CALLE REAL (ALTO, MEDIO Y BAJO)

No figura la calle del Real en el Catastro del Marqués de la Ensenada porque en esta fecha tal vez no hubiese viviendas en este paraje urbano de Galera. Una vez más nos tenemos que referir a la repoblación que experimentó no sólo Galera, sino varios pueblos de nuestra comarca, a mediados del siglo XIX con gentes procedentes del territorio almeriense que conocemos como “Levante”.

Establecido este barrio, ya que en realidad se trata de un barrio perfectamente definido e independiente de los contiguos a él, como pueden ser la Carretera antigua o el Collado.

Su nombre se debe a su proximidad con el lugar donde, con motivo del asedio a la Galera morisca de 1569-1570, acampó el ejército de don Juan de Austria. Por estar alojada en él una persona de la realeza como era don Juan, al lugar se le llama “el Real”.

En nuestro libro GALERA. TREINTA Y CINCO SIGLOS DE HISTORIA, puntualizamos lo siguiente con respecto al nombre de este barrio:

“… Nosotros, frente a la ubicación que da Hita para el campamento, ‘Alojose este dia el campo todo junto a un valle que tiene aquella tierra por la parte de tramontana, donde corre un río pequeño, señalando con ello el paraje conocido como ‘Camino de Huéscar’, nos inclinamos por la que menciona Mármol por los siguientes motivos: a) Hita, a partir de estos hechos precisamente, no es testigo directo de ellos, sino que se basa para su narración en el diario de Tomás Pérez de Hevia. Éste pudo haber situado vagamente el punto exacto elegido para acampar, de manera que es fácil confundir un valle -el que viene de Huéscar- con otro -el que viene de Orce- y ambos recorridos por ‘un río pequeño’. b) Mármol, que es testigo directo de lo que aquí narra, es más riguroso en su descripción. En ella puntualiza que ‘asentó el campo poco más arriba de donde el marqués de los Vélez había tenido el suyo, cubierto con un cerro que cae a la parte de levante cerca del río, y seguro de los tiros enemigos’. c) El cerro al que se refiere, como confirmación de que en sus cercanías estuvo el campamento, es El Real, cuya denominación alude a la parte de un campamento en donde se aloja un personaje de la realeza, como lo era don Juan de Austria…”

La diversificación oficial con que se denomina a esta calle, Alto, Medio y Bajo, responde a la configuración de las viviendas que lo constituyen. Efectivamente, ocupando toda la ladera del Poniente del cerro sobre el que se asienta, se extienden dos calles, ambas de trazado muy sinuoso, como corresponde a este tipo de orografía.

La primera, más corta, recorre casi toda la base de la colina hasta donde es posible excavar las cuevas de que se compone. Es el Real Bajo. La segunda, mucha más larga, arranca en el extremo Norte de la ladera y comienza a ascender hasta el extremo Sur de ésta, pasando por encima de la anterior, hasta llegar prácticamente hasta la cúspide del cerro en su parte meridional. El primer tramo de este circuito es Real Medio y el último, Real Alto.

Como apuntamos en el párrafo anterior, la práctica totalidad de las viviendas del barrio están excavadas en la roca que aflora en toda esta extensión, aunque igualmente en prácticamente todas los casos la vivienda se ha ampliado con construcciones adosadas a la cueva, aprovechando “la placeta” que suelen tener a su entrada.

En la actualidad el número de habitantes ha descendido considerablemente en comparación con décadas anteriores. Según el Censo de 1935, por ejemplo, el Real acogía a 75 familias, que sumaban 326 personas.

No podemos referirnos a este sector del pueblo sin hacer mención al importantísimo yacimiento que hay bajo el subsuelo de El Real, uno de los más importantes de la comarca y, desde luego, el más significativo del patrimonio arqueológico de Galera de entre los casi cincuenta de que dispone.

Conocido como tal ya desde el siglo XVIII, no es hasta principios del siglo XX cuando se empieza a conocer su enorme potencialidad cultural, gracias al descubrimiento por Juan Cabré y Federico de Motos, de la necrópolis ibérica, cementerio de los habitantes de la ciudad de Tútugi, que ocupaba precisamente todo este paraje y los que siguen hacia el Oeste hasta llegar a la Cañada de la Encantada al menos.

Entre 1961 y 1963, los arqueólogos Wilhelm Schüle y Manuel Pellicer están buscando están buscando “… el tránsito de la Edad del Bronce a la del Hierro, época hasta el momento poco conocida en Andalucía Alta…”1. En este tiempo tienen lugar cuatro campañas en el Real, además de las que se realizan en años posteriores en el Cerro de la Virgen de la Cabeza, de Orce, fruto de las cuales es esta afirmación firmada por Schüle en 1969: “… hasta el momento, en ningún otro punto del Mediterráneo Occidental tenemos una estratigrafía, probablemente completa, que vaya del eneolítico precampaniforme hasta los tiempos árabes y la conquista de Galera por don Juan de Austria”2.

O lo que es lo mismo, que entre el yacimiento de la Virgen de Orce y el del Real, se pueden estudiar cerca de 5.000 años de historia.

Pero ¿qué es lo que ofrece particularmente el Real?

Una vez más Pellicer y Schüle contestan a la pregunta que ellos se hacían en 1961 sobre el paso de la Edad del Bronce a tiempos ya históricos del Hierro en el último párrafo de su publicación de 1966 sobre este asunto: “… De todos estos problemas de este mundo del primer milenio, intentamos contribuir a su esclarecimiento en Andalucía oriental con las estratigrafías del Cerro del Real de Galera. Los diez niveles del corte IX, igual que los del corte VII, nos han definido el Bronce III o final, el impacto grecopúnico, el fenómeno ibérico y lo ibero-romano… que más bien hemos tratado de presentarlo como una documentación interesante por su rareza y objetividad de donde fluyen unas conclusiones evidentes.”3

1Excavaciones Arqueológicas en España. 12. El Cerro del Real. Galera (Granada). Memoria redactada por Manuel Pellicer y Wilhelm Schüle. 1962

2 Tartessos y sus problemas. V Symposium internacional de Prehistoria Peninsular. Jerez de la Frontera, 1969.

3 Excavaciones Arqueológicas en España. 52. El Cerro del Real (Galera, Granada). El Corte Estratigráfico IX. Madrid, 1966.

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