La celebración de la institución de la Eucaristía, en este Jueves Santo de 2017 en la parroquia de Galera, puso de manifiesto la sincera devoción que las gentes han heredado de sus mayores y siguen cultivando en los albores del siglo XXI.

Pese a las circunstancias, la participación de los feligreses fue muy notable en la calurosa tarde que deparó el tiempo atmosférico, los cuales llenaron casi totalmente los espacios disponibles de la venerable iglesia parroquial.

Una vez más, el genuino ceremonial de esta festividad, concretamente el Lavatorio de los pies y la reserva del Santísimo Sacramento en el Monumento, revistió características que hay que calificarlas de sencillez, a la vez que de una innegable solemnidad y autenticidad.

A la noche, como viene siendo desde siempre, tuvo lugar igualmente la Hora Santa, estructurada de una manera muy simple. Alternando las palabras de reflexión que iba leyendo el párroco, don Sebastián Robles, con las interpretaciones musicales de un pequeño coro, llenó la hora exacta que duró esta última parte del primero de los tres jueves del año “que relucen más que el sol”, el Jueves Santo.