DESCRIPCIÓN, POR ORDEN GEOGRÁFICO, DE LAS SEPULTURAS DE LA NECRÓPOLI DE TÚTUGI Y DE SUS AJUARES RESPECTIVOS.

Lámina XIV

X

En las inmediaciones de la 5ª apreciamos el sitio donde se hizo una cremación funeraria, por la cantidad de restos de carbones y cenizas y de fragmentos de anforitas púnicas de vidrio polícromo, en parte derretidos, que aparecieron.

Sepultura 6ª.- En la colección Motos figuran de esta sepultura: Dos grandes vasijas de carácter púnico, de las que tienden a la forma ovoide, muy singulares, y con dos asas en el tercio superior, que miden 51 y 45 centímetros respectivamente. Cada una de ellas tiene su plato, que le sirve de tapadera. Consiste la singularidad de ambas piezas en que después de cocidas se pintaron de blanco, al engobe, según parece, y esta capa de color, muy poco firme, luego se repintó en rojo, formando pequeñas zonas, ya de postas, tercios de círculo, rombos y ajedrezados, meandros, zis-zás, postas en sentido diagonal, etc., etc., ya una grande, con motivos desaparecidos, que ocupaba poco más o menos el centro de la mayor de ambas vasijas. Además, un fragmento de otra vasija del mismo género y singularidades. Por último, una urna de tipo cilíndrico, algo cónico, con pinturas en rojo representando semicírculos, tercios de ellos, zis-zás, líneas circulares y una especie de plumero (lámina XVI-26), y otras cuatro urnitas, de las cuales dos estuvieron decoradas con líneas rojas paralelas, y son de tipo esférico; otra tiene forma de tulipa, y la cuarta es la reproducida en la misma lámina XVI, número 25.

El túmulo que ocupaba esta sepultura es uno de los de mayor prominencia y diámetro de esa zona de la necrópoli.

Sepulturas 7ª, 8ª y 9ª.- Excavadas por los rebuscadores de tesoros. Las dos primeras se hallan en una pequeña estribación que buza hacia el Norte; la otra, a unos diez metros de la 4, en dirección Sur.

Sepultura 10ª.- Se descubrió en una pequeña meseta que había en el centro de un diminuto talweg o repliegue de los terrenos y que se formó por erosiones pluviales. Estaría como a unos cuatro metros de distancia de las sepulturas 6 y 11, en dirección Sur. A causa de las denudaciones del terreno, permanecían los objetos del ajuar casi a flor de él, por lo que nos fue casi imposible determinar la forma del sepulcro.

Su ajuar se componía de una caja de piedra caliza blanda (véase lámina XIV-I), de 23 centímetros de altura por 23 y 33 de base; decoraba una faja, de unos milímetros de profundidad, el centro de las cuatro caras verticales, que a la vez se pintó de rojo, y también se

ven huellas de pinturas rojas en los bordes superiores. Esta caja se cubriría por un tablero de yeso, que sostiene una granada de piedra caliza, de siete centímetros de altura, y apareció -rota en tres fragmentos.

Otra caja de yeso hubo en el mismo enterramiento, de la que solamente recogimos una peanita o plinto de yeso, de 13 por ocho centímetros, que sirvió para sostener una figura de animal indeterminado, a la vez de yeso y pintado todo él de rojo; la longitud de esta escultura era de siete centímetros.

Entre los huesos humanos de la cajita de caliza se encontraron: dos piedras grabadas de cornerina, en las que se veían primorosamente tallados un Osiris, de tipo egipcio y un águila con una espiga; dos discos de hueso carbonizado, de dos centímetros y medio de diámetro; cuatro a modo de botones de pasta vítrea con líneas onduladas de colores blanco y amarillo; un disquito de mármol blanco; medio óvalo de yeso taladrado por el centro y un canto rodado de color rojizo que tenía un dibujo en el centro blanquecino, pero obra de la naturaleza, con aspecto de estilización humana, del tipo del neolítico.

Formaban parte, además, de este ajuar: una vasija de forma oval púnica, de 19 centímetros de altura; ocho urnas o cacharros de forma esférica, sin pintar desde 10 a 16 centímetros de altura; seis platos sin decorar, que servían de tapaderas a las vasijas, de tres modelos distintos, y de 10 a 18 centímetros de diámetro, y tres vasijas más, esféricas, que por su estado fragmentario tuvieron que abandonarse y una de ellas era de tipo cilíndrico.’

Dicha sepultura encerraría probablemente los restos, entre otros, de un guerrero, pues se vieron a la vez, en su ajuar, trozos informes de hierro y una lanza muy oxidada, pero completa, de 18 centímetros de longitud.

Todos los objetos reseñados anteriormente están en el Museo Arqueológico de Madrid. ,

Sepultura 11.- Con anterioridad a nuestra campaña oficial, el colono del cortijo de San Gregorio, que como hemos dicho se llama Blas, excavó gazaperamente esta sepultura, por cuya causa nos vimos precisados a excavarla de nuevo para hacer su estudio definitivo y confrontar los datos que su excavador había tenido a bien proporcionamos.

Nada ayudaba a presumir que en el lugar donde estuvo la cámara funeraria aún pudiese hallársela, porque su emplazamiento radica en la cumbre, por cierto muy estrecha, del crestón, por cuyo motivo y ser preciso que por ella se deslizara un ancho sendero, tenía rebajada la parte superior del túmulo, y éste tan desfigurado que apenas se vislumbraba su forma. La planta de la sepultura es un paralelogramo de 2,5 metros de lado, abierto en las margas yesíferas típicas del país. Las paredes del recinto por el lado Oeste eran poco resistentes y tuvieron que reforzarse por dentro con un murete de adobes cocidos al sol y quizá a la vez por un recio tablón, parte del cual aún descubrimos en el interior, protegiendo una urna y un kylix, únicas piezas que se hallaron enteras.

El ajuar se descubrió a la profundidad de 1,36 metros, y se componía (lámina XIV-2) de: Un oxybaphon de 28 centímetros de altura, que, juzgando por el estilo y arte de sus pinturas, que se destacan en rojo sobre fondo negro, es indudablemente importado de Grecia. La composición representa un adolescente desnudo galopando sobre un caballo y delante una ninfa alada con patera y jarro en las manos para obsequiar al jinete. Un kylix de 23 centímetros de diámetro máximo. Una gran vasija de barro indígena, con su plato por tapadera, toda pintada de rojo, siendo su altura 3o centímetros.

Otra vasija pintada con fajas de líneas finas en rojo: salió incompleta. Un plato de 28 centímetros de diámetro, todo él pintado, por el interior y exterior, con líneas circulares. Otro plato con apéndices planos que sirvieron de asas, sin pinturas; mide 21 centímetros de diámetro.

Una falcata fragmentada; punta de una lanza. y su regatón de hierro; un filete de caballo de camas rectas, de 21 centímetros, también de hierro; otro filete del mismo metal, cuyas camas presentan forma de media luna, mide 18 centímetros de abertura; una fíbula hispánica de seis centímetros de diámetro y restos de una placa de cinturón. (Colección Motos.)

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