GALERA TREINTA Y CINCO SIEGLOS DE HISTORIA (Capítulo nº 95)
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PROCESIÓN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Una nueva actividad promovida por las Hermanas de la Misericordia que están desarrollando su labor en la parroquia de Galera, ha sido la organización y desarrollo de una procesión con la imagen de la Inmaculada Concepción existente en el templo parroquial.
Aprovechando la festividad mariana tan vinculada a la devoción española desde siglos1 y concretamente en Galera2, en donde se fundó una Hermandad de las Hijas de María en abril de 1881 y permaneció vigente hasta mediados del siglo XX, tuvo lugar esta manifestación de la devoción popular a esta advocación de la virgen María.
La imagen, que había sido trasladada previamente a las dependencias del antiguo convento de Cristo Rey, encabezó la comitiva desde este lugar hasta la iglesia parroquial, portada en andas por chicas, recorriendo el siguiente itinerario: calle de San Marcos, calle Elvira y Plaza Mayor hasta el templo parroquial. En el trayecto se rezó el Rosario, de dicando cada uno de los misterios a diversos colectivos de la localidad. Una vez en el templo, tuvo lugar la celebración de la Santa Misa conmemorativa de este día, con participación del Coro Parroquial “Cristo de la Expiración”.
La asistencia de casi un centenar de fieles animó la recuperación de esta ancestral costumbre católica que había desaparecido desde hacía varias décadas.
1 Tanto los reyes como la Iglesia de España destacaron durante siglos en su defensa de este dogma, que no fue declarado como tal por la Santa Sede hasta el 8 de diciembre de 1858.
La fiesta ya se celebraba en todo el Imperio Español desde 1644, y en toda la Iglesia desde 1708. En atención a estos méritos, Pío IX ordenó que una columna dedicada a la Inmaculada fuera levantada en la Plaza de España de Roma.
2 En un documento de 1659, las autoridades de Galera que accedían a su cargo, debían pronunciar la siguiente fórmula de juramento: “… defenderemos el misterio de la limpia y pura concepción de María santísima, Señora nuestra, concebida sin mancha de pecado original en el primer instante de su santísimo ser…”