándolos uno por uno. Un imprevisto, sin embargo, estuvo a punto de dar al traste con la trama.
Cuenta D. Marcelino Fernández que uno de estos soldados, llamado Alfonso Sánchez, “tenía especial amistad con una mora”, cuyo nombre igualmente ha llegado hasta nosotros, Xatifa. Ésta, enterada de los propósitos, se lo desveló al cristiano, quien no debió hacer demasiado caso porque ni siquiera lo comunicó a sus compañeros.
Y, efectivamente, en la mañana señalada, algunos de los componentes del destacamento fueron degollados y descuartizados, conforme fueron subiendo al pueblo a hacer sus compras.
La noticia del sangriento suceso fue llevada a los soldados restantes por un muchacho que escapó de la villa, dato este último que tiene semejanza con el narrado por Mármol, salvo el detalle de que el muchacho del que habla éste se había escapado de la población antes de producirse este ataque por sorpresa a los militares.
Un último episodio narra Fernández de los sucedidos en estos dos días en Galera.
Diego de Ávila, uno de los tres curas beneficiados que sabemos con que contaba la Parroquia, enterado de lo que había ocurrido, se encierra con los supervivientes en la iglesia y se atrincheran en una de las habitaciones de la torre, la que “está debajo de las campanas… por tener buen cerrojo por la parte de adentro y la puerta estar toda forrada de hierro”. Antes, había consumido el Santísimo y había puesto a salvo el copón, los cálices y el resto de los ornamentos sagrados, que posteriormente fueron trasladados a Huéscar.