DOMINGO DE JÚBILO CON LA VIRGEN DEL ROSARIO

Si Galera tiene una copatrona, ésta es sin duda la Virgen del Rosario. Ninguna otra advocación mariana tiene en Galera tanto predicamento, y haber hay varias y muy entrañables: los Dolores, el Perpetuo Socorro, el Carmen, la Cabeza.

Esa predilección se exterioriza en nuestro pueblo desde hace varios siglos, a través de los cuales se ha generado una serie de manifestaciones que, pese a los tiempos actuales, se mantienen entre los vecinos como un tesoro espiritual de alto valor.

Estas expresiones tienen lugar cada año, y éste de 2017 no iba a ser menos, concretamente en el domingo en que se ofrecen a la Virgen las joyas que la tradición ha ido guardando.

El pasado domingo, día 8 de octubre, comenzó el júbilo con el rito de las Coplas de la Aurora. Como su nombre indica, poco antes de rayar el alba de ese día, un menguado grupo de vecinos -miembros o no de la Hermandad que tiene como titular a la señora del Rosario-, cumplió una vez más con la intención de anunciar al resto de los galerinos que se iba cantar el Rosario por las calles.

A tal fin, echando mano de las ancestrales músicas y de las no menos antiguas Coplas de la Aurora que hablan de María, se recorre aproximadamente el perímetro que circundaba la villa aproximadamente en el siglo XVIII, teniendo como punto de obligado paso la cuatro ermitas (San Antón, San Isidro, San Ana y Virgen de la Cabeza) que en aquella época marcaban las contornos del pueblo.

Concluida la primera parte, el grupo de músicos y cantores se dispone a proclamar el Rosario, iniciando este nuevo recorrido -algo diferente al anterior- desde el templo parroquial. A lo largo de este trayecto, se alternan las músicas de los instrumentos de cuerda con los cánticos del Ave María de gloria que componen este genuino acto religioso.

Suele ser a media mañana cuando tiene lugar el “segundo acto”, en este caso la Misa en honor de la Señora, al que antiguamente asistía, además de toda su Hermandad -como sigue siendo- el Ayuntamiento. Desde hace unos años, el coro parroquial “Cristo de la Expiración” añade su colaboración para la colaboración de una mayor solemnidad. El final de la Misa se dedica siempre a la proclamación de una de las bellísimas Coplas de la Aurora.

Y como colofón, la procesión con la venerada imagen cierra los actos, que se habían iniciado nueve días antes con un Novenario de preparación a esta entrañable fiesta religiosa y eminentemente popular de Galera.

Loa comitiva religiosa recorre, ya de noche, las calles de la villa. Los vecinos, al paso de la imagen, encargan a los hermanos que ofrezcan, en su nombre, los piropos de la Coplas o las súplicas cantadas a través de la también antiquísima Salve tradicional.

Más de dos horas de cánticos, de músicas, de súplicas íntimas, de agradecimientos sinceros y de vivas a la “Custodia Divina” que, un año más, ha recorrido en triunfo las calles de esta villa milenaria.

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