GALERA TREINTA Y CINCO SIGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 27)

IX. EDAD MEDIA

VII.9. EL TEMPLO PARROQUIAL

Nuevamente hemos de lamentar la falta de apoyo documental al referirnos a la construcción del templo parroquial de Galera.

Al traslado a Huéscar -y la casi segura desaparición posterior- de toda la documentación original a que alude don Marcelino Fernández de las escribanías1, hay que añadir la destrucción que sufrió el Archivo Parroquial en 1936, donde se habría guardado una importante colección de documentos, entre los cuales estarían los referentes a la edificación de la fábrica del templo, como es costumbre en estos casos. Por otro lado, a diferencia de lo que ocurre con otras Parroquias de la diócesis muy cercanas a Guadix, las de nuestra comarca no enviaban a la cabecera demasiada documentación. Ello hubiese hecho que gran parte de la información se hubiese salvado. En años posteriores los archivos han sufrido pérdidas de documentos. Por lo tanto, todo lo que se puede decir hasta ahora de la iglesia parroquial de Galera -que es bien poco- proviene de fuentes secundarias o terciarias.

Don Marcelino Fernández narra que, con motivo de la Bula de erección de iglesias en los nuevos territorios conquistados -21 de mayo de 1492- “… determinaron en la Villa de Galera, con parecer de don Enrique Enríquez, señor de dicha Villa, fabricar una iglesia de cantería de bastante fortaleza en un sitio llano que hay al poniente, fuera del cerro2…Por aquel tiempo levantaron la torre de la iglesia del tamaño de cuatro cuerpos de alta, con ocho ventanas para las campanas, y un pedazo del cuerpo de la iglesia de bastante capacidad y altura, también de piedra de cantería. Y en la torre, por el viento que mira a el sol saliente, están grabadas las armas de don Enrique Enríquez, señor de dicha Villa, y por la parte del mediodía se miran las armas del Gran Cardenal-Arzobispo de Toledo, con una faja que las circunda y la inscripción siguiente: SI COMPATIMUR ET GLORIFICAMUR. Y en el escudo dos castillos y cuatro leones en los cuatro costados y encima del escudo una cruz con una Corona de espinas sirviéndole de pabellón el capelo y por orla del escudo los cordones con borlas.”

En primer lugar, hay que señalar antes de nada que la planta de la iglesia debió de ser la misma que conocemos en la actualidad, excepción hecha de la capilla en donde se aloja actualmente la imagen del Stmo. Cristo de la Expiración, la llamada capilla de las Ánimas y la capilla lateral, que son construcciones posteriores, de las que se hablará en su momento.

Los dos escudos que se mencionan son los que conocemos en la actualidad. El primero se mantiene intacto, mientras que el segundo de ellos fue destruido en su parte inferior para colocar en ese lugar un reloj mecánico en el siglo XVIII. Nada más se conoce, hasta ahora, sobre la construcción de este edificio. Sin embargo, gracias a las investigaciones de Jesús Rubio Lapaz3, sabemos bastantes detalles de la biografía del autor de sus trazas (lo que en la actualidad denominamos como “proyecto”) y, con casi absoluta certeza, de su ejecución

Se trata de Rodrigo de Gibaja, cuyo verdadero nombre era Rodrigo Amador Navarro, nacido en Gibaja, actual provincia de Santander, en torno a 1504.

Siguiendo una costumbre de aquella región, Gibaja aprende el oficio de cantero, como una especialidad de la construcción. Pero no sólo ejerce dicha especialidad, sino que se atreve con encargos de mucha más envergadura recién pasada la frontera de los treinta años, como veremos más adelante.

Por las circunstancias históricas que venimos explicando, el horizonte más prometedor para cualquier profesional de la construcción en toda la península Ibérica era el antiguo Reino de Granada, recién conquistado y en plena efervescencia de obras de todo tipo.

La primera noticia que de él se tiene es que se le adjudican las obras de la capilla mayor de la iglesia de Baza en 1534, figurando en el padrón de vecinos de esta ciudad en ese mismo año. Estas obras debía supervisarlas una vez al año Diego de Siloé, autor de los planos.

En 1537 consta que interviene en la reparación de una parte de la muralla de Baza y el año siguiente lo vemos enfrascado en las obras de las iglesia de Santa María, de Quesada y en la de La Iruela (Jaén)

En ese mismo año de 1538, concretamente el 29 de abril, presenta las trazas para la edificación de la capilla mayor de la iglesia de la Puebla de don Fadrique, que se había iniciado en 1536. Además de diseñar el proyecto, Gibaja pretende llevarlo a cabo y participa en la puja, sin conseguir su propósito.

En 1540 figura en un pleito que mantiene la iglesia de Baza con el Monasterio de San Jerónimo a causa de las obras que había ejecutado Gibaja en la primera. Para aprovisionar de piedra a los canteros, ésta era llevada desde Bácor hasta la obra, pasando sin permiso por las tierras del monasterio. Los monjes, con ánimo de impedirlo, levantan en el camino todo tipo de obstáculos que destruyen Gibaja y los canteros una noche, calificándolo como “enemigo capital del dicho monasterio e frayles de el”.

La ya ciudad de Huéscar lo cuenta entre sus vecinos en 1545, año en que se le ve relacionado con las obras de construcción de la Colegial de Santa María. El año de 1546 lo vemos nuevamente en Baza, donde diseña el proyecto para levantar la capilla del convento de la Merced. Tiene tiempo en esta misma fecha de tasar las obras de cantería que se están realizando en la iglesia de Santiago, de Guadix y dirige la erección de su fachada.

La fama de magnífico profesional traspasa el área en que suele desarrollar su trabajo y lo llaman, en 1548, de Cehegín (Murcia) para redactar un proyecto de iglesia, que será la de la Magdalena.

Una de las obras que habían dispuesto los RRCC que habían de llevarse a cabo en Baza era el edificio de las Carnicerías. En 1548 lo vemos iniciar esta tarea, relacionada esta vez con la llamada arquitectura civil.

Y llega el año de 1555. Sabemos que concluye las obras de la iglesia parroquial de Galera. No hay más datos. Por lo menos que conozcamos. Ignoramos, por consiguiente, si su participación se limitó, como hemos ido viendo en otros casos, a la confección de las trazas o si también ejecutó su idea como maestro de obras y cantero. Dos años más adelante levanta el puente sobre el río en Zújar.

Después de haber residido en Baza, como se ha visto, y en Huéscar, ahora, en 1559, figura como vecino de Galera.

1568 va a ser testigo de uno de los capítulos más espectaculares de su vida. Este año, que debe estar aún empadronado en Galera, figura como propietario en La Alquería.

Por su relación con la iglesia y por su preparación técnica, pudo ser elegido como mayordomo de ella, junto con Alonso Marín. Rubio Lapaz transcribe este documento:

El señor provisor… mandaba e mando a Rodrigo de Gibaxa e Alonso Marin vecinos de esta billa de Galera, mayordomos que dicen ser de la dicha yglesia o al presente lo son que oy en todo el dia parezcan ante su merced a dar quenta de los bienes e haçienda de la dicha yglesia de esta billa de Galera lo qual hagan e cunplan en virtud de santa obediençia e so pena de excomunion…”

En diez dias de março notifique a Rodrigo de Xibaxa este mi contenido y respondio que el tiene dadas sus cuentas a los diputados y curas de la yglesia y el no tiene mas quentas que dar dequellas a las quales se refiere… estan en poder de Alonso Marin mayordomo que al presente es en un libro de la yglesia y que el no tiene noticia de las dichas quentas por que el remato cuentas con los susodichos y en el alcançe que fue hecho le pago a Miguel perez mayordomo que fue y parte él al dicho Alonso Marin y que en cuanto a lo que su señoria manda que vaya a dar las dichas quentas que a lo dicho se contiene por que en el dicho libro las hallara”

Lamentablemente, este libro al que se refiere no podremos consultarlo nunca porque desapareció -quizá para siempre- en los hechos de 1936 que hemos citado, con el resto de documentos que se guardaban en el Archivo Parroquial de Galera.

Esta es la segunda ocasión en que Gibaja da muestras de un carácter fuerte. Si se produjo o no la anunciada excomunión lo ignoramos también. Pero la seguridad con que el maestro de obras contesta a las demandas de presentar cuentas de la fábrica de la iglesia, está respaldada por un acuerdo de 1544 extensivo a todas las iglesias dependientes de la abadía de Baza.

El acuerdo consistía en que los mayordomos serían elegidos por los vecinos de las respetivas localidades, sin que el Obispo interviniese en sus nombramientos. Por ello no se arredra ante la amenaza y tal vez fuese éste el argumento que sirviera para que, como afirma Rubio Lapaz, le levantasen pronto la excomunión.

La última noticia que se tiene de él es en 1578 en que se le ve participando -si no se trata de un hijo suyo- en la construcción de la sacristía de San Jerónimo, una vez más en Baza.

1 Entiéndase por “escribanías” los archivos parroquial y municipal que hubiese en esos años.

2 Recordemos que en esta fecha Galera aún se halla en el cerro de la Virgen de la Cabeza.

3 Jesús Rubio Lapaz. ARTE E HISTORIA EN PUEBLA DE DON FADRIQUE. LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTA MARÍA. Diputación Provincial de Granada, 1993

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