TRABAJOS REALIZADOS EN LA NECRÓPOLI CON ANTERIORIDAD A LA CAMPAÑA OFICIAL DE 19181

Artículo de Molina y Carrasco en Mundo Gráfico. 1917 Urnas y cistas funerariss. Museo de Galera

CAPITULO VII

Después de obtenido el permiso por la Junta de Excavaciones y Antigüedades, el concesionario, asociado al señor Marqués de Cerralbo (el ilustre maestro de la arqueología del Alto Jalón, el que después de costear de su peculio sinnúmero de excavaciones propias, para luego donar al Estado lo que halla y estudia, como un verdadero Mecenas, subvenciona otros trabajos; fuera del radio de acción de sus investigaciones), prosiguió la exploración de la necrópoli, especialmente en la zona tercera, requisando los lugares de las otras zonas profanadas por los naturales del país con anterioridad a esa nueva campaña.

Pero he aquí que, con fecha 1º de agosto de 1917, en el Mundo Gráfico publicóse un artículo referente a los hallazgos arqueológicos de Galera con el título Un interesante descubrimiento en Granada, debido a las plumas de don Juan Molina Romero y del joven doctor en medicina señor Carrasco, del cual se hizo eco y copió los fotograbados el señor Valladar en su revista de Granada La Alhambra, números 463 a 467. En esta última se aludía a las adquisiciones del restaurador belga, y como quiera que este asunto afectaba directamente al concesionario, por el hecho de que: en sus trabajos estaba asociado otro colaborador y pudiera poner en entredicho la honorabilidad del primero, creyó preciso éste, para aclarar el asunto, escribir varios artículos, uno de los cuales no tuvo a bien publicarlo el director de La Alhambra, y sí otro, en el número 471, correspondiente al mes de noviembre del mismo año, como a la vez insertaba un tercero el periódico Heraldo de los Vélez, con fecha del 28 de agosto, sin que hasta el presente haya tenido que hacer el aludido restaurador la más pequeña rectificación.

Convencido el concesionario de que la empresa que iba a llevar a cabo era superior a sus fuerzas y medios económicos, y dando prueba de una liberalidad científica digna de encomio, ofreció la continuación de las excavaciones de esta necrópoli al Estado, aceptando éste, por Real orden de fecha 12 de abril de 1918, y designando a la vez un delegado director, que, juntamente con el concesionario, firma esta Memoria.

Ahora tenemos que hacer constar firmemente que, cuando fuimos a empezar la campaña oficial, vimos con sumo disgusto que la devastación de la necrópoli habría seguido en auge y que nuestra misión iba a ceñirse a salvar los últimos restos de ella.

Inútiles fueron las exhortaciones a las autoridades por los centros superiores; y al igual que en las excavaciones oficiales del santuario ibérico de Despeñaperros, algunas de esas autoridades, bajo cuya custodia estaban las reliquias arqueológicas, dieron ejemplo de claudicar, dándose el caso peregrino, en Galera, de que uno de esos individuos, después de extraer clandestinamente algunas urnas cinerarias, pareciéndole poco rica su ornamentación, trazó en una de ellas infantiles dibujos en color, pero con algún acierto y refinada malicia, pues abrigaba el propósito de ofrecérnosla para su compra. Mientras el pueblo siga con su incultura y carezca del civismo que se le debe inculcar, casos como los precedentes se repetirán a menudo y servirán de baldón a nuestra Patria.

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