Se presenta en la villa don Luis Moreno, comandante de la Columna Volante y cabecilla de la partida que lleva su nombre, con su Escuadrón formado por unos ochenta jinetes. Las tensiones entre liberales y absolutistas han llegado a tal punto que estos últimos son favorecidos por la circunstancias y salen ganadores en el conflicto. Por el pueblo debieron correr, alternativamente, el júbilo y el espanto, según cada caso. Sin dar tiempo a nada, eran las nueve de la mañana, convoca a los miembros del Ayuntamiento y a los vecinos más decentes de la villa para dar cuenta de todo lo que recoge puntualmente la siguiente Acta:

«En la villa de Galera, a diecinueve de septiembre de mil ochocientos veintitrés, siendo como la hora de las nueve de la mañana de ella, se presentó en esta población el señor don Luis Moreno, comandante de la Columna Volante y Escuadrón que forma la Partida de su apellido, y dijo:Que teniendo noticias del estado miserable político en que se encuentra este vecindario por una facción que existe en ella de exaltados liberales, enemigos de Dios y su Religión Santísima, derrocadores de las facultades regias de nuestro amado Monarca, el Señor don Fernando VII, la que a pesar de las circunstancias que les manifiestan su impotencia, proclaman aún el infame y detestable apodo de Viva Riego, las pretendidas Cortes y el Muera la Religión Santa, nuestro Augusto Monarca, el Rey y Morillo, protegidos sin duda por la autoridad de su Justicia, pues aunque ésta mudaron sus individuos mejoraron en la especie de ellos por ser más sectarios constitucionales que los que habían dejado de ser… dejando de continuar en sus destinos a los dependientes y Secretario que lo son malvados en todas direcciones, y además que los vecinos honrados bajo sus firmas y responsabilidades afirman estas verdades, como la de que dicha mutación de Ayuntamiento fue sin la anuencia y concurso del señor cura propio¹. Por todas estas razones, habiendo reunido los Alcaldes y Regidores que de tal hacen², Silvestre Martínez, Mariano Pinteño, Cristóbal Malpica y Félix Martínez, se llamaron a la vista de los Reales Decretos y Órdenes de 9 y 17 de abril, de S.A.S. la Regencia por la cautividad de nuestro Monarca, los Libros Capitulares de los años precedentes al de ochocientos veinte y en curso del señor don Cristóbal García, Cura propio, la de su Escribano único público por S.M. y personas citadas, teniéndolo todo a la vista anular el actual Ayuntamiento por ilegal y no ser conforme a dichos decretos, por hallarse incursos en la Nota de afectos al abolido sistema, tolerante de sus secuaces, en la de no haber manifestado las órdenes que se han circulado en tiempo del legítimo Gobierno y continuar en sus mismas ideas y aun cobrando los mismos repartimientos que exigía el ex-Ayuntamiento anterior. En consideración a todo, y apareciendo que de los seis años que preceden al de veinte sólo resulta sin tacha para ser Alcalde don Romualdo de las Eras, que lo fue el del dieciocho, dichos señores Caballero Comandante y Cura Párroco, deseando el acierto, mandan el concurso de don Esteban Revelles, don Alejandro Romo y don José Manuel, presbítero, beneficiado y sacristán y don Juan Calatayud, personas íntegras y adictas a nuestro rey y Señor y habiendo consultado dichos señores de una conformidad, hacen elección de las personas que notoriamente han detestado el abolido Sistema en esta forma: Alcalde primero, don Nicolás Mellado Egea³; Alcalde segundo, dicho don Romualdo de las Eras; Regidor primero, don Gumersindo Romo; Regidor segundo, don Antonio Martínez Olivares y por único Procurador Síndico a don Miguel de Rosa Morales. En cuyo estado, no habiendo sido posible la comparecencia de las personas electas más que la de don Nicolás⁴, unánimemente dichos señores mandan se posesione a éste de tal Alcalde primero presidente de su Ayuntamiento, a quien le habilitan con la comisión de que vaya posesionando a los elegidos con toda brevedad en sus respectivos destinos y que el presente Escribano don Diego Albarracín Molina queda repuesto en todas las atribuciones que el Rey Nuestro señor le concedió de único del número y rentas de esta villa de Galera y la de Orce y de ambos Ayuntamientos o Cabildos, cual siempre lo fue⁵. En cumplimiento de ello ambos Alcaldes ilegítimos hacen entrega de sus respectivos bastones en el citado señor don Nicolás Mellado, el que para recibirlos ofrece no reconocer otra autoridad ni otro Rey y Señor que a nuestro legítimo Monarca, el señor don Fernando VII, defender la religión C.A.R. y no disimular ninguna secta contraria a ella, y en su consecuencia queda restituido el Ayuntamiento en la forma y manera que lo estaba antes del 9 de marzo de 1820…»