CALLE HACHO

No tenemos referencias de la primera utilización de este lugar como solar de asentamiento humano. Quizá se utilizase como tal a finales del siglo XIX, aunque no tenemos datos que lo confirmen.

Este paraje tampoco aparece citado en épocas muy antiguas, aunque ya en el siglo XIX lo vemos como lugar donde hay eras “de pan trillar”.

Su nombre también es una incógnita, aunque no es exclusivo de Galera como podría parecer. Se piensa que podría deberse al monte Hacho, en Ceuta, nombre traído por los diferentes soldados galerinos que en distintas épocas prestaron su servicio militar en aquella ciudad norteafricana, pero esto es únicamente una suposición. Y ello porque además del de Ceuta, en España hay varios montes llamados de esa forma. A saber: Álora, Antequera, Gaucín, Montejaque y Ronda (Málaga), Loja y Salobreña (Granada) y Olvera (Soria)

En cuanto a su significado, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua da las siguientes definiciones de la palabra:

1. m. Manojo de paja o esparto encendido para alumbrar.

2. m. Leño resinoso o bañado en materias resinosas, usado para alumbrar.

3. m. Geogr. Sitio elevado cerca de la costa, desde donde se descubre bien el mar y en el cual solían hacerse señales con fuego. El hacho de Ceuta.

4. m. germ. Hombre que roba o hurta.

En Galera, tal vez por contagio de la primera de las acepciones, un “hacho” es un manojo de paja o esparto atado a un palo en su extremo superior, que se clava en un terreno de cultivo para señalar la prohibición de entrar en él los ganados a pastar.

Volviendo a los datos históricos, ofrecemos en nuestro libro GALERA. TREINTA Y CINCO SIGLOS DE HISTORIA la siguiente información:

Muy pocos años después de esta epidemia (cólera morbo), el 28 de febrero de 1858, ‘a moción del Regidor Síndico se trató de que intrusamente se están haciendo eras de pan trillar en el que fue cementerio en la época del cólera de 1834 y se acordó no se permita de ningún modo aprovechar este terreno religioso’. Pero no tendría demasiado efecto la prohibición cuando a los diecisiete años -13 de junio de 1875- también se queja el párroco al Ayuntamiento porque en el paraje del Hacho, ‘cementerio que fue en la época epidémica de 1834’, se están profanando las sepulturas del antiguo cementerio y le ruega que intervenga ‘para que no pueda abusar de él la codicia particular’”.

Este detalle de ser utilizado como cementerio en 1834, nos lleva a pensar en la ausencia de viviendas humanas en él hasta varias décadas después, como sugerimos al principio. Ello parece confirmarse en los Expedientes Posesorios pertenecientes al Archivo Histórico del Juzgado de Paz, en algunos de los cuales (1887 y siguientes hasta 1939) se cita el Hacho como lugar destinado a eras, alguna de ellas con chozón.

Por lo que se refiere a las viviendas, al tratarse de un cerro, la urbanización no es la habitual en una calle, sino que las cuevas y las construcciones se diseminan de manera anárquica, alternando con las eras que aún persisten.

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