HOY HACE 171 AÑOS QUE CAYÓ “EL TERRERÓN”

Hoy, 4 de enero de 2017, cuando en el reloj se señale que son las cuatro y media de la tarde, se cumplirán los 171 años -número capicúa- de la “caída del Terrerón” sin que ninguna desgracia personal ni material afligiera a aquella Galera de comienzos de 1846.

Hasta hace pocos años, desconocíamos algunas de la circunstancias que concurrieron en aquel hecho, aún recordado por los vecinos de la villa. Sólo se sabía que se había desprendido del cerro de la Virgen de la Cabeza una considerable porción de rocas -el mencionado “Terrerón”-, algunas de las cuales llegaron hasta la plaza, según versiones orales, sin que nadie sufriese el menor daño.

Nuestros tatarabuelos, impresionados y agradecidos, decidieron manifestar su gratitud al santo del día, San Aquilino, de forma permanente, de manera que hasta el día de hoy y desde entonces tiene lugar la celebración de un Rosario de Acción de Gracias a eso del oscurecer, que recorre la población encabezado por miembros de la Hermandad de la Virgen del Rosario. Esta Hermandad es quien, al parecer, se encargó de cumplir esta promesa aportando sus músicas más genuinas y ancestrales, como son las coplas de la aurora, algún aguinaldo y, desde luego, el tradicional rosario de gozo, frente al rosario de pasión, que se canta únicamente el Viernes Santo en el Vía Crucis tradicional.

Por circunstancias casuales, hace cuatro años que tuvimos acceso a la noticia que el 17 de enero del referido año 1846 publicaba un periódico de Madrid, LA POSDATA, sobre el acontecimiento. Aunque ya es conocido por la publicación que sobre este evento se hizo en 2014, creemos interesante copiar lo que aquel desconocido cronista contaba a sus lectores:

CATÁSTROFE.— He creído no debía omitir un suceso notable acaecido en la villa de Galera que por las desagradables consecuencias que ha podido tener y lo mucho que ha llamado la atención por su magnitud, es digno, en mi concepto, de que no pase desapercibido. Con motivo de haberse observado el día 3 del corriente que en un cerro que domina á la referida población se habían abierto grandes grietas que presagiaban su demolición ó desplomamiento, acordó la municipalidad1 que los vecinos que habitaban las cuevas inmediatas, las desalojaran al punto y que no se permitiese el tránsito por la carretera y demás sitios á donde pudiesen alcanzar los efectos de tamaña desgracia. Ésta medida previsora ha salvado á la población un día de luto y de llanto, pues al siguiente se verificó el desplomamiento de parte de aquella grande mole, sepultando bajo sus ruinas á una porción de cuevas de habitación maltratando otras y destruyendo los caminos que conducen, no solo á la cabeza del partido, sino á los demás pueblos que comprende, de suerte que puede decirse ha quedado el de que se trata completamente incomunicado. La confusión, el terror, y desorden que causó este suceso no puede describirse. Las madres corrían en todas direcciones en busca de sus hijos, que creían haber perdido para siempre, los padres ocupados en las faenas del campo, abandonaron sus trabajos al oír el estruendo y notar la polvareda que produjo, y despavoridos volaban á la población temiendo encontrarse sin familia, sin hogar y sin los pequeños capitales adquiridos con tantos afanes y fatigas; pero la Providencia, que jamás nos abandona en los infortunios, ha permitido no haya que lamentar ni una sola víctima. Tan luego como llegó este acontecimiento á noticia de la autoridad superior de la provincia, ha adoptado las disposiciones convenientes para hacer sentir su mano protectora á aquellos infelices, y muy luego se procediera á la recomposición ó apertura de los ramales de comunicación indispensables para que no sufra el menor retraso el servicio público, dispensándoles á la vez los beneficios quo están dentro del circulo de sus atribuciones”.

LA POSDATA. Periódico político y literario. Madrid, 17 de enero de 1846.

(BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA)

Tan considerable debió de ser el desprendimiento que en una fotografía de 1905, es decir, 59 años después, se aprecia bajo el lugar del desplome un enorme conglomerado de rocas y tierra hoy casi desaparecido, bajo el cual transcurre el camino entonces llamado “el Carril”, que era la única salida hacia Cúllar. Para una mejor observación, se ha ampliado el área de la citada fotografía. El resto de las imágenes muestra el aspecto actual del Terrerón.

Como la promesa partió seguramente del Ayuntamiento en consonancia con la Parroquia, el primero mantiene la costumbre de invitar esa misma noche a los componentes de la Hermandad que intervienen en el acto.

1 Compuesta por los siguientes señores: D. Manuel Muñoz, alcalde; don Calixto Chalud, 1er. Tte. de alcalde; don José Mª Domingo Muñoz, 2º tte. de alcalde; don Alfonso de las Heras; don Lorenzo Domingo; don Pedro José Martínez; don Balbino Martínez; don Celestino Pérez; don Domingo Fernández; don Claudio Romo; don José Navarro García y don Miguel Domingo, regidores. Actúa como Secretario interino Cecilio García Padilla por no asistir el propietario, Francisco Mellado, por encontrarse enfermo.

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