AGRUPACIÓN MUSICAL ALLEGRO GALERA - CONCIERTO DE SANTA CECILIA - 2024
- 2 días atrás
- https://youtu.be/nVblnnIh07E
CENTENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE LA NECRÓPOLIS DE TÚTUGI
Uno de los yacimientos arqueológicos más emblemáticos del casi medio centenar que están documentados en el término municipal de Galera es la necrópolis donde enterraban los restos de los habitantes de la ciudad ibérica Tútugi, establecida esta última en el hoy denominado cerro de “El Real”.
Se trata del área más extensa de todo el territorio español dedicada a estos fines funerarios, a lo cual acompaña ser una de las que muestran las tumbas más sobresalientes de aquella época. Alguno de los más eminentes estudiosos de esta cultura no duda en calificar dichas estructuras como “tumbas principescas”.
El descubrimiento, excavación y posterior publicación de la correspondiente Memoria en 1920, contribuyó a un considerable conocimiento de la Cultura Ibérica. El reconocimiento oficial a estos méritos llegó en 1931, cuando fue declarada toda el área como Monumento histórico-artístico de carácter nacional.
Pero esta historia comienza unos años antes, concretamente en agosto de 1916, aunque tal vez habría que situarse en 1915, si hemos de hacer caso a las palabras que escribe don Federico de Motos Sánchez, uno de los arqueólogos que la excava. En una carta fechada el 5 de agosto de 1918, dirigida al Director de la Sociedad Minera de Almagrera, manifiesta lo siguiente: “En un viage (sic) que hice por Galera hace tres años, llamó mi atención unos sitios (sic) en los que encontré trozos de cerámica ibérica; volví de nuevo al sitio haciendo ligeras excavaciones con buen resultado…”.
Lo cierto es que en la primera fecha referida -que es la que está documentada- tenía lugar en Galera un considerable revuelo porque una de sus jóvenes vecinas -Marta- decía haber soñado un tesoro en las inmediaciones de su cueva, excavada en la ladera suroccidental de “El Real”1. Por lo que parece, la promesa del hallazgo de grandes riquezas subterráneas en algún lugar de la colina había animado no sólo a la familia de esta joven, sino que poco a poco se había ido sumando a ella un buen número de “tesoreros” y estaban rebuscando en el subsuelo hasta dar lugar al “descubrimiento de un suntuoso edificio romano, incluido dentro del perímetro de una ciudad iberorromana, y luego de su necrópoli…”
En esos días se encontraban en Huéscar, estudiando las pinturas de la “Piedra del Letrero”, el abate Henri Breuil -famoso arqueólogo francés, posteriormente convertido en la máxima autoridad en la especialidad de pinturas parietales- y el investigador, natural de Vélez Blanco, Federico de Motos. La noticia de los “tesoros” de Galera debía de haber levantado expectación incluso a nivel comarcal, por lo que llegó a oídos de estos científicos, quienes decidieron visitar Galera.
El viaje no fue en balde. Puestos en contacto con las autoridades de la villa, fueron informados de lo que estaba sucediendo y giraron una visita a los lugares donde estaba oculto, presumiblemente, el tesoro. Lo que comprobaron fue que estaban ante un extenso poblado de filiación íbero-romana prácticamente intacto.
Aunque el adjetivo “intacto” tal vez no sea el más adecuado para calificar el estado de los lugares que conocieron. En la Memoria que escribirían años más tarde, incorporan el siguiente fragmento:
“…cual reguero de pólvora prendió el fuego de rebuscas en los naturales del país, y los mayormente contagiados de esta antigua monomanía fueron en este caso las mujeres las cuales, dando principio ellas mismas a los trabajos, arrastraron tras de sí a los varones de sus familias y luego a todo el pueblo del campo en masa.
De las primeras contaminadas de la dolencia de la Marta fueron la mujer e hijas del colono del cortijo de San Gregorio, edificio situado en el corazón de la zona I de la necrópoli, como se precisa en el plano general que publicamos (lámina I). Ellas se dieron a excavar en un montículo inmediato a su casa. Bien pronto animáronse con las rebuscas, al ver que hallaban tierra afable, como si estuviese removida, y su asombro no tuvo límites cuando vieron ante sí varias vasijas, platos y una imagen femenina de piedra ricamente ataviada: Era el túmulo que hemos demarcado en nuestro plano con el número 20”.
Para poner coto a los constantes saqueos que estaban produciéndose, Federico de Motos solicita de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades el correspondiente permiso de excavación, que le es concedido por Real orden de 8 de mayo de 1917. A partir de aquí, podemos considerar que tienen lugar las intervenciones oficiales en toda el área, que se detallarán minuciosamente en esta página web con la publicación de la referida Memoria.
Sin embargo, antes de proceder a ello, tenemos la intención de rendir, si no un homenaje, sí un recuerdo a quienes fueron protagonistas de aquellos sucesos tan importantes para la historia de Galera y para todo el mundo de la Arqueología.
De algunos, los más conocidos, disponemos de una considerable información -tomada de otros autores o elaborada por nosotros mismos-, mientras que de otros tendremos que limitarnos únicamente a citar sus nombres y poco más.
Nos estamos refiriendo, naturalmente, a Marta Pérez Rodríguez, Federico de Motos Fernández, Juan Cabré Aguiló, Luis Siret, Guillermo Gossé, Juan Molina Romero, Justiniano Carrasco Muñoz, Justo Ferrer, Clemente, Blas Tripiana, Pedro Candela e hijos y el Pajarero.
II. LOS PROTAGONISTAS
MARTA PÉREZ RODRÍGUEZ, LA MUCHACHA QUE SOÑABA TESOROS
El nacimiento
El 30 de julio de 1883 se inscribe, a petición de su padre, la Partida de Nacimiento de FELISA PÉREZ RODRÍGUEZ, hija de DÁMASO PÉREZ SALMERÓN y de PRÁXEDES RODRÍGUEZ BLANES. Es nieta paterna de BONIFACIO PÉREZ LÓPEZ y de INOCENCIA SALMERÓN MORATA. Sus abuelos maternos son PASCUAL RODRÍGUEZ CARRASCO -natural de Puebla de don Fadrique- y de PLÁCIDA BLANES.
Había nacido el día anterior, 29 de julio, a las cinco de la tarde en el domicilio familiar, sito con casi total certeza en el barrio de El Real. La profesión del padre es, según consta en la referida Partida, “Guarda de campo”, circunstancia que no volverá a aparecer en los documentos siguientes. Aunque se le inscribe con el nombre de FELISA, en ningún momento posterior figurará éste y sí lo hace el de MARTA. En el santoral católico, el 29 de julio es el día de SANTA MARTA.
El sueño del tesoro
Juan Cabré y Federico de Motos, autores del descubrimiento de la necrópolis ibérica de Tútugi y de la posterior MEMORIA de su excavación, inician ésta con el siguiente relato:
“En los primeros días del mes de agosto de 1916, encontrándose uno de los dos que firman la presente Memoria (Motos) con el abate francés Henri Breuil, en la región de Huéscar haciendo estudios de arte rupestre… supieron que en la villa de Galera se estaban haciendo unas excavaciones , que por su originalidad tenían alborotados a muchos habitantes de aquel pueblo, no tan solo por los descubrimientos realizados, si no por ser la iniciadora de estos trabajos una joven llamada Marta, que habita en una cueva inmediata al sitio de los hallazgos, la que con una fe y entusiasmo extraordinarios profetizaba se encontrarían abundantes y ricos tesoros en el sitio que ella designó, según las revelaciones y ensueños que en repetidas ocasiones había tenido.
Tales ensueños quiméricos arraigaron en la mente febril de la histérica joven, debido, sin duda, a la presencia o afloramiento de algunos vestigios arquitectónicos en el lugar designado por ella, reveladores de subterráneos hallazgos, para lo que encontró ayuda en la codicia de varios incultos labriegos, que se prestaron ávidos a los trabajos de rebusca y excavación en dicho sitio, dirigidos por la enfermiza joven.
Ello dio lugar al descubrimiento de un suntuoso edificio romano, incluido dentro del perímetro de una ciudad iberorromana, y luego de su necrópoli, objeto de la presente Memoria…
A primeros de octubre del mismo año volvió éste al sitio, encontrándolo todo en el mismo estado, pues las faenas veraniegas y el desencanto de sólo hallar materiales faltos de valor para aquellas gentes hicieron decaer mucho su ánimo y abandonar los trabajos con tanto ardor comenzados”.
El argumento que dan los arqueólogos para explicar el sueño de Marta -la abundancia de materiales ciertamente antiguos en el entorno de su hogar, que aparecen cubriendo la superficie- es perfectamente válida. A ello hay que añadir, quizá, la muy probable asistencia de Marta -en los años de su niñez- a las lecturas de los “Cuentos de la Alhambra” que de vez en cuando ofrecía, tanto a sus hijos como a los de sus jornaleros, el patrón con quien frecuentemente trabajaba su padre.
Poco tiempo duró, sin embargo, la “fiebre del oro” impulsada por Marta, a decir del propio Motos. Pero la expectación que creó su vaticinio entre la clase más humilde de la localidad y la posterior desilusión no cayeron en saco roto.
En los tiempos de Marta, era costumbre “sacar coplas”, basadas en los hechos más sobresalientes acaecidos a lo largo del año en el pueblo, y cantarlas con motivo de las lumbres de Santa Lucía, la noche del 13 de diciembre. En ellas se solía tratar con verdadera crueldad e ironía al protagonista o protagonistas de los hechos. Por ello, tal vez en diciembre de este mismo año 1916, en los corrillos que se reunieron en torno a las tradicionales hogueras, se debieron de cantar letras como éstas, de las que sólo han quedado dos en la memoria popular:
El tesoro de Marta
se ha vuelto “grea”
porque Juana la Larga
sube y se mea.
El tesoro de Marta
se ha vuelto azúcar
y la Juana la Larga
chupa que chupa.
De esta forma tan especial, pasó Marta a la historia de la arqueología local de Galera, aunque ella no estuviese precisamente satisfecha con ello. Pero su nombre iría ya siempre vinculado a uno de los yacimientos emblemáticos del término municipal de Galera, como es el cerro de El Real, conocido aún hoy día por el sector más anciano de la población como “el tesoro de Marta”.
Entre los descendientes, se comenta que la excusa del sueño fue posterior a la aparición de los restos arqueológicos desenterrados por ella y sus seguidores. Por lo que para justificar de alguna manera su acción, echó mano de un justificante tan respetado entre aquella sociedad como los sueños premonitorios. En este momento Marta acababa de cumplir los 33 años y se encontraba soltera.
Después del tesoro
El 16 de noviembre de 1918 fallece su madre, PRÁXEDES, dejando cinco hijos: Francisco, Remedios, MARTA, Juan y Obdulia, “todos mayores de edad”. Poco tiempo después de morir su madre debe de haber entrado en relaciones con DOMINGO MORENO PÉREZ, de estado viudo y nacido el 7 de mayo de 1890, por lo que ella es siete años mayor.
El 8 de junio de 1922 nace la primera hija de la pareja, ISABEL.
El 4 de junio de 1923 fallece el padre de Marta. Al referirse a los hijos que deja, en la Partida de Defunción se expresa que todos son mayores de edad, “la Marta es soltera y los demás casados”.
En el Padrón Municipal de 1923, en la calle Real, número 51, se dice que reside DOMINGO MORENO PÉREZ con MARTA PÉREZ RODRÍGUEZ. Tienen una hija llamada ISABEL, nacida el 8 de junio de 1922. En esta anotación se señala que ambos adultos viven “Juntos”.
En 1928 nace su última hija, PRÁXEDES. Entre ésta e ISABEL hay un niño llamado DOMINGO, aunque posteriormente será conocido con el nombre de MODISTO.
En el Padrón Municipal de 1930, en la calle Real, número 79, se señala que vive DOMINGO MORENO PÉREZ, jornalero, con MARTA PÉREZ RODRÍGUEZ y sus hijos ISABEL, DOMINGO y PLACERES. Esta “Placeres” es “la” Práxedes a que se hace alusión anteriormente, aunque el nombre se haya modificado. Con ello tenemos tres casos de cambio de nombre en esta familia: FELISA es sustituido por MARTA; DOMINGO se convierte en MODISTO y PRÁXEDES es conocida hasta su muerte como PLACERES.
El 7 de mayo de 1941 aparece en la partida de defunción de DOMINGO MORENO MARTÍNEZ que su estado civil era viudo de FAUSTINA TOMÁS ROMÁN, con la que ha tenido dos hijos, ya fallecidos. No se hace alusión a su vínculo con MARTA ni a los hijos tenidos con ella.
El 2 de noviembre de 1953 aparece en la Partida de Defunción de MARTA PÉREZ RODRÍGUEZ, con domicilio en el Real, hija de DÁMASO PÉREZ GARCÍA y de PRÁXEDES RODRÍGUEZ SALMERÓN que era de estado civil VIUDA y ha dejado tres hijos: ISABEL, DOMINGO y PRÁXEDES.
Son curiosos dos datos que aparecen en este documento. El primero es que los segundos apellidos de los padres de la fallecida –García en el caso de su padre y Salmerón en el de su madre- no son los mismos que aparecían en la Partida de Nacimiento, que eran respectivamente Salmerón y Blanes.
Aunque Marta consta como viuda, no ha aparecido el Acta de su Matrimonio -ni en el Registro Civil, ni en el Archivo Parroquial- con su compañero y padre de sus hijos. Éste, DOMINGO MORENO MARTÍNEZ, había fallecido el 7 de mayo de 1941 como viudo de Faustina Tomás Román y en ningún momento se expresa que haya sido esposo de Marta.
FEDERICO DE MOTOS FERNÁNDEZ, (VÉLEZ BLANCO, 1865 – VÉLEZ BLANCO, 1933) FARMACÉUTICO Y ANTICUARIO.
Estudió Bachillerato en el Instituto de Almería e hizo la carrera de Farmacia en la Universidad de Granada, obteniendo el título en 1885. Se instaló en su pueblo, donde simultaneó la botica con una apasionante y exhaustiva dedicación a la Arqueología desde 1890; actividad que entonces se asemejaba a “una locura o quimera”. Sus conocimientos técnicos los adquirió de una forma autodidacta, leyendo los “barruntos de prehistoria de fines de siglo” y, especialmente, por su relación con los grandes especialistas de su tiempo y la experiencia de sus propios descubrimientos. Mantuvo contacto personal y científico con los anticuarios y arqueólogos más eminentes de su tiempo (Siret, Obermair, Breuil, Cabré, marqués de Cerralbo, Hernández Pacheco, etc.), llegando a ofrecer su propia vivienda como alojamiento en las excursiones comarcales y servir de guía en las giras campestres en busca de yacimientos, especialmente entre 1911-14.
Su obra publicista no fue muy extensa: “Rocas y cuevas de Vélez Blanco (1924), junto a Breuil, “Le roches a figures naturalistes de la región de Vélez Blanco (Almería)” (1924); “La Necrópoli de Tútugi, en Galera” (Madrid, 1920), descubierta por él pero trabajada conjuntamente con Cabré entre 1914-19162, dadas las escasas preocupaciones metodológicas de Motos; lugar donde tanto se afanó nuestro biografiado, a pesar de los continuos destrozos y rapiñas de los buscadores de tesoros y “La edad neolítica de Vélez Blanco” (Madrid, 1918), fruto de su descubrimiento en el cerro de las Canteras (1913) y posterior excavación entre 1914-17.
Aunque preocupado principalmente por las antigüedades arqueológicas de su tierra, también estuvo sensibilizado con el deterioro del castillo, siendo el primero que, utilizando un periódico de Madrid, en junio de 1902, un año antes de consumarse la venta (primero de los frisos, en 1903; y luego los mármoles en 1904) ante el estado de ruina y pérdida progresiva de las piezas artísticas, nos aporta una descripción bastante completa de sus riquezas artísticas, terminando con un llamamiento angustioso y urgente al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, a los representantes políticos (Agustín Laserna, Barón de Sacrolirio, diputado en Cortes; y Dionisio Motos, su pariente, senador vitalicio) y a los dueños del castillo para que tomen medidas y evitasen su ruina definitiva.
Correspondiente de la Academia de la Historia (1921 – 1931), su gran colección de piezas arqueológicas fue adquirida por la Diputación Provincial de Valencia en 1930, pocos meses antes de su fallecimiento, “intentando buscar, quizás, el aprecio y conservación que no podía asegurarle su estancia en la provincia, donde al poco se creaba el muy precario Museo Provincial”. En la actualidad se hallan expuestas o depositadas en el Museo de Prehistoria de la capital levantina, disponiendo de un catálogo impreso en 1972 y realizado por José Alcacer Grau.
(José Domingo Lentisco Puche. Diccionario biográfico de Almería)
JUAN CABRÉ AGUILÓ (1882-1947). LOS TRABAJOS DE CULTURA IBÉRICA DE UN PIONERO
Nacido el 2 de agosto de 1882 en Calaceite (Teruel), Juan Cabré Aguiló realizó sus primeros estudios en Tortosa y Zaragoza, tras lo cual se trasladó a Madrid. Para continuar sus estudios en esta ciudad, Cabré disfrutó de una beca de la Diputación de Teruel mientras era alumno de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, al mismo tiempo que realizaba algún trabajo puntual para el Museo del Prado. En su vocación hacia el dibujo y, más tarde, hacia la arqueología, se ha visto la posible influencia del coleccionista D. Sebastián Monserrat de Zaragoza, a quien conoció siendo muy joven. Fue en esta ciudad donde parece que el coleccionista le hizo accesible su colección, piezas entre las que destacamos, por su relación con la cultura Ibérica, algunas piezas procedentes de la antigua Bellia y de un poblado ibérico cercano a Maella (Morán Cabré y Cabré Herreros, 1996, 25)…
En la definitiva vocación arqueológica que adoptó durante su estancia en Madrid parece que jugaron un papel importante varias personalidades que Cabré frecuentó y con las que trabajó en estos primeros años; el Marqués de Cerralbo, el P. Fita y el abate H. Breuil. De esta forma, en poco tiempo sus estudios de Bellas Artes pasaron a ser auxiliares de la que iba a ser su dedicación principal; la arqueología. No obstante, el dibujo y la fotografía permanecieron siempre muy presentes en sus trabajos. Ya en 1907, Cabré publicó su primer trabajo arqueológico en el Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona sobre las excavaciones de San Antonio de Calaceite, practicadas al mismo tiempo que estudiaba en Madrid. En este momento recibió también su primer nombramiento oficial al pasar a ser Correspondiente de la Real Academia de la Historia. Nuestro autor fue designado entre otros investigadores de la época para la elaboración del Catálogo Monumental de España, empezando concretamente en 1908 el de la provincia de Teruel. A partir de esta fecha las relaciones con el Marqués de Cerralbo se intensificaron, participando Cabré en las excavaciones de Santa María de Huerta, Arcóbriga, etc., en una colaboración que iba a continuar hasta la muerte del Marqués en 1922…
A partir de 1917 J. Cabré dejó su puesto anterior y pasó a formar parte, hasta 1936, en calidad de Colaborador, del Centro de Estudios Históricos, encargándose de estudiar la aún en definición cultura Ibérica, bajo la dirección de Manuel Gómez Moreno y Ramón Menéndez Pidal. En 1920, J. Cabré unió a este cargo el de Colector del Museo de Antropología, Etnografía y Prehistoria y, mediante una oposición en 1925, Colector-Preparador del mismo Museo. En esos años también, concretamente a partir de 1922, y por disposición testamentaria del Marqués de Cerralbo, J. Cabré fue nombrado Director vitalicio del Museo creado por el Marqués en Madrid y que albergaba sus colecciones.
J. Cabré inició sus investigaciones sobre la cultura Ibérica de la parte meridional peninsular a partir de 1917, si bien ya con anterioridad había realizado algunas excavaciones. En efecto, en 1914 comenzaron, realizadas aún de forma particular, las del santuario ibérico de Collado de los Jardines (Santa Elena, Jaén), siendo los siguientes años el período en que Cabré llevaría a cabo sus más importantes estudios sobre cultura Ibérica. Si bien se trató de una etapa corta, puesto que pronto pasó nuestro autor a dedicarse preferentemente a los estudios célticos y celtibéricos, seguiría siempre dedicando trabajos puntuales a diversos aspectos de la cultura ibérica. En efecto, mientras su actividad principal se desplazaba a otros campos, principalmente el celtibérico -con las excavaciones de Cogotas, Sanchorreja, etc.-, publicó diversos trabajos sobre la cultura material ibérica. Años más tarde, en 1935, J. Cabré obtuvo una de las becas que la Junta para la Ampliación de Estudios venía concediendo y visitó los museos de Arte y Arqueología de varios países; Francia (París), Alemania, Austria, Checoslovaquia, Italia y Suiza. Gracias a esta beca, nuestro investigador tuvo ocasión de tomar contacto directo con las corrientes europeas de investigación y con las principales líneas seguidas por los investigadores de los países que visitó…
La desaparición de este investigador provocó que fuera recordado en actos como el III Congreso Arqueológico del Sudeste Español, en cuyas Actas se recoge el «hondo y vivo dolor» por su fallecimiento, «en plena madurez y cuando más podía esperarse de su inmensa capacidad de trabajo la Arqueología española» (Murcia, 1947,121). Como significativo hay que decir también que a su muerte le fue concedida la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.
Juan Cabré y la Cultura Ibérica: los Casos de Toya y Galera
La labor investigadora de J. Cabré se dirigió a multitud de campos -desde el Paleolítico hasta la época visigoda-, siendo ésta una característica propia de su generación. La sucesión de estos campos en su dedicación no obedece siempre un orden cronológico o evolutivo; parece claro que su trabajo pasó de unos a otros según se producían nuevos descubrimientos. Aunque atenderemos principalmente a las investigaciones que llevó a cabo J. Cabré respecto a la cultura Ibérica, no podemos dejar de referirnos a ciertos yacimientos y campos a los que dedicó su atención, contribuyendo con ello a iniciar en muchas ocasiones caminos novedosos para la investigación futura. Ejemplo de ello son sus importantes trabajos sobre arte rupestre, sus numerosos estudios sobre la Edad del Hierro, o sus excavaciones de yacimientos que corresponden ya a períodos históricos. Entre las investigaciones que desarrolló J. Cabré dentro del naciente estudio de la cultura Ibérica, campo cultural al que atiende la Exposición, destacamos lo que creemos fueron importantes aportaciones para el comienzo de los estudios ibéricos de la Alta Andalucía. Así, y entre 1916 y 1918 fue designado Delegado- Director de las excavaciones de la Cueva y Collado de los Jardines en Santa Elena (Jaén). Los resultados de estas investigaciones se publicaron en el nº 8 y 22 de las Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades (Cabré y Calvo, 1917; 1919). También en estos años acometió las excavaciones e investigaciones del santuario de Castellar, publicándose esta vez su estudio El Santuario Ibérico de Castellar de Santisteban (Jaén) con R. Lantier en la Memoria nº 15 de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas (Cabré y Lantier, 1917).
Un año más tarde, en 1918, J. Cabré llegó a Toya como colaborador del Centro de Estudios Históricos bajo dirección de M. Gómez Moreno para realizar su estudio de la conocida cámara de la necrópolis de Tugia (Jaén). Sus conclusiones sobre este importante enterramiento fueron finalmente publicadas en 1925 inaugurando una nueva revista científica, el Archivo Español de Arte y Arqueología (Cabré, 1920). También en estos momentos, concretamente en 1918, fue designado Delegado- Director con Federico de Motos para la necrópolis de Tútugi (Galera) (Cabré y de Motos, 1920).
A este panorama tendríamos que añadir algunas publicaciones como la del Boletín de la Sociedad Española de Excursiones sobre Tútugi (1920) o la de la revista Coleccionismo sobre los exvotos del Cerro de los Santos (1923) (Beltrán, 1986, 22-25). Como podemos observar, la dedicación de Cabré al estudio de la cultura ibérica se desarrolló entre 1917 y los años veinte, en un momento de madurez en el que se puede hablar de un investigador con personalidad propia…
También con sus trabajos en Galera (ver Cap. V y Cap. X), en colaboración con Federico de Motos, hizo posible en la segunda década del s. XX que se iniciara la definición cultural de lo que se iba a llamar con posterioridad el mundo bastetano….
También en estos momentos, concretamente en 1918, fue designado Delegado- Director con Federico de Motos para la necrópolis de Tútugi (Galera) (Cabré y de Motos, 1920)…
Susana GONZÁLEZ REYERO. Universidad Autónoma de Madrid
LUIS SIRET CELLS. EL PROBABLE SALVADOR DE LA DIOSA DE GALERA.
GUILLERMO GOSSÉ, RESTAURADOR Y EFICAZ NEGOCIADOR DE SIRET.
Nacido el primero de ellos en Saint Nicholas, Bélgica, en 1860, se formó como ingeniero en la Universidad de Lovaina en 1881. Sin embargo, su gran afición a la Arqueología estuvo presente a lo largo de toda su vida. Sus primeros pasos en este campo de la ciencia los dio en España, concretamente en el Sureste, junto con su hermano Henri.
En esta región inician su vida laboral ambos como tales ingenieros, fundando una empresa para la explotación de plomo argentífero en la comarca de Mazarrón (Murcia). Simultáneamente al desarrollo de su profesión, digamos oficial, sus actividades arqueológicas le ocupan gran parte de su tiempo, ayudados para ello de su famoso mayoral o encargado, Pedro Flores.
Fruto de sus trabajos arqueológicos, es la publicación que con el título “Les premiéres âges du metal dans le sudest de l’Espagne” (1887), se coinvierte con el tiempo en una obra de imprescindible consulta para los estudiosos de este tema.
En 1887 Henri vuelve a su tierra y Luis permanece en España, donde prosigue con sus actividades. En ese mismo vende a museos de Europa una valiosa colección de más de cien piezas obtenidas en sus excavaciones, cuando este tipo de comercio no estaba aún regulado.
Villaricos y Los Millares, dos de los yacimientos más importantes de la Prehistoria Reciente española, son descubiertos y excavados por él. Una nueva publicación “L’Espagne Préhistorique”, (1892), recoge sus investigaciones y hallazgos en este campo.
En 1930 da a la luz su última obra “Classification du Paléolithique dan le Sud-Est de l’Espagne” en el contexto del Congreso Internacional de Antropología y de Arqueología Prehistórica, en la cual defiende la relación del Paleolítico español con el europeo, en contra de la opinión de otros estudiosos, que defendían las relaciones de éste con las corrientes africanas.
Siret tuvo noticia de las excavaciones que se estaban desarrollando en Galera en la segunda década del siglo XX, por cuyos materiales se interesa hasta el punto de adquirir algunas de las piezas más sobresalientes que ha ido extrayendo los furtivos.
En las páginas 15 y 16 de la Memoria de la excavación de la necrópolis, Capítulo II, se incluye este párrafo:
“Pero en esa última campaña los rebuscadores de tesoros ya no despreciaban las urnas, vasijas y platos que descubrían completos, y con religioso esmero guardaban especialmente los vasos italogriegos y griegos, por embargarles la atención sus enigmáticas y sugestivas composiciones pictóricas y porque presentían que las podrían enajenar a alto precio. En parte no salieron fallidas sus ilusiones, ya que a raíz de Semana Santa presentóse en Galera un súbdito de nacionalidad belga3, muy experto en estas materias por ser desde muchos años acá restaurador de uno de los más esclarecidos arqueólogos que han estudiado nuestra patria4, en particular la primera edad de los metales del Sudeste de la península ibérica. Hízose presentar a las personas más influyentes de Galera, y con ellas visitó a los rebuscadores de tesoros, en particular a Blas, Justo y Clemente, adquiriendo del primero, entre varios objetos, la escultura de la deidad femenina, para lo cual tuvo que recurrir (en vista de que éste se negaba a ello, por ciertos compromisos ya contraídos con el susodicho de nosotros) a la ficción de asegurar que éste, lo mismo que él, trabajaba a salario para el aludido arqueólogo.
Merced a tal ardid ha estado expuesta esta joya escultórica (así como, sucedió con la Dama de Elche) a que traspasara nuestra frontera; pero, dados los sentimientos altruistas de aquel admirado maestro de los estudios sobre las divinidades femeninas funerarias neolíticas, estamos persuadidos plenamente de que no permitirá que esa otra joya ibérica se ausente de su patria tutelar”.
Cabré y Motos muestran claramente su respeto por la autoridad que ya es en el mundo científico de la Arqueología Luis Siret, que ha adquirido, entre otras piezas, la estatuilla. Con una delicadeza propia de la época, ambos manifiestan la seguridad que tienen en que dicha pieza no correrá la suerte de la Dama de Elche, que ha sido vendida por su poseedor y actualmente se halla en Francia.
Pero, ¿cómo se ha llegado a esta situación?
Según se asegura en el capítulo “Historia de los trabajos arqueológicos desarrollados en Galera” (La necrópolis ibérica de Galera. La colección del Museo Arqueológico Nacional) (Madrid, 2004), Siret había sido avisado por Motos de los hallazgos que se estaban produciendo en Galera, aunque éste no le contesta porque, como sabemos, está ausente. Sin embargo, el arqueólogo decide adquirir los materiales que están en poder de los “tesoreros” que los han recuperado y envía a Galera a su secretario, Guillermo Gossé con esta misión.
De esta manera se narra en el capítulo antes citado:
“… Gossé actúa con rapidez. Visita el yacimiento acompañado de los cortijeros, revisa los materiales que éstos poseen, y se hace respaldar por el alcalde Juan Carrasco, por el erudito local Juan Molina y por otras personas influyentes en Galera como Diego Sánchez, quienes le irán comunicando posteriormente los hallazgos de los sucesivos expolios para darle la primera opción de compra sobre ellos y ofrecer a Siret la realización de excavaciones en el lugar… Queda claro por la correspondencia entre Gossé y Sutor, secretario particular de Luis Siret … que su intención es adelantarse a las compras anunciadas por Motos, como indicará éste en sus trabajos… Gossé tuvo éxito en sus gestiones, y aún se conservan en el archivo del Museo Arqueológico Nacional dos importantes recibos…: uno de ellos, firmado por Justo Ferrer, acredita la compra de dos ‘amphoras’ (las cráteras áticas del túmulo 82) el día 2 de Abril de 1917 por 275 pts.; el segundo lleva fecha de I de Mayo de 1917, y ratifica la venta de la ‘estatua egipcia’ por parte de Blas Tripiana… Ambos objetos, junto con otros materiales comprados y quizás localizados por el propio Gossé, serán transportados rápidamente a Herrerías, respondiendo a las exigencias de eficacia que se hacen evidentes en la carta de Sutor…”
En 1929, tranquilizando seguramente a Cabré y Motos, Siret dona personalmente la estatuilla al Museo Arqueológico Nacional y al año siguiente -tras haberse exhibido en la Exposición Universal de Barcelona junto con la Diosa- cede igualmente el resto de materiales procedentes de Galera al citado centro.
DON JUAN MOLINA ROMERO, INTELECTUAL E HIJO ADOPTIVO DE GALERA.
Extractado de la extensa biografía publicada en la REVISTA VELEZANA de Vélez Rubio (Almería), ofrecemos este texto, relativo a la vida y la obra de este nuevo protagonista en el descubrimiento de la necrópolis ibérica de Tútugi.
“… Dos años antes de la inauguración de la fábrica5… nace en Vélez Rubio don Juan Molina Romero, concretamente el 23 de agosto de 1881… Apenas con algo más de seis años de edad queda huérfano de madre y, sólo seis meses después,… fallece igualmente su padre…. No sería mucho más tarde cuando ingresa en el Seminario… los recuerdos de la familia hablan de su condición de seminarista, sin precisar fechas ni tiempo de estancia en él, ni circunstancias de su salida… Su juventud debe de estar ya marcada por la relación de su familia y la de su futura esposa -que era su prima, al ser hermanas las madres de ambos- con Galera y la fábrica harinera que habían construido allí… Antes de cumplir 23 años él y los 20 ella, contraen matrimonio…y fijan su residencia en Vélez Rubio… sólo unos meses después… se trasladan a Galera, donde van a residir hasta el fin de sus vidas. Hasta 1923 les nacen nueve hijos… de los cuales ven morir a cuatro de ellos… Enfrascado en su trabajo de industrial, los primeros años de vida como vecino de Galera están completamente ocupados. Ningún otro foco que no sea la atención a la fábrica atrae su interés… Él con la humilde elegancia de la que siempre había hecho gala, se negaba a participar en la política de un pueblo donde no había nacido. Eso vienen a decir las siguientes palabras dedicadas a su persona6: ‘… el señor Molina, en manifiesta posesión de modestia franciscana, rehuyó todo compromiso de formar parte del Gobierno Municipal de una localidad de la que no era nativo…’
Pero la insistencia, algún compromiso quizá y, sin duda alguna, el rechazo que debió provocar en él la maltrecha situación general de la época, hicieron que diese su consentimiento para formar parte del Ayuntamiento que se constituyó el 9 de marzo de 1924…
Molina fue alcalde de Galera unos meses (VI-1926 a I-1927); concejal entre 192-1933 y 1955-56; y Juez de Paz desde 1946 a 1955… El concejal Molina Romero, como buen creyente y militante católico, se destacó, especialmente, por su defensa de los valores y símbolos cristianos… La inestabilidad social en contra de sus más arraigados principios, junto con la persecución religiosa, debió de impulsar a Juan Molina a defender activamente sus ideas… Don Juan Molina, acusado de haber colaborada en la sublevación facciosa, es encarcelado en Baza, Vélez Rubio y Orihuela. Su familia desterrada a Vélez Rubio…
Sospechamos que, en una localidad tan pequeña como Galera, don Juan debió conocer al abate Breuil y el velezano Federico de Motos en sus visita de 1916… Interesado por los hallazgos arqueológicos, la primera noticia de ámbito nacional sobre la arqueología galerina está firmada por don Juan Molina Romero7…
El 12 de octubre (de 1923), a instancias de don Juan Molina Romero y a petición de 60 vecinos, el Ayuntamiento de Galera organiza un homenaje al pedagogo fallecido Andrés Manjón y le dedica una calle… Su laboriosidad, honradez, exquisito trato, valiente defensa de sus ideas y equilibrio como juez de paz, consolidan una figura humana muy prestigiosa en Galera…
Tres meses antes de su fallecimiento, la alcaldía de la villa solicita del Gobierno Civil de Granada la ratificación del Reglamento de Honores y Distinciones aprobado por el Ayuntamiento el 25 de junio (1956) con el propósito de ‘dar formalidad jurídica al sentimiento unánime del vecindario de nombrar HIJO ADOPTIVO de Galera a uno de sus más preclaros vecinos, DON JUAN MOLINA ROMERO’…que se encuentra delicado de salud… El Gobierno Civil… manifiesta que… se ha remitido el Reglamento al Ministerio de la Gobernación y hay que esperar su aprobación. Ésta, como se puede suponer, no llega a tiempo…
Aunque los impedimentos legales no lo habían permitido, el mismo día de su muerte8, el Ayuntamiento acuerda lo siguiente: 1º. Hacer constar el profundo sentimiento por tan luctuoso hecho y reconocer la valía del ‘insigne ciudadano’. 2º. Concurrir corporativamente a su sepelio. 3º. Ofrecer gratuitamente un nicho para su enterramiento… 4º. Declararlo ‘Hijo Adoptivo y Predilecto de la villa… 5º. Expedir copia del Acta presente tanto a su familia como al Ayuntamiento de Vélez Rubio. 6º. Levantar inmediatamente la Sesión en señal de luto…”
Jesús Mª García Rodríguez. DON JUAN MOLINA ROMERO. UN VELEZANO QUE ALCANZÓ
EL RECONOCIMIENTO DE ILUSTRE EN LA VILLA DE GALERA (GRANADA)
REVISTA VELEZA. NÚMERO 28. AÑO 2009
Pedro Candela Rodríguez e hijos
Creemos que se trata del vecino de El Real (Padrón de 1923), cuyo fallecimiento tuvo lugar el 22 de octubre de 1929. Por la edad que dice la Partida de Defunción que tiene en su fallecimiento, 80 años, debió de haber nacido hacia 1849. Esta fecha, anterior a 1871, como hemos explicado en el protagonista anterior, supone que no podamos conocer el día exacto de su nacimiento.
Suponemos que es éste el “Pedro Candela y sus hijos” citado por Cabré y Motos, ya que a él le asocian su prole; y en la Partida de Defunción, hecho que sucede en la fecha indicada más arriba, se declara que le sobreviven cuatro hijos: Jerónimo, Tomás, Pedro y Plácido.
Don Justiniano Carrasco Muñoz
Justiniano Florencio Adrián Jacinto nace el 11 de septiembre de 1895, cuando tienen lugar los primeros hallazgos -en 1916 o incluso 1915-, ha cumplido los 20-21 años y debe de estar acabando su carrera de Medicina, ya que al aparecer en 1920 la Memoria sobre la excavación, se cita en ella el artículo que transcribiremos un poco más adelante -firmado por don Juan Molina y por él mismo-, con estas palabras:
“… Pero he aquí que, con fecha 1º de agosto de 1917, en el Mundo Gráfico publicóse un artículo referente a los hallazgos arqueológicos de Galera con el título Un interesante descubrimiento en Granada, debido a las plumas de don Juan Molina Romero y del joven doctor en medicina señor Carrasco…”
Su padre, Juan Carrasco Muñoz, fue alcalde de la villa en los años 1916 a 1920 y 1930, lo que implica que esta familia tuviera relación directa con los arqueólogos. Prueba de ello es la dedicatoria que le hace Guillermo Gossé de una obra de su superior, Luis Siret: “Religions Néolithiques de l’Ibérie”.
En el Padrón de 1923, figura domiciliado aún en la casa de sus padres -lo que indica que aún no ha contraído matrimonio- y ya consta que su profesión es la de médico.
No debe de pasar mucho tiempo para casarse, que lo hace con la natural de Huéscar, María del Carmen Díaz Guerrero.
Su fallecimiento acaece muy pronto, el 28 de diciembre de 1939, con cuarenta y cuatro años de edad “a consecuencia de diabetes”. Es enterrado en el cementerio municipal de Galera.
Justo Ferrer Jiménez
Nacido el 8 de agosto de 1873, vive con su esposa, Ana Josefa Pérez Romero (Oria, Almería), en El Real y su profesión es “Campo”, tal como se anota en el Padrón de 1923.
Cuando fallece, el 5 de abril de 1933, había cumplido sesenta años y dejaba dos hijas, Mercedes y María Ferrer Pérez.
Manuel Paulino López Hernández (a) el Pajarero.
Natural de Huéscar, donde había nacido el 22 de junio de 1894, se había establecido en Galera en fecha desconocida. En el Padrón de 1923, se recoge que vive con su esposa Dolores García Domingo en la calle Cruces número 60 y en esa fecha no tiene aún hijos.
Su fallecimiento tuvo lugar en esta villa el día 20 de septiembre de 1966, por lo que ya había cumplido los 72 años. En ese momento le sobreviven cinco descendientes: Mercedes, Rosario, Dolores, Francisco y Rosa López García.
A finales de los años sesenta, quien suscribe, recuperó de la que había sido su vivienda, gracias a la indicación de unos de sus descendientes, una cista funeraria muy deteriorada, que había servido de bebedero de las gallinas en el corral de esta cueva-habitación. Hoy esta pieza figura, sumariamente restaurada, en el Museo Arqueológico Municipal de Galera.
Blas Tripiana Martínez
El “cortijero de San Gregorio”, como le llaman los investigadores, había nacido en agosto de 1864 según él mismo declara en el Padrón de 1923. En este documento, en donde se señala que reside con su esposa (Joaquina Delgado Ibarra) y sus hijos (Pura y Pedro José), nos informa que su domicilio está situado en “Centro Vega”, ya que en ningún momento cita el nombre del cortijo de San Gregorio, aunque era así.
No obstante se le adjudique a él el hallazgo de la pieza más significativa de las encontradas en la necrópolis, la Diosa de Galera en la sepultura número 20, los descendientes aseguran que la autora de este feliz suceso fue su esposa.
En la Memoria -y en el texto publicado por Federico de Motos en el Heraldo de los Vélez, expuesto más adelante- se cuentan las vicisitudes de las que fue protagonista el señor Tripiana ante la pretensión del restaurador belga y representante de Luis Siret, Guillermo Gossé, de adquirir la pieza. Y cómo sometiéndolo a un declarado engaño -del cual se lamenta Motos en el artículo referido- consiguió comprarle la estatuilla por la nada despreciable cantidad de 175 pesetas de aquella época.
El 6 de octubre de 1944, a los 81 años, en palabras de la Partida de Defunción, fallece en la calle Remendado este hijo de Pedro Tripiana y Romana Martínez, declarando el documento que le sobreviven su esposa y sus hijos Piedad, María Josefa, Purificación y Pedro José Tripiana Delgado. Hubo otra, ya difunta, de nombre Natividad.
Clemente Tripiana Martínez
Hermano del anterior, el “Clemente” a secas que citan Cabré y Motos, “de sí ya muy listo para estos trabajos” como lo califican los arqueólogos -naturalmente los trabajos de localización y destrucción de tumbas-, habría nacido en 1847 si muere el 1 de abril de 1919 con 72 años. Era, por tanto, bastante mayor que Blas.
Aunque no tiene mucho que ver con su labor de protagonista de estos descubrimientos, es víctima de la dureza de los tiempos que le tocó vivir. El 4 de mayo de 1901 se le muere un hijo, Blas, con 2 años. El 28 de junio de ese mismo año, fallece un segundo hijo, Luis, con 7 años. Y el 14 de septiembre, también de 1901, es un tercer hijo, Juan María, de 12 años, el que nuevamente viste luto a la familia.
Su labor como “tesorero” está muy bien detallada en la Memoria. Concretamente, en el Capítulo III, se dice lo siguiente con respecto a las sepulturas que se indican:
“Sepulturas 107 a 111. Se excavaron por Clemente, como la mayoría… de esta parte de la zona II. En concreto nada sobre ellas pudimos determinar, porque dicho sujeto era de carácter poco franco”.
Después de narrar el saqueo por este mismo furtivo de la sepultura 112, de la que extrajo un abundante y valioso ajuar cerámico, entre el cual se destacaban un oxybaphon “ítalo-griego”, una patera y un kilix, concluye así el relato de los arqueólogos:
“Estas tres piezas exóticas, después de algún tiempo, fueron adquiridas por el laureado artista y celoso amante de las riquezas arqueológicas granadinas don José Rodríguez Acosta, en cuyas colecciones pudo tomar notas uno de nosotros (Cabré)”
En el Padrón de 1923, desaparecido ya él, figuran su viuda (Concepción Juárez García) y los hijos que le sobreviven, (Bibiana y Pedro Tripiana Juárez), como residentes la calle Collado.
III. LA EXCAVACIÓN SE FORMALIZA CON LA INTERVENCIÓN DEL ESTADO
En la publicación LA NECRÓPOLIS IBÉRICA DE GALERA (GRANADA). LA COLECCIÓN DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL (VVAA. Museo Arqueológico Nacional. Madrid, 2004), se recoge un interesantísimo documento, que transcribimos continuación extractado.
“Documento nº 13. Escrito elevado por el Marqués de Cerralbo al Ministro de Instrucción Pública en el que se informa sobre la solicitud de renuncia de D. Federico de Motos9 en favor del Estado en relación a las excavaciones en Galera. Está escrita a máquina.
’17-177-2-918 167-22-918
Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades.
Excmo. Señor: En cumplimiento de Orden de la Dirección General de Bellas Artes para que se emita informe acerca de la solicitud de Don Federico de Motos por la que renuncia a favor del Estado los derechos que emanan de la R.O. de 8 de Mayo último en la que se le autoriza la práctica de excavaciones arqueológicas en diferente sitio del término municipal de Galera, provincia de Granada, esta Junta después de atento examen y teniendo noticias de los interesantísimos descubrimientos hechos por el sr. Motos, no ve inconveniente en que acepte dicha renuncia y que por cuenta del Estado se continúen las excavaciones que con fruto están comenzadas, pues indudablemente se trata de una necrópolis ibérica del tipo de las de Carmona y de Peal de Becerro, donde se hallan vasos pintados griegos decadentes, cerámica ibérica que por sus formas recuerda la oriental y la corriente de ornamentación geométrica, necrópolis cuyo estudio ha de ser importante para la arqueología patria y probablemente de resultados materiales.
Por lo expuesto esta Junta en sesión de 20 del corriente aprobó proponer a V.E. lo siguiente:
I. Que se acepte la cesión gratuita que a favor del Estado hace Don Federico de Motos y Fernández de la concesión para practicar excavaciones arqueológicas… así como la renuncia a todos los derechos y obligaciones que emanan de dicha concesión.
II. Que dada la importancia que para los estudios ibéricos han de tener los descubrimientos… de Galera, ordene V.E. la práctica de excavaciones subvencionadas.
III. Que para llevar a cabo estas excavaciones… nombre una comisión directora… formada por D. Juan Cabré Aguiló y D. Federico de Motos y Fernández…
IV. Que para los gastos que ocasionen dichas excavaciones… se libre a nombre de Don Juan Cabré Aguiló y a justificar la suma de TRES MIL PESETAS…
V. Que los objetos que se encuentren… pasen como propiedad del Estado a formar parte del Museo Arqueológico Nacional y oportunamente se formará un lote con los objetos duplicados y será entregado también como propiedad del Estado al Museo provincial de Granada, y
VI. Que los señores nombrados para dirigir las excavaciones… redactarán y entregarán en el mes de Enero la correspondiente Memoria en la que darán cuenta a esta Junta de sus descubrimientos… Madrid 21 de Marzo de 1918… El Marqués de Cerralbo…’ ”
IV. LA DISPERSIÓN DE LAS PIEZAS EN LOS MUSEOS NACIONALES E INTERNACIONALES
Concluidas las excavaciones, el destino de las piezas extraídas en ellas fue diverso, debiendo señalar que la mayoría de ellas recaló en el Museo Arqueológico Nacional. Ya hemos visto que la posteriormente denominada como “Diosa de Galera”, junto con el resto del ajuar que le acompañaba en la sepultura número 20, lo hizo gracias a la generosidad de Siret en 1929.
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL DE MADRID
Afortunadamente, este Museo es el que custodia el mayor número de piezas, pertenecientes a diversas colecciones, que vamos a enumerar a continuación.
-
Colección Góngora, en la que destacan piezas procedentes del cerro del Real.
-
Colección Motos, que llega al Museo a través de su adquisición, según especifica detalladamente el siguiente documento que transcribimos, copiado de la Gaceta de Madrid número 40, de 9 de febrero de 1922. En ella se publica este texto en las páginas 565 y 566:
“… Resultando que D. Federico de Motos y Fernández ha ofrecido en venta al Estado una colección arqueológica compuesta de dos urnas cinerarias; vasos griegos e italogriegos, pintados; crátera griega del tipo oxibaphon; dos cráteras iltalogriegas; fragmentos de otro vaso itálico; 12 piezas entre páteras y platos campanianos; dos vasos grandes de forma ovoidea y cinco más de forma acampanada, los siete cartagineses, algunos con pintura; 18 vasos ibéricos, unos con pintura y algunos, además, con labores incisas; 17 urnas sin pinturas; 27 piezas entre copas y vasos campaniformes; 39 piezas entre platos y tapaderas de urna; dos anforillas policromas fenicias; dos ungüentarios lisos; 47 cuentas de collar, de vidrio, piedra, hueso y barro; 18 piezas de oro entre aretes, canutillos, etc.; asa de bronce de una máscara de Sileno; punta de lanza de hierro, y fragmentos varios de cerámica, bronce y hierro.
Considerando que la Comisión tasadora, formada por los Sres. Mélida y Sentenach, a propuesta de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades; la Junta facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos y la Real Academia de la Historia han dictaminado favorablemente la adquisición, con destino al Museo Arqueológico Nacional, de la colección que se trata, coincidiendo en que su precio debe ser el de 5.600 pesetas, fundándose al efecto en que tiene importancia extraordinaria, no sólo por el número y calidad de los objetos que la integran, sino por haber sido hallados en una necrópolis ibérica anterromana, explorada por el D. Federico Motos y Fernández, en término municipal de Galera (Granada), remontándose su antigüedad al siglo III antes de Jesucristo, aunque algunos de sus vasos griegos datan del siglo IV.
S. M. el Rey (q.D.g.), de acuerdo en adquirir, con destino al Museo Arqueológico Nacional, la mencionada colección en 5.600 pesetas, que se librarán desde luego a favor del vendedor D. Federico Motos y Fernández, por estar ya depositada en dicho Museo, sobre la Tesorería de Hacienda de Almería, con cargo a las 20.000 pesetas comprendidas para esta clase de actuaciones en las 100.000 pesetas consignadas en el capítulo 18, artículo 2º, concepto 20 del presupuesto vigente de este Ministerio.
De Real orden se lo comunico a V.I. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde a V.I. muchos años. Madrid, 20 de Enero de 1922… Sr. Director General de Bellas Arte10s”
ANTIGÜEDADES ANTERROMANAS EN GALERA (GRANADA)1
Designado por el Sr. Director2 para informar sobre la adquisición por el Estado de una colección de antigüedades que le ofrece don Federico de Motos y Fernández, como fruto de las excavaciones por él practicadas en término municipal de Galera (Granada), debo ante todo hacer constar que la colección me es conocida a causa de hallarse depositada por su descubridor y dueño en el Museo Arqueológico Nacional, a donde se destina, y donde tuve ocasión de examinarla, en unión de Académico de Bellas Artes D. Narciso Sentenach, como peritos propuestos por la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, para informar a la Superioridad, con el mismo fin respecto del cual se apela ahora por ella, en cumplimiento de recientes disposiciones legales de carácter general, al docto juico de nuestra Academia.
También es de notar que en vista de la importancia de la colección, la expresada Junta Superior de Excavaciones encargó de proseguirlas por cuenta del Estado al propio D. Federico de Motos y a D. Juan Cabré en el sitio de los primeros hallazgos, lo que efectuaron en 1918 y de cuyos resultados, provechosos asimismo para el Museo, han dado cuenta en una Memoria que acaba de ser publicada con el título de La necrópolis ibérica de Tútugi.
Este fue el nombre de la antigua ciudad que hubo donde hoy Galera. La necrópolis, según los excavadores, se extiende algunos kilómetros por las lomas y pequeños cerros inmediatos. El afán de descubrir quiméricos tesoros ha destruido muchas sepulturas antes y después de su docta exploración primera y los objetos que contenían han pasado a manos extrañas.
Ello es tanto más de lamentar cuanto que no se trata de sepulturas romanas, sino anteriores ibéricas, y por tanto tiene esta necrópolis especial interés.
Los exploradores hacen en su Memoria detenido análisis de los grupos en que se ofrecen las sepulturas, de la variedad de éstas, de los distintos ritos de incineración o inhumación a que responden y demás particularidades dignas de ser notadas. Bastará decir aquí que las sepulturas en cuestión se anuncian por túmulos o montículos artificiales que cobijan hoyos en las más sencillas, cajas formadas con piedras en otras, y en las más importantes, cámaras cuadradas con galería lateral o circulares con su galería o eje, siempre construidas con piedra y con pavimento de yeso, ornamentado con pinturas.
En lo que puede llamarse el ajuar funerario predomina extraordinariamente la cerámica y a lle acompañan objetos de piedra, yeso, metal, vidrio y piedras duras.
Circunscribiéndonos al grupo parcial o colección que motiva este informe, y que es bastante numeroso, pues pasa de doscientas piezas, atestigua como los posteriormente formados, que corresponde como lo hicimos constar en el indicado informe anterior, al período de la dominación cartaginesa, cuando el comercio importaba al país ibérico vasos pintados griegos e itálicos, al propio tiempo que le surtía de productos de la industria química, y la indígena, avivada por estas influencias, producía también cerámica artística, adornos de metal, armas y objetos varios, todo lo cual determina una época comprendida entre los siglos IV y III antes de Jesucristo.
No es la necrópolis ante-romana de Tútugi un caso aislado en nuestra Arqueología, sino que se relaciona por dicha con otros análogos, como son la de Baria en Villaricos (Almería), de que su explorador, Sr. Siret, dio cuenta a la Academia, y la Peal de Becerro (Jaén), correspondientes como los santuarios ibéricos de Despeñaperros y de Castellar de Santisteban a la región de Andalucía, en que la riqueza de las minas fue causa de que fenicios, cartagineses y romanos afirmasen su dominio. Y ello explica los caracteres orientales de las sepulturas, el origen oriental y griego de los objetos importados y las reminiscencias del arte de esos pueblos en el ibérico.
Entre los objetos de la colección propuesta, hay dos urnas cinerarias de piedra caliza con la tapa de yeso, en forma de caja cuadrangular, una de ellas con adornos pintados en rojo.
Los vasos pintados de extraña procedencia que avaloran y determinan fecha al conjunto de la colección, forman tres grupos: uno de vasos griegos, otro de vasos italo-griegos y otro de vasos de factura campaniana. Los griegos de estilo griego del siglo IV con figuras rojas sobre fondo negro, son: una crátera, del tipo oxibaphon, decorada con un joven a caballo y ante él un genio femenil con un jarro y una pátera, asunto funerario, y un ánfora tipo pélike con un busto varonil entre dos grifos.
La manufactura italo-griega está representada por dos cráteras de figuras rojas y blancas, cuyos asuntos son respectivamente escena de triclinio y bacanal.
Y, en fin, de manufactura campaniana hay una docena de páteras y platos, barnizados de negro, del siglo III.
De singular interés son los vasos cartagineses, en los que señalan dos manufacturas y estilos. Cinco vasos de boca acampanada, alguno de ellos ornamentado con zonas lineales pintadas de rojo, que guarda alguna reminiscencia con los chipriotas. Pero los más importantes son dos vasos grandes de forma ovoidea, bañados de blanco y con pinturas de color rojo muy borradas.
Añádense a tan variados productos cerámicos, los ibéricos, que son en mayor número, y de los que dieciocho están decorados con pinturas rojas, y algunos además con labor incisa, circunstancia que avalora mucho estas piezas. La ornamentación pintada consiste en zonas, series de semicírculos concéntricos y otras combinaciones curvilíneas; y la incisa o estampada a punzón, que alterna con la pintada, consiste en círculos conteniendo estrellas o líneas onduladas.
Fuera de Numancia no habíamos visto hasta (¿ahora?) estos vasos de Galera otros con decoración incisa, que allí aparece en vasos negros, no pintados, con sistema diferente, y aquí en consorcio con el pictórico, constituyendo una variedad nueva.
Además hay dos anforillas de vidrio polícromo de tipo fenicio, y dos ungüentarios lisos.
Otro grupo estimable de la colección es el de objetos, en su mayoría de alhajas de adorno personal. Consisten en artes de oro, cuya caída forma a modo de racimo de uvas, y canutillos, siendo en total diez y ocho las piezas de orfebrería.
Por otra parte, hay buen número de cuentas de collar de vidrio.
De metal tan sólo hay un asa de vaso, de bronce, adornada con una máscara de Sileno y una punta de lanza de hierro ibérica.
Tal es la colección ofrecida al Estado por D. Federico de Motos, la cual será tanto más útil al Museo cuanto que es complemento de la que él ha ingresado por fruto de las excavaciones antedichas, y en la que también se cuentan urnas cinerarias, vasos y objetos varios de idénticos caracteres a los descritos.
En cuanto al precio en que deba ser adquirida la colección Motos, el que suscribe se halla en el caso de ratificarse en la apreciación formulada en el informe de referencia, y que es como sigue:
Urnas cinerarias de piedra Pesetas 200
Vasos pintados griegos e italo-griegos y piezas campanianas “ 2.000
Vasos cartagineses “ 600
Vasos ibéricos “ 2.000
Objetos de vidrio y de hueso “ 300
Piezas de metal y fragmentos “ 500
Total 5.600
En esta cantidad de cinco mil seiscientas pesetas se estima, pues, el valor total de la colección de antigüedades de Galera, ofrecida en venta al Estado por D. Federico de Motos, con destino al Museo Arqueológico Nacional.
La Academia resolverá lo que más justo pareciere.
Madrid, 15 de Octubre de 1920.
José Ramón Mélida”
1 A la oferta hecha al Museo Arqueológico Nacional por don Federico de Motos por su colección de piezas arqueológicas de Galera, la dirección de éste encarga un estudio y valoración de ellas, que es el que se ofrece a continuación y que fue publicado en el Boletín de la Real Academia de la Historia.
2 De la Real Academia de la Historia.
No tardó en enterarse de esta operación la revista que por aquellas fechas se publicaba en Granada, titulada “La Alhambra”. Y tampoco parece que le alegrase sobremanera que esta nutrida colección se quedase en Madrid.
En el número del 15 de febrero de 1922, en su sección “Crónica Granadina”, se informa a los lectores del hecho con estas palabras:
“Una colección arqueológica que no es para Granada… Por R.O. de hace pocos días, se ha adquirido para el Museo arqueológico nacional una colección de objetos arqueológicos de gran interés. , hallados en una necrópolis anterromana, en Galera, de nuestra provincia. La antigüedad de esos objetos dícese se remonta ‘al siglo III antes de Jesucristo, aunque algunos de sus vasos griegos datan del siglo IV’. Muy bien está que se hayan adquirido esas antigüedades, pero no parece muy correcto que se despoje a Granada de ellas y en lugar de ingresar en el Museo arqueológico de nuestra provincia como sería justo y lógico, vayan a aumentar las colecciones del Museo nacional, advirtiendo que de las excavaciones de que proceden los objetos en cuestión, hay otro muchos que han adquirido españoles y extrangeros (sic) 11, y que ni se dio conocimiento a la Comisión de Monumentos de esta provincia, ni se le ha consultado para nada.
En esta revista hemos publicados fotograbados de objetos procedentes de Galera, que no pertenecen a la colección adquirida por R.O. y háblase de otros muchos que sabe Dios a dónde habrán ido…”
-
Piezas procedentes de los trabajos de Cabré y Motos, que en total son 256 objetos.
-
Colección Siret, a la que hemos aludido anteriormente, compuesta por la Diosa de Galera y las demás piezas adquiridas por Gossé.
-
Colección Cerralbo, que se cree está formada por otros materiales recogidos por Motos en 1917.
PEABODY MUSEUM (CAMBRIDGE, MASSACHUSETTS, EEUU)
En este Museo se encuentran varias piezas de Galera que se intercambiaron, junto con otras, por materiales arqueológicos españoles que había depositados en este museo norteamericano.
MUSEO DE PAMPLONA
Como consecuencia de un intercambio entre este museo y el Arqueológico Nacional, en el primero figura una pátera de barniz rojo hallada en Galera.
MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE GRANADA
Fragmento pie de una crátera ática, anteriormente atribuidos a un yacimiento de Adra (Almería). Varios fragmentos de cerámica ática, tres de ellos del Pintor de la Grifomaquia- y dos copas. Dos urnas, un ánfora púnica y un plato. Cuatro urnas decoradas, un kálato, una tapadera y dos platos. Una urna de cuello acampanado. Una caja de piedra, dos recipientes de cerámica con asas y tapaderas, así como restos de armas. Dos platos y una fusayola.
FUNDACIÓN RODRÍGUEZ ACOSTA, DE GRANADA
Crátera con escena dionisíaca, dos pateras de barniz negro, una caja tallada en piedra y decorada, casco de bronce, y escifo de barniz negro. Esta colección estuvo expuesta hace unos años en el Museo Arqueológico Municipal de Galera temporalmente.
MUSEO JOAN CABRÉ DE CALACEITE, TERUEL
Cabecita varonil tallada en piedra y tal vez una urna de borde dentado y decoración pintada geométrica, ambas piezas propiedad de Juan Cabré
MUSEO DE MURCIA
Dos cráteras áticas de campana, dos copas “Cástulo” y fragmentos de tres pateras. Una urna globular con decoración geométrica pintada.
INSTITUTO DE ARQUEOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA
Un casco de bronce, tal vez procedente de Galera.
MUSEO MUNICIPAL DEL AYUNTAMIENTO DE GALERA
Dos cajas de piedra, zapata de piedra muy parecida a la del túmulo 76, crátera ática de campana, tres glaucas áticas decoradas con lechuzas, una copa ática de figuras rojas y varios recipientes cerámicos con decoración pintada. Varios anforiscos de pasta vítrea. Un caldero de bronce y armas de hierro
V. LAS PRIMERAS PUBLICACIONES
Comunicación de don Juan Molina Romero
El primer documento escrito, al menos en el siglo XX, que conocemos referido específicamente a los materiales arqueológicos del cerro del Real -y por tanto vinculados estrechamente con su necrópolis ibérica- es la comunicación que dirige don Juan Molina Romero al eminente epigrafista de la época Fidel Fita sobre el hallazgo el 21 de septiembre de 1916.
Publicada en el Boletín de la Real Academia de la Historia bajo el título INSCRIPCIONES ROMANAS DE CHIRIVEL Y GALERA, éste es un fragmento del texto:
“… Al Noroeste de esta villa hay un cabezo ó pequeño cerro que se nombra ‘El Real’. Es propiedad de un labrador llamado Romualdo Heras, y dista 400 metros de la población, de la que está separado por un barranco y otro cerro, llamado ‘de la Virgen de la Cabeza. Desde el referido ‘Real’ se divisa la ciudad de Huéscar al Norte y á unos siete kilómetros de distancia, y a unos ocho hacia el Sureste la pintoresca villa de Orce.
En este cerro, y en el sitio llamado ‘El Tesoro’, dicen las gentes que estuvo D. Juan de Austria cuando emprendió su campaña contra los moriscos, y que á unos dos ó tres kilómetros de distancia estuvo una ciudad romana que tenía cuatro mil vecinos.
En el sitio de ‘El Tesoro’, y con permiso de su dueño, hiciéronse excavaciones a mediados de Junio de este año. Resultado fué el encontrarse allí cuatro ó cinco cadáveres, sobrepuestos a restos de animales hoy desconocidos; y al lado de estos restos cinco silos ó huecos, un trozo de pierna de una estatua, una manilla de metal, estilos de marfil, trozos de cerámica con barniz muy raro y vistosísimo, zócalos y fustes de quebradas columnas; y lo más notable un pedestal ó sillar, que mide 90 centímetros de alto por sesenta de ancho, y de cuyo letrero acompaño fotografía”
La respuesta no se hace esperar.
“El Director de la Real Academia de la Historia. Particular. Calle de León, 21. Madrid.
Sr. Don Juan Molina Romero. Madrid, 4 de Octubre de 1916.
Muy Sr. mío y de toda mi consideración y mi respeto.
Ayer me llegaron las dos fotografías y la excelente comunicación acerca de los objetos arqueológicos hallados en el Real de esa noble villa. No ha podido enviarle antes el Padre Francisco Pérez Romero12, cuñado de V., porque ha estado un mes de retiro espiritual en la Santa Cueva de Manresa.
El Boletín de la Academia no tardará en publicar el fotograbado de la inscripción y su correspondiente estudio.
Es una lápida a la abuela del emperador Alejandro Severo, llamada Julia, por esa entonces ciudad o municipio romano que entonces era Tútugi o Tutugia, nombre parecido al de Tucci, hoy Martos.
Bueno sería recobrar o conocer otras piedras o letreros que se dicen hallados cerca de ahí:
1º. En la Cuesta de los Baños (sulfurosas). Lápida geográfica del año 243, dedicada al emperador Gordiano por el municipio de Tútugi13; con ella se descubren otras tres, que no se copiaron por borrosas, pero que ahora cualesquiera que sean sus trazos de letras, importaría sacar del olvido por medio de la fotografía.
2º. En la cortijada de Venta Quemada (Cúllar Baza) un miliario o mojón señalando las millas de la vía romana y en lo más alto del cerro de la villa de Cúllar, junto a la antigua ermita, otro miliario14.
La Colonia Salaria no estaba ahí, sino cerca de Úbeda, en las ruinas que llaman de Úbeda la Vieja.
Su agradecido affmo. S.S.Q.B.S.M. Fidel Fita”
En las páginas 495 a 498 del referido Boletín aparece el estudio anunciado por Fita, del cual sólo mostramos la parte correspondiente a los hallazgos de Galera.
“Galera. Esta noble villa del partido de Huéscar en la provincia de Granada, se dió á conocer á mediados del siglo XVIII, por cuatro inscripciones romanas hallada en la ‘Cuesta de los Baños’, al oriente de la población. De las cuales dieron noticia á nuestra Academia, su individuo de número D. Luis José Velázquez de Velasco, Marqués de Valdeflores, en 1755, y el Deán de Baza D. Antonio José Navarro, en 1798. De las cuatro inscripciones, una tan solamente copiaron Navarro y Velázquez, afirmando que las demás, por borrosas, estaban punto menos que ilegibles.
Hübner, bajo el número 3.406 de su colección epigráfica, eliminó los defectos de una y otra copia, y expuso los datos suficientes para devolver a tan insigne letrero su forma primitiva.
‘Imp(eratori) Caes(ari) M(arco) Ant(onio) Gordiano p(io) f(elici) aug(usto) pont(ifici) max(imo) trib(unicia) potestate imp(eratori) co(n)s(uli) Resp(ublica) Tutug(itanorum) devota numini maiestaeique erius
‘Al Emperador César Marco Aurelio Gordiano, pío, feliz, augusto, pontífice máximo, revestido de la tribunicia potestad, emperador, cónsul, por devoción a su Númen y Majestad ha dedicado este monumento la República de Tútugi’.
Gordiano III, á quien la ciudad de ‘Tútugi’ (Galera) consagró esta memoria, fue cónsul por primera vez en el año 239, y por segunda en 241. Anterior a este año (241), la fecha de la inscripción recae, por lo tanto, sobre el 239 ó 240.
El extravío de tan preciosa lápida ha sido compensado, no ha muchos meses, con el de otra inédita y no menos insigne, sobre cuyo descubrimiento, mi generoso amigo D. Juan Molina Romero, ilustrado vecino de Galera, me comunicó lo siguiente (A continuación transcribe el documento ofrecido más arriba)
Julia Mesa, á quien está dedicada esta inscripción, vivía y murió durante el intervalo de tiempo (11 de Marzo 1222 – 19 Marzo 1235), en que reinaba su nieto el emperador Alejandro Severo, cuyo cognombre y los de su madre y abuela fueron picados o borrados tanto en éste como en otros monumentos, imperando (años 235 – 238) el bárbaro Maximino.
A falta de inscripciones y de geógrafos antiguos que decidan la cuestión de si fue ‘Tútugi’ o ‘Tuttugia’ el nombre romano de Galera, básteme añadir que la resuelve el ‘Fuero Juzgo’, libro XII, título 2, ley 13. El encabezamiento de esta ley, al tenor de los más antiguos y mejores códices, dice: ‘Flavius Sisebutus rex sanctissimi Agapio, Cecilio, ítem Agapio, episcopis sive indicimus ibídem institutis, similiter et reliquis sacerdotibus vel iudicibus in territorio Barbi, Aurgi, Sturgi, Iliturgi, Viatia, Tula, Tutugi, Egabro et Epagro conssistentibus15.
En ese mismo año 1916, el señor Molina Romero otra vez y el también vecino y médico del pueblo, don Juan Carrasco, envían a la revista MUNDO GRÁFICO un artículo que titulan UN INTERESANTE DESCUBRIMIENTO EN GRANADA, que aparece en el número del 1 de agosto. Lógicamente, los hallazgos de que se hacen eco son consecuencia de las actividades que los “tesoreros” están llevando a cabo en toda al área. Por su indudable interés, transcribimos el texto a continuación y reproducimos la página completa en otro apartado de este trabajo.
“Hasta ahora fue Granada, con muchos pueblos importantes de su provincia, lugar de recuerdos de las luchas, usos y costumbres de la raza árabe. Los eruditos y los poetas buscaban constantemente la remembranza evocadora de una civilización que dejó huellas profundas en monumentos de una insuperable belleza.
Al mismo tiempo otros hombres, tenaces investigadores de los tiempos remotos, estudiaban y rebuscaban, queriendo descubrir señales de otros pueblos que ya sólo viven en las más viejas páginas de la historia. En Galera se venían realizando, desde hace algún tiempo, trabajos de investigación, de cuya eficacia no se dudaba. Efectivamente, hace poco han sido descubiertos varios objetos arqueológicos de época romana, de gran valor artístico, y las ruinas de un monumento curioso. De algunos de los descubrimientos se publican fotografías en esta plana.
Entre las ruinas ha sido también encontrada una lápida avalorada por una inscripción. Según el ilustre Padre Fita, se trata de una lápida perteneciente á la primera mitad del siglo III y dedicada á la abuela del Emperador Alejandro Severo, llamada Julia, por la que entonces era ciudad o municipio ‘Tútugi’ o ‘Tutugia’, nombre parecido al de ‘Tucci’, que es hoy Martos. Además, no muy lejos de Galera, han sido encontradas varias urnas cinerarias y una figura de alabastro.
Todos estos objetos tienen un indudable valor arqueológico, muy ponderado por cuantas personas tienen noticias de ellos. Queriendo nosotros contribuir á la divulgación de su conocimiento, reproducimos en la presente página algunos de ellos, seguros de que satisfarán la curiosidad de nuestros lectores.
Los aficionados á los estudios de la arqueología verán con gusto los trabajos realizados en Galera, tan meritorios como los que también se ejecutan en otras provincia españolas. No hace muchos días, los periódicos dieron noticias de haber sido hallada en Soria una necrópolis ibérica, con las urnas, tumbas, espadas, etc., en admirable estado de conservación, circunstancia que aumenta el valor del descubrimiento”
Don Federico de Motos aparece en HERALDO DE LOS VÉLEZ
Sólo un mes después de la publicación del anterior artículo, el Heraldo de los Vélez, en su número 13, de 2 de septiembre de 1917, recoge una declaración de Motos, que ya estaba interviniendo en Galera.
Aunque algo extenso, tanto por su interés -este escrito es la base del Capítulo II de la futura Memoria de la excavación- como por su dificultad para encontrarlo, hemos creído conveniente copiarlo íntegramente en este trabajo para su consulta por los interesados.
“UN INTERESANTE DESCUBRIMIENTO EN GRANADA. Bajo este epígrafe he leído con sumo interés en la revista ‘Mundo Gráfico’, correspondiente al 1º del actual, un artículo acompañado de algunas fotografías en que se da conocimiento de descubrimientos arqueológicos recientemente realizados en Galera, y como tales hallazgos tienen relación directa con los trabajos de excavación hechos por mí, me interesa dar a conocer los antecedentes de estos descubrimientos, con objeto de aclarar el origen y procesos de mencionados interesantísimos descubrimientos y el estado actual de los mismos.
En los primeros días de agosto del año pasado, encontrándome en Huéscar acompañado del sabio arqueólogo el abate Mr. Breuil, haciendo estudios de una cueva ornamentada con pinturas de arte rupestre, que en dicho término habíamos descubierto, llegaron a nosotros noticias de que en la inmediata villa de Galera unos labriegos, haciendo trabajos en busca de tesoros, habían hallado varios sillares y columnas, restos de un gran edificio. Dada la proximidad del sitio y nuestra afición a la Arqueología, nos trasladamos al mencionado lugar, resultando cuanto nos habían referido. En el cerro llamado ‘El Real’, próximo al pueblo al cual domina, y en el sitio en que, según la tradición, acamparon las huestes que acaudilló Don Juan de Austria en la toma definitiva de Galera, en una ladera cerca de la cima del mencionado cerrete, orientada al Norte, lugar en que se habían hecho los trabajos, nos hallamos ante una gran confusión de materiales de construcción, en que andaban revueltos entre escombros y tejas, sillares y pilastras, trozos de columna y algún capitel bastante mutilado, siendo lo más interesante de estos materiales arquitectónicos un gran pedestal con inscripción romana, logrando encontrar entre los demás materiales la basa y capitel que lo completaban. De todo tomamos apuntes, dibujos y fotografías que, acompañados de ligera reseña mandé al ilustre Director de la Real Academia de la Historia.
Como entre los escombros hallara algunos trozos de cerámica ibérica pintada, avivó más mi curiosidad investigadora, haciendo que volviera de nuevo al sitio, y con más detenimiento hacer un estudio más minucioso de esta comarca, teniendo la satisfacción de haber determinado con exactitud el lugar de una necrópolis ibérica en extremo notable; excavando algunas sepulturas en las que encontré ajuares funerarios interesantísimos; con estos datos suspendí los trabajos hasta obtener la debida autorización.
En el tiempo transcurridos varios labradores próximos a este sitio, y codiciosos de encontrar tesoros, se dedicaron a cavar por todas partes, logrando encontrar sepulturas con ajuar funerario importante, como son muestra la crátera griega y la figura de alabastro que en número de referencia se reproduce, siendo conveniente hacer constar para lo sucesivo que esta estatuita fue encontrada en una sepultura, que no terminé de excavar por lo que anteriormente llevo manifestado, y anticipándose a hacerlo un labrador conocido, el que al encontrarla, me escribió manifestándome tenérmela reservada. Poco después de esto visitó el pueblo de Galera un extranjero, ya naturalizado en España, el que teniendo conocimientos de estos hallazgos se propuso adquirir la estatua de referencia, pero encontrando dificultad por oponerse a cedérsela el poseedor por el ofrecimiento hecho a mí, puso en juego una artimaña, al par que incierta poco decorosa, haciéndole ver que lo mismo que él la adquiriese, puesto que su destino llenaba el mismo fin, o sea, coleccionarse en el mismo Museo, logrando hacerse de ella por este procedimiento. Los demás objetos que constituían el ajuar funerario de esta sepultura, los conservo.
En vista de que estos hallazgos se difundían con pasmosa rapidez, muchas gentes se dedicaron a excavar con avidez, destruyendo restos preciosos de civilizaciones tan remotas, por lo que me decidí a solicitar de inmediato la autorización debida por si con esto podía evitarse semejante expoliación; la cual me fue concedida por R.O. de 8 de mayo último.
Creí cumplir con un deber de cortesía poner en antecedentes de estos hallazgos a mi distinguido amigo y sabio arqueólogo Sr. Marqués de Cerralbo, no tan sólo por el cargo que tiene en la Junta superior de excavaciones, cuanto por su reconocida competencia, en particular en la Arqueología de esta época, por los extraordinarios descubrimientos por él realizados, los cuales en su género son de los más notables hasta ahora hechos en España, siéndole tan satisfactorias las noticias y datos que le suministré que con desprendimiento y noble desinterés patrocina esta empresa.
En junio último realicé una campaña fructuosa excavando sepulturas de mucho interés bajo el punto de vista arqueológico, consiguiendo encontrar urnas ibéricas, que unidas a los objetos de metal hallados, como espadas, lanzas, placas de cinturón, etc., permiten fijar con exactitud la fecha de esta necrópolis, que se remonta a los siglos V y IV a. de J.C., consiguiendo también determinar con mis trabajos de exploración localizar el sitio que ocupó la población ibérica, como igualmente he descubierto el lugar que ocuparon dos estaciones neolíticas bastante extensas a juzgar por el perímetro que ocupan las acrópolis, con lo que se demuestra que esta comarca fue preferida por diversas gentes para en ella fijar sus residencias desde tiempo remotos, debido a su posición topográfica, que sería el paso forado de la tribus y la carabanas (sic) prehistóricas desde las costas levantinas hacia el interior, a la feracidad del suelo y abundancia de su aguas, unido a la extratégico (sic) del terreno por la defensas y fortificaciones naturales.
Es mi propósito continuar estas exploraciones abrigando la firme convicción de que llevadas a su término, se encontrarían datos de tal interés que pondrían a esta comarca al nivel de otras tan interesantes en descubrimientos del pasado, como las de Numancia, el Cerro de los Santos, Arcóbriga, Almedinilla, etc.
Federico de Motos”
LA NECRÓPOLIS IBÉRICA DE TÚTUGI
MEMORIA DE LAS EXCAVACIONES PRACTICADAS EN LA CAMPAÑA DE 1918
Indudablemente, ésta es la publicación fundamental, que da a conocer al mundo de la Arqueología la realidad de una necrópolis ibérica de gran importancia por los restos e informaciones que aporta, pese a haber sido gravemente dañada por la acción de los furtivos, que fueron quienes la descubrieron.
Autorizadas las excavaciones por la JUNTA SUPERIOR DE EXCAVACIONES Y ANTIGÜEDADES, éstas se llevan a cabo por Federico de Motos Fernández y Juan Cabré Aguiló. Aunque en la Memoria se expresa que estas investigaciones han tenido lugar en la campaña de 1918, en ella se recogen las actividades que, en este sentido, han tenido lugar los dos años anteriores, 1916 y 1917.
El libro se publica en Madrid en 1920 con el número general 25 y el 4 de ese año 1918.
Consta de 92 páginas, incluido en ellas el Índice, además de otras diecisiete láminas, que contienen planos, dibujos y fotografías.
Se compone de seis capítulos y un apéndice, que son los siguientes:
Capítulo I. Fecha y antecedentes acerca del descubrimiento de la ciudad Ibérica de Tútugi y su necrópoli. Lugar de las ruinas de esta ciudad iberorromana. Razones para tal atribución. Sitio que ocupa la necrópoli ibérica. Estructura geológica de aquel suelo.
Capítulo II. Trabajos realizados en la necrópoli con anterioridad a la campaña oficial de 1918.
Capítulo III. Descripción por orden geográfico de las sepulturas de la necrópoli de Tútugi y de sus ajuares respectivos.
Capítulo IV. Diferentes sistemas de sepulturas de la necrópoli ibérica.
Capítulo V. Inventario y clasificación de los objetos que hemos descubierto o estudiado procedentes de esta necrópoli.
Capítulo VI. Edad y civilizaciones a que pertenece la necrópoli de Tútugi.
Apéndices. I. Vestigios prehistóricos de la región de Tútugi. II. Las alfarerías de le necrópoli ibérica. III. Sepulturas de carácter visigótico.
Por su extensión, no es adecuado incluir en esta Introducción el texto íntegro de la repetida Memoria, pero al tratarse precisamente de la pieza principal relativa a la necrópolis, los lectores tendrán ocasión de conocerla.
Para ello, a partir de la aparición de esta primera parte de los actos para la celebración del CENTENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE LA NECRÓPOLIS DE TÚTUGI, se ofrecerán, con una periodicidad quincenal, los distintos Capítulos arriba reseñados, así como las láminas ilustrativas que componen esta Memoria.
LA NECRÓPOLI DE TÚTUGI. Objetos exóticos o de influencia oriental en las necrópolis turdetanas, por Juan Cabré Aguiló. Madrid, 1929.
Formando parte del Tomo XXVIII y correspondiente al IV Trimestre de este año, el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones acoge esta nueva obra de Cabré, en este caso de producción individual, en que profundiza sus estudios en algunos de los materiales conservados en los enterramientos galerinos.
El texto se compone de 44 páginas, en algunas de las cuales se intercalan dibujos de los materiales del cementerio tutugiense en estudio y de otros pertenecientes a otros yacimientos.
La obra concluye con la incorporación de seis láminas que ofrecen magníficas fotografías de cistas decoradas, cráteras, la estatuilla de alabastro y un asa de bronce de un vaso griego, cuatro ánforas ovoides de tipo púnico decoradas y seis urnas cinerarias decoradas (tres de ellas procedentes de Arcóbriga).
IBÉRICA. Revista semanal. Tortosa (Tarragona)
El 15 de Octubre de 1921, correspondiente al número 397, Año VIII, esta revista subtitulada “El progreso de las Ciencias y sus aplicaciones”, recoge en su portada interior y tres páginas completas más un amplio reportaje sobre los descubrimientos arqueológicos de Galera, originado lógicamente por la publicación de la Memoria, citada anteriormente y escrito por Enrique Herrera Oria (Santander, 15 de julio de 1885 – 1951), escritor, historiador y pedagogo jesuita español, hermano del cardenal Ángel Herrera Oria.
Como ilustraciones, la portada interior ofrece una espectacular composición fotográfica compuesta de dos fotografías situadas en los ángulos superiores, correspondientes a la crátera en la que se representa un efebo que cabalga sobre un caballo, a quien una niké le ofrece una bebida. En los ángulos inferiores vemos otras dos imágenes, éstas de un pelike igualmente griego, decorado con escenas mitológicas. En la parte superior e inferior del centro, aparecen dos anforillas o perfumarios de pasta de vidrio. Todas estas piezas proceden de la necrópolis ibérica.
En la página 216 se utilizan como ilustración dos grandes ánforas de tipo púnico, profusamente decoradas, que aparecen con sus aspecto original y posteriormente reconstruidas.
La siguiente página utiliza un dibujo en que están representados las distintas formas y motivos ornamentales de las cerámicas ibéricas recuperadas en las diferentes sepulturas.
Finalmente, la última página incluida en este reportaje, cuyo título es “Descubrimientos de la época cartaginesa en España”, es el plano general de la totalidad de la necrópolis, que abarca ésta y sus inmediaciones.
VI. DECLARACIÓN COMO MONUMENTO NACIONAL
En la Gaceta de Madrid del día 4 de junio de 1931, número 115, páginas 1181 a 1185, ambas inclusive, se publica el siguiente Decreto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes:
“De conformidad con los informes emitidos por la Junta Superior de Excavaciones y el Comité ejecutivo de la Junta de Patronato para protección, conservación y acrecentamiento del Tesoro Artístico Nacional, y en virtud de lo dispuesto en el Decreto ley de 9 de Agosto de 1926, el Gobierno provisional de la República, a propuesta del Ministro de Instrucción pública y Bellas Artes, decreta lo siguiente:
Artículo 1º. Se declaran Monumentos histórico-artísticos pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional, los siguientes:… Granada. Convento de Zafra, Granada. Ermita de San Sebastián, Granada. Ruinas del Puente del Cadí, Granada. Puerta Monaita, Granada. Hospital Real, Granada. Iglesia de San José, Granada. Monasterio de la Cartuja, Granada. Iglesia de Santa Ana, Granada. Cuartel de San Jerónimo, Granada. Iglesia Mayor de Alhama. Edificio subterráneo en Gavia (sic) la Grande. Iglesia de San Gabriel, de Loja. Recinto de la Alcazaba y su aljibe, en Loja. Recinto murado de Moclín. Castillo de Píñar. Alcazaba de Guadix. Necrópolis hispánica de Galera. Acueductos de Almuñécar. Cueva de Sietepalacios en el Castillo de Almuñécar. Torre del Monje, en Almuñécar. Termas árabes de Alhama. Catedral de Guadix. Iglesia Mayor de Baza. Iglesia vieja de Montefrío. Iglesia Mayor de Alhama. Convento de Santiago de Guadix…”
1 Curiosamente, en la Comunicación que presenta don Juan Molina Romero al Boletín de la Real Academia de la Historia con fecha del 21 de septiembre de 1916, éste dice haber localizado varios restos arqueológicos en el cerro del Real “en el sitio de llamado El Tesoro”, denominación que cita una segunda vez en el siguiente párrafo. ¿Es que Marta habría indicado con el suficiente tiempo donde supuestamente estaba enterrado el objeto de su sueño, para que el nombre calase entre las gentes -en 1915, por ejemplo- hasta popularizarse este lugar como “el Tesoro”?
2 El autor de esta biografía se confunde de fechas, ya que no es hasta 1916 cuando Motos comienza los trabajos, aunque sin autorización oficial, de la excavación de la necrópolis ibérica.
3 Guillermo Gossé.
4 Luis Siret, que en ese momento estaba en su tierra natal, a consecuencia de la 1ª Guerra Mundial, y que hasta entonces había excavado en la provincia de Almería.
5 Nos referimos a la fábrica de harinas “La Concepción”, propiedad de los antepasados de don Juan y de su esposa, los cuales la heredaron y explotaron a lo largo de toda su vida, continuando con ello la estrecha vinculación que ambas familias establecieron con Galera por lo menos desde 1877, en que don Fernando Pérez Cano adquiere la condición de vecino de Galera al haber causado baja como tal en Vélez Rubio.
6 Escritas por el Secretario del Ayuntamiento de Galera años más tarde, cuando se le nombra hijo adoptivo de la villa
7 El artículo, aparecido en el número del 1 de agosto de 1917 de la revista ilustrada MUNDO GRÁFICO bajo el título ‘Un interesante descubrimiento en Granada’, lo ofrecemos en este mismo trabajo.
Aunque sin haberse publicado, se conservan diversos apuntes manuscritos del señor Molina relacionados con Vélez Rubio y principalmente Galera, que hablan de la inquietud y el interés que tenía su autor por los asuntos históricos y religiosos de ambas localidades.
8 18 de noviembre de 1956.
9 A la licencia de excavación que se le ha concedido por Real Orden de 8 de mayo de 1917.
10 Sorprende cuando nos enteramos que don Federico de Motos ofrece al Estado venderle esta colección de materiales, cuando en el Documento que transcribimos en el Apartado III de este trabajo, se determina en la cláusula V que “los objetos que se encuentren en las referidas excavaciones pasen como propiedad del Estado a formar parte del Museo Arqueológico Nacional”. Tal vez esta venta se pueda llevar a cabo porque los materiales de este lote que se ofrece han aparecido antes de las excavaciones oficiales.
11 Se refiere sin duda a las piezas compradas por anticuarios en Galera y vendidas posteriormente a coleccionistas de Granada, actualmente custodiadas en la colección Rodríguez Acosta, así como las que había adquirido Guillermo Gossé para Siret.
12 Sacerdote de la Compañía de Jesús, al igual que el señor Fita. Por lo que éste dice de aquél, ambos se conocerían.
13 Desaparecida ya en los primeros años veinte del siglo XX. Las otras deben ser tres de las cuatro que actualmente están depositadas en el Museo Arqueológico Municipal de Galera.
14 Este miliario sea tal vez el estudiado por Mauricio Pastor y Ángela Mendoza Eguaras en su obra INSCRIPCIONES LATINAS DE LA PROVINCIA DE GRANADA (Universidad de Granada, 1987)
15 A los muy sanctos, é á los muy bienaventurados don Agrapio, é don Cecilio, obispos, é á los jueces daquel logar, é otrosí á los otros sacerdotes de aquella tierra de Brabi, é Desturgi, y de Iliturgi, é Turgi, é de Macia, é de Tugia, é de Tutugi, é de Egabro, é de Epegro, que son en estas tierras”.