GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 96)
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III. 7. EL APROVECHAMIENTO DE LAS TIERRAS
III. 7. B. OTRAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS
Tradicionalmente, como se ha expresado en el apartado anterior, las dos actividades básicas en la economía de los galerinos han sido la agricultura y la ganadería. Sin embargo, relacionadas con éstas -sobre todo la primera de ellas- ha habido actividades de transformación de algunos productos agrarios como ha podido ser la molinería, la elaboración del vino, la transformación del cáñamo y la extracción del yeso.
Por lo que a la industria harinera se refiere, han sido varios los molinos de agua que han funcionado desde siglos dentro de este Término municipal, aprovechando las presas o saltos de agua que existen en el territorio. Estos se situaban preferentemente en los cauces del río de Orce, en el del arroyo de La Alquería, la acequia del Espino/Río de Castilléjar, y a partir de la población, iniciado ya el denominado río de Castilléjar una vez juntos los cauces del Barbata y el Orce.
En la actualidad, la actividad más destacada en relación con la industria harinera es la orientada a la panificación, que, además de abastecer a la población, vende buena parte de sus productos en el exterior del municipio y de la comarca.
Es tradicional en la comarca de Huéscar la calidad del vino de Galera. El cultivo de la vid en tierras galerinas está incluso documentado entre los materiales antracológicos de El Castellón de Arriba, con una antigüedad en torno a los 3.600 años. Pese a la costumbre religiosa, los habitantes musulmanes de la Galera medieval cultivaron importantes extensiones de vid en los territorios que aún hoy se destinan a esta actividad agraria. Tras la repoblación con cristianos viejos de 1590 las viñas se rehabilitaron de los estragos causados en ellas -y en el resto del campo- y se pusieron en producción, llegando hasta nosotros, transmitidas de generación en generación, las artes de la elaboración artesanal del vino con formas que recuerdan aún hoy en día las empleadas en La Alcarria. En la actualidad, pese a que la mayoría de las casas del caso antiguo de la población cuenta con bodega -subterránea y dotada de tinajas de barro- ha descendido la fabricación de vino, tal vez por la competencia que le hacen otros tipos de bebidas.
El cáñamo -su cultivo y su elaboración hasta la fase de hilados- ha sido un producto fundamental para la economía de Galera hasta los años sesenta de este siglo en que la aparición de otras fibras sintéticas propició el declive total de esta planta y las actividades industriales necesarias para su transformación. Además de los beneficios que reportaba esta planta textil a sus cultivadores, exigía después un largo proceso de transformación que demandaba una buena cantidad de mano de obra, especializada además. Las labores propias de su recolección (arrancarlo y desgalgolarlo) se sumaban a aquellas necesarias para la obtención final de la fibra (embalsarlo -para procurar que la fermentación desprendiese la fibra del tallo-, desembalsarlo, agramarlo, espadarlo y rastrillarlo). Finalizado este proceso, el producto más selecto del rastrillado se destinaba a la exportación para la confección tejidos y redes de pesca. Una parte de este producto se elaboraba en la misma localidad fabricándose cuerdas y suelas. Estas
últimas daban lugar a una destacada actividad alpargatera, en la que participaba un buen porcentaje de la población.
El yeso, al que nos hemos referido al hablar de la geología del territorio, aparte de haberse consumido de manera personal en actividades de poca importancia, llegó a explotarse de manera un tanto industrial hasta mediados de los sesenta, sin que tuviese lugar un desarrollo muy considerable por falta de inversiones económicas.
El comercio, que ha sufrido un gran descalabro a partir de los años de la masiva emigración, está representando por algunos establecimientos básicos (comestibles y expendedurías de bebidas).
Como actividad comercial más reciente y novedosa hay que señalar un complejo turístico basado en la rehabilitación de las cuevas como viviendas rurales, que se ha puesto en marcha a mediados de los años noventa.