GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 78)

EDAD MODERNA

IX.8i. SANTOS, FIESTAS Y HERMANDADES (I)

La componente religiosa en la vida cotidiana de estas gentes que hemos ido conociendo era altamente decisiva en sus acciones, conductas y comportamientos, como es de sobra conocido.

En torno a la ideología de carácter religioso se desarrolla toda una cultura de especiales características que suele dejar profundas huellas entre los pueblos que la practican. No sería posible entender muchísimos de los aspectos de nuestra vida actual de pequeño pueblo en los umbrales del siglo XXI, si no es estudiando los móviles religiosos que han ido consolidando -a través de centurias- esa idiosincrasia que nos caracteriza.

De ahí que haya que investigar sobre sus creencias más profundas para esclarecer y comprender esta irrenunciable faceta de nuestro devenir histórico. Algo de esto hemos podido ver, por ejemplo, en la redacción de los distintos Autos de Buen Gobierno, de los que hemos ofrecido algunos fragmentos significativos. Ya hemos visto cómo en el siglo anterior se alzan las ermitas dedicadas a aquellas devociones más arraigadas, tales como la Virgen de la Cabeza, Santa Ana, San Isidro y San Antón. Más atrás quedan el templo parroquial y la ermita de San Marcos, que corresponden a los primeros años de la repoblación.

El siglo que ahora nos ocupa va a ser el de la consolidación o creación -según cada caso- de las Hermandades de más solera de nuestro acervo piadoso. Igualmente es el momento en que se afianzan aquellas costumbres o tradiciones que han llegado incluso hasta nosotros en una considerable pureza de formas y modos de ejecutarlas. Sin embargo, en el camino han quedado igualmente otras que ya sólo permanecen en los viejos legajos, a las cuales se hace referencia de manera más o menos directa. Lo suyo, para la investigación de este apartado, hubiese sido el disponer de una adecuada fuente de información.

Pero ya está dicho en otro lugar que no se dispone de él por las circunstancias históricas de otro momento. Vamos a comenzar precisamente por enumerar al menos aquellas piadosas costumbres que fueron desapareciendo sin dejar más que un leve rastro en forma de ligera anotación casual. La más antigua de las hermandades de que tenemos razón es la del Santísimo Cristo de la Vera Cruz que fundaron los pobladores prácticamente en los primeros años de su estancia en ésta, su nueva tierra. Nada más sabemos de su desarrollo. Lo más probable es que en el siglo XVII tuviese una continuidad, auque no hemos encontrado alusión alguna con posterioridad. Tal vez no tuviese una vida muy larga y se fuese extinguiendo con el paso de los años.

Hubo también fiestas en honor de la Virgen de la Cabeza a las que se alude en algún acuerdo del Ayuntamiento con ocasión de aprovisionarse con este motivo de pólvora e igualmente a la participación de soldadesca en la celebración «de la madre de Dios de la Cabeza en el último domingo de abril». No sería extraño que, de la misma manera que se conserva esta devoción en los pueblos del entorno geográfico -Cúllar, Benamaurel y Zújar- complementada con una representación de moros y cristianos, las hubiese habido en Galera hasta su extinción en fecha desconocida. Rastros de eso hay, que responden a la gran difusión que tuvo esta advocación mariana en la práctica totalidad de la Andalucía Oriental. Tal vez un residuo de esta fiesta sea la costumbre, aún conservada, de subir al cerro de la Virgen dentro de las fiestas de San Antón, donde se juega la bandera el día 17 de enero por la tarde.

La Candelaria -como fiesta principal que era en la Abadía de Baza- debió de tener predicamento en nuestra villa por la preocupación que pone el Cabildo en su celebración. Precisamente la noticia más antigua conservada de este siglo con relación a sus obligaciones religiosas, es la organización de esta celebridad. Hay incluso una lista de bienes de propios cuyos beneficios se destinan exclusivamente a pagar los gastos de cera de la Candelaria. En total son 133 reales los que anualmente invierte en dicha cera el Concejo.

Curiosamente, las rentas de algunas fincas concretas son las destinadas a tal menester. En 1710, por ejemplo «la viuda de Pedro Fernández… destina cuatro ducados de la casa de su morada… doña Petronila Tomás 3 reales de la casa en que vive… María de Güete 2 reales de la cueva… don José Tomás de la tierra de los Villares 4 reales… Juan de Bustamante 4 reales de la casa de junto a San Marcos… don Juan Navarro de las Eras 1 real de la cueva de Arias… » y así sucesivamente hasta 38 fincas sobre las que estaban constituidos esos censos.

El mismo San Marcos, tradicional patrón de la villa desde sus tiempos más antiguos, era paseado en procesión hasta fechas muy recientes, bendiciéndose los campos desde los puntos de la población que se ven las tierras de cultivo de la vega fundamentalmente.

Como hemos visto en la anterior centuria, los nombramientos anuales de mayordomos de San Isidro, de Santa Ana, de San Marcos, no podían faltar. Iniciado el XVIII la costumbre va desapareciendo. Sin embargo de vez en cuando se recuerda la obligación que se tiene contraída precisamente con el Evangelista «por cuanto la festividad del Evangelista San Marcos es obligación de esta villa su celebridad por el Voto que tiene hecho». Desconocemos en qué consiste el voto, pero debe de tratarse del deber de costear los gastos originados por el desarrollo de esa celebración. De todas formas, no parece que despertase demasiados entusiasmos cuando el 17 de abril de 1711 los munícipes alegan que la fiesta del año anterior sí que tuvo lugar, pero en este año no les ha dado tiempo a encargar sermón ni las demás cosas por lo que precipitadamente nombran mayordomos, se lo comunican por escrito y les dan «zinquenta reales de ayuda de costa».

Hablando de cuentas, éstas nos ilustran convenientemente sobre la actividad religiosa oficial, se supone que respaldada por el pueblo, que había tenido lugar en 1731

«… zinquenta mars (maravedíes) q. se dieron a los Mayordomos de Sn Marcos… »

«… doze rrs que se dieron al ministro por el adorno de la plaza el dia del Smo … »

«… seis rrs que se an dado de la limosna de una Misa de Rogatiba a Sn Marcos por las ttempesttades…»

«… zien rs q. se dieron a el Predicador…»

«… zinquenta Rs que se dieron a los Mayordomos como es costumbre… »

«…diez y ocho rrs para la fiesta de billa de Sn Anttonio, los seis de costo de zera y los doze q. se dieron a los ministros de la Yglesia…»

«… zien rrs que se an dado a el maestro de escuela por adocttrinar a los niños…»

y en 1732:

«Al Receptor de la Santa Bulla12 rs »

«Para cumplimiento de la zera de la candelaria 18 r»

«En veinticinco del dcho. se dieron al Predicador de la Quaresma los zien rs que se acostumbran100 r»

«En quince de abril se dieron a los Mayordomos de Sn Marcos para ayuda a la fiesta zinqta 50 r»

«En diez y ocho de jullio se rrezivio bereda publicando la bictoria de la toma de oran Se le dio al beredero ttres rs 3 r»

«De la missa de rogativa que se pedia sobre dcha. Victoria seis rs 6 r»

«Se dieron a los Mayordomos de la festibidad del Sanmo zinquenta 50 r»

«Doze rrs que se dieron al ministro por el trabajo de enrramar la plaza segun costumbre 12 r»

« Diez y ocho rs por la fiesta que la Villa aze a Señor San Anttonio 18 r»

«Seis rrs que se gastaron en azeite en el nobenario del Santto Xpto de la Ynspirazon 6 r»

A través de ellas nos enteramos cómo la fiesta del Santísimo tenía una destacada importancia hasta el punto de que la plaza se adorna, seguramente al paso de la procesión. Otro dato que se extrae de dichas cuentas es la costumbre de traer predicadores en Cuaresma, así como la fiesta «que la Villa haze a Señor San Anttonio».

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