GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 96)
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FECHA Y ANTECEDENTES ACERCA DEL DESCUBRIMIENTO DE LA CIUDAD IBÉRICA DE TÚTUGI Y DE SU NECRÓPOLI. LUGAR DE LAS RUINAS DE ESTA CIUDAD IBERORROMANA. RAZONES PARA TAL ATRIBUCIÓN. SITIO QUE OCUPA LA NECRÓPOLI IBÉRICA. ESTRUCTURA GEOLÓGICA DE AQUEL SUELO.
CAPITULO I
En los primeros días del mes de agosto de 1916, encontrándose uno de los dos que firman la presente Memoria (Motos) con el abate francés H. Breuil, en la región de Huéscar haciendo estudios de arte rupestre, existente en ciertas cuevas que habían descubierto cerca de la sierra de la Sagra, supieron que en la villa de Galera se estaban haciendo unas excavaciones, que por su originalidad traían alborotados a muchos habitantes de aquel pueblo, no tan sólo por los descubrimientos realizados sino por ser la iniciadora de estos trabajos una joven llamada Marta, que habita en una cueva inmediata al sitio de los hallazgos, la que con una fe y entusiasmo extraordinarios profetizaba se encontrarían abundantes y ricos tesoros en el sitio que ella designó, según las revelaciones y ensueños que en repetidas ocasiones había tenido.
Tales ensueños quiméricos arraigaron en la mente febril de la histérica joven, debido, sin duda alguna, a la presencia o afloramiento de algunos vestigios arquitectónicos en el lugar designado por ella, reveladores de subterráneos hallazgos, para lo que encontró ayuda en la codicia de varios incultos labriegos, que se presentaron ávidos a los trabajos de rebusca y excavación en dicho sitio, dirigidos siempre por ella. Ello dio lugar al descubrimiento de un suntuoso edificio romano, incluido dentro del perímetro de una ciudad iberorromana, y luego de su necrópoli, objeto de la presente Memoria.
Prescindamos de describir el viaje pintoresco y la serie de incidentes y molestias por las que hubieron de pasar cuando intentaron comprobar personalmente las fantásticas relaciones de los descubrimientos; tan sólo se hará presente el envío de una nota de esa visita, con calco de la inscripción hallada en dicho monumento, al director de la Real Academia de la Historia reverendo padre Fidel Fita, que agradeció el celo y actividad del comunicante1.
A primeros de octubre del mismo año volvió éste al sitio, encontrándolo todo en el mismo estado, pues las faenas veraniegas y el desencanto de sólo hallar materiales faltos de valor para aquellas gentes hicieron decaer mucho su ánimo y abandonar los trabajos con tanto ardor comenzados.
En esta segunda visita hiciéronse calicatas en varios parajes del cerro de las excavaciones de Marta, y pudo apreciarse, a pesar de las labores agrícolas que recubren toda la superficie de dicho cerro y han desfigurado el terreno, la existencia debajo de ellas de la cimentación de una vasta ciudad, constituida por restos de Viviendas en su mayor parte de carácter ibérico y en las que predomina la cerámica típica pintada sobre la de estilo romano.
Tras de haberse descubierto el asiento y carácter de la ciudad, fue nuevo objetivo hallar su necrópoli primitiva, la de carácter indígena y, por consiguiente, peculiar de nuestros predecesores, que indudablemente debería ser de relativa importancia, teniendo en cuenta la magnitud de las ruinas de su acrópoli, la situación geográfica que ocupaba y la riqueza del país.
En efecto: frente al cerro donde existió dicha acrópoli, y a que antes nos referimos, en dirección Norte y al otro lado de la vega, se comprobó, por fortuna, parte de ella.
Quédanos declarar que el sitio de la ciudad antigua se llama el Cerro del Real, que está contiguo al casco de la población moderna de Galera, y tan vecinos ambos, que únicamente los separa un vallecillo por el que desfila la carretera de Cúllar de Baza a Huéscar.