El 19 de enero de 1868, por la falta de trabajo y estrechez de recursos de las clases pobres, unido a los altos precios de los artículos más necesarios e indispensables para la vida, los afectados exigían imperiosamente al Ayuntamiento que se les procurase algún alivio a los necesitados, proporcionando jornal a quienes que no lo tuviesen. Así se puede evitar que lleguen a perecer de hambre o de que, desesperados por los continuos padecimientos se entreguen a actos de violencia para procurarse el pan de sus familias. Como el Ayuntamiento carece de medios, el Procurador Síndico propone vender unos álamos del río de Castilléjar de propiedad municipal y el dinero obtenido emplearlo en dar trabajo arreglando caminos. La propuesta es aceptada.