DESCRIPCIÓN, POR ODEN GEOGRÁFICO, DE LAS SEPULTURAS DE LA NECRÓPOLI DE TÚTUGI Y DE SUS AJUARES RESPECTIVOS.

Cabré y Motos 98

A unos 15 metros de la anterior sepultura y aproximadamente a la misma del enterramiento que antes se ha descrito, que estaba a poca profundidad, con su lecho de yeso encima siete piezas de cerámica, descubrió el referido explorador otro sepulcro, de la misma forma y dimensiones que el en que se encontró la urna con la envoltura de fieltro, en el cual no había ni urnas ni ajuar; pero como en el centro de la cámara se viera una losa de regulares dimensiones, levantada que fue, se puso de manifiesto una segunda fosa de 40 centímetros de lado por 30 de profundidad, cuidadosamente revestida de yeso, que conservaba huesos calcinados y un solo pendiente de oro de forma de racimo. En esta sepultura, como en muchas otras de esta zona, quizá no hubo encima túmulo, sino que fue sustituido por una o más piedras a modo de estelas, que algunas de ellas quedaron visibles, sirviendo de guía para hallar los sepulcros

Se considera de algún interés arqueológico, por la asociación de elementos heterogéneos, el ajuar de una de las Sepulturas (lámina XIII parte inferior) que fue hallado al pie o fondo de la primera terraza de labor. De este ajuar forman parte: una urna típica ibérica con improntas, fajas de signos arborescentes y semicírculos concéntricos; otra vasija, de, contornos esbeltos y ancha boca y con zonas circulares en rojo; un alabastrón, de barro, púnico; fusayolas y campanillas de bronce, piezas que son más propias de las necrópolis del centro de España; etc., etc.

Igualmente tienen su singularidad las cámaras de otros dos túmulos excavados al iniciarse la cuarta terraza. Están contiguos entre sí y a un banco de piedra, el cual utilizóse un poco en uno de ellos para la confección del recinto interior. La lámina VIII-3 reproduce la planta del primero. Salta a la vista bien pronto la rareza de colocar el corredor, hecho con aparejo de mampostería, en sentido transversal, y el sistema sencillo de cubrir la cámara por losas en forma de alero de tejado. Los números insertos en el interior de la planta de esta sepultura indican el lugar y forma de cada objeto descubierto en ella.

En el sitio 1 y 2 había dos urnas, de 19 y 14 centímetros de altura, esféricas, cubriéndose la una con un plato y la otra con una piedra; la del plato, que tiene por motivos ornamentales unos trazos a modo de comas, encerraba los huesos incinerados; el 3 ocupábale una piedra de 40 por 20 y 15 centímetros, toda ella estucada y pintada de rojo, al estilo de los muros de la cámara y del callejón; una urna grande destrozada, el del 4, y el del 5, otra, e inmediata a esta última encontráronse la pieza interior central de hierro de un escudo que sirvió para su embrace y otras más de uso incierto. De la otra cámara excepcional, construida de piedra con aparejo de mampostería, no presentamos reproducción gráfica, y de ella diremos que la planta, de 1,62 por 1,43 metros, es de forma semicircular y tenía callejón de entrada de 0,45 de anchura, orientado de Este a Sur, con su muro para cerrar la estancia interior. Se profanó ya hace mucho tiempo, y los restos de su ajuar, a la profundidad de 1,42 metros, aparecieron diseminados por la superficie del firme o solera del monumento.

Los fragmentos de cerámica predominaban en el arranque del pasillo de acceso, y entre ellos distinguimos los de un plato de barro indígena; los de otro de color negro, estilo campaniano; los de dos vasijas en forma cilíndrica y decoradas de rojo; otros de una urna esférica con líneas circulares, y de una vasija del tipo esférico y con asas en, como la que se descubrió en la sepultura 65 de la zona I. Casi a flor de tierra y en un hueco de las piedras que se utilizaron para el muro de cierre del callejón, había un plato boca arriba, una urna intacta sin decorar y de forma esférica, de 17 centímetros de altura, y en el interior de ella, hueros incinerados.

Tanto o más interés arquitectónico que las anteriores sepulturas concedemos a otra cámara mortuoria que apareció en la base del antepenúltimo acantilado occidental y que hállas en el límite de las tierras de labradío con las incultas de la última terraza. Esta cámara, como se comprueba por la lámina VIII-2, es mixta y se hizo aprovechando para uno de los muros el acantilado en el cual, después de obtener un plano inclinado hacia el adentro, se labraros dos especies de hornacinas superpuestas. La inferior es más pequeña y mide 66 centímetros de ancho por 33 de alto; la otra, 110 por 76 y 50 de fondo. Ambos nichos, así como el pavimento y muros artificiales de la cámara, estaban enlucidos con yeso, y la pared Oeste rocosa del pasillo, pintada de arriba debajo de rojo. Este monumento hallábase virgen de exploraciones antiguas y, sin embargo, en su interior nada se encontró. Puede incluirse, por tanto, en la serie de los indudables de honor. Al lado opuesto del muro de incomunicación de la cámara con el pasillo encontróse un plato boca abajo entre las piedras del mismo muro. Al finalizar el pasillo descubrimos una borrosa antifixa o mascarilla femenina de yeso, de 21 centímetros de altura, tocada con una especie de tiara redonda, de la forma que más predomina en las estatuillas de mujer de bronce del santuario ibérico de Despeñaperros, y un fragmento de piedra caliza, en la que estaba labrada una especie de tacita de 14 centímetros de diámetro.

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