DESCRIPCIÓN, POR ODEN GEOGRÁFICO, DE LAS SEPULTURAS DE LA NECRÓPOLI DE TÚTUGI Y DE SUS AJUARES RESPECTIVOS.

Vista general de la zona II desde la zona III (Cañada del Metro)

XXII

ZONA III.- La zona III de esta necrópoli, como dijimos en el primer capítulo, se encuentra al Este del Cerro del Real, en la misma vertiente del río de Orce, y se extendió en su día desde la vega que sellama de Alpanchía, hasta el collado de la cañada de los Metros, y porel Este y Oeste son sus límites las de Salmerón y de la Desesperada.

No alcanza esta zona la extensión de las dos anteriores, sino que esde amplitud muy reducida; sin embargo, en ella existieron muchos másenterramientos que en la zona II, y quizá también que en la I, a pesar de que abarca la noventa o décima parte de terreno que cada una de las otras dos.

Según nuestro modesto entender, esta zona es la perteneciente al pueblo en general, o como si dijéramos, valiéndonos de un ejemplo: es el cementerio del Este de Madrid, en cuya capital existen otras varias necrópolis en activo, situadas en orientaciones opuestas a la primera y que se reservan, por lo regular, a familias o individuos de mayor categoría social y económica.

Por la anterior suposición, sugerida tras el estudio reflexivo de días y días, y ante las excavaciones en un sinnúmero de sepulturas de esta misma zona, deducirnos lógicamente, y estamos dispuestos a seguir con el mismo criterio, mientras no se demuestre lo contrario, que

las tres zonas de la necrópoli son contemporáneas. Aún nos atrevemos a sentar otra conclusión de mayor responsabilidad, que se puede formular en los siguientes términos: Los enterramientos de ajuar humi1de, depositado en un simple hoyo revestido de yeso; los que se encuentran bajo los bancos de roca, con más o menos arquitectura; los túmulos con sepultura en forma de aljibe, cuadrilátero o redondo, con callejón de entrada o sin él y con paredes de tierra o de acabadísima sillería, tienen un común origen y desarrollo, cuyos tipos y formas se han ido repitiendo y copiando durante varios siglos, no habiendo hallado mayor argumento de fuerza, para establecer alguna pequeña cronología, que algunas piezas de cerámica y de metal en los ajuares funerarios.

De las tres zonas de la necrópoli de Tútugi, ésta ha sido la más castigada por las labores agrícolas desde tiempos ya muy remotos, pues alcanza la destrucción quizá desde cuando los árabes establecieron en las vegas del país esa hermosa red de acequias de riego con túneles, etc., etc., verdadera obra maestra de ingeniería hidráulica. En efecto, en el recodo que hay en el camino que asciende río arriba desde Galera a la cueva de los Cipreses, al llegar a la cañada de los Metros, aparece contiguo, y a la izquierda de dicho camino, un gran corte vertical, a modo de acantilado, producido por los desprendimientos sucesivos que ocasionan las aguas de una acequia que va por la base, en cuyo corte han quedado al descubierto y más o menos al aire libre varias cámaras sepulcrales, con sus muros de piedra o de tierras enlucidos, idénticas a las de los túmulos descritos. Por consiguiente se deduce, que en la cañada de los Metros había túmulos hasta el regadío de la vega de Alpanchía, habiéndose perdido la forma de muchos de ellos al hacer el camino mencionado.

Desde este camino a la meta de la cañada existe una serie de bancales laborables que, al trazarse, harían desaparecer un sinnúmero de túmulos, y otras sepulturas quedarían bajo tierra y a nivel bastante profundo. Ello lo hemos visto confirmado cuando se han hecho calicatas en sitios distintos de los mismos bancales. En los reconocimientos de la base de esas explanadas, o sea en el fondo de las mismas, casi siempre han aparecido a flor de tierra las cámaras sepulcrales; todo lo contrario al iniciarse los llanos, pues en ellos se encuentra gran relleno sobre la cúspide del túmulo, lo cual encarece y roba mucho tiempo a la labor de las excavaciones.

El especialista de estos estudios podrá comprobar aún nuestro aserto viendo los restos de monumentos funerarios que aparecen al descubierto a la derecha y base del camino en el recodo antes citado.

A un lado y otro de la cañada de los Metros y sirviendo de vertiente a las terrazas artificiales, se encuentran unas rampas poco suaves, ¡que se interrumpen, hacia el lado Este, por dos bancos de la roca caliza de los páramos, y hacia el opuesto, por otros dos. Nuevos bancos de roca caliza afloran en sentido transversal al iniciarse las terrazas cuarta y quinta.

En la base de estos bancos de piedras construyéronse sinnúmero de sepulturas más o menos artificiales, del tipo y género de las de la zona inmediata a las sepulturas 19 a 29 y, como se indica en el plano general, se sucedían una a otra a modo de rosario, formando dos hileras en

la vertiente del Oriente y una sola en la contraria. Llamó poderosamente nuestra curiosidad que no existieran apenas de esas construcciones en la base del acantilado superior de la ladera occidental de la cañada, cuando sí las había al principiar el mismo en la revuelta hacia la cañada de la Desesperada.

Expongamos a continuación, después de lo manifestado, algunos de los detalles de varias sepulturas de esta nueva zona de la necrópoli, escogidas casi al azar, en distintos lugares de la misma.

En la vertiente Oeste de la cañada, correspondiendo a la altura del tercer bancal y a la distancia de 1,50 metros del acantilado superior, dimos con una sepultura muy interesante por la sencillez y novedad de ella. En un hoyo, de unos 20 centímetros de profundidad por 86 de longitud, se vació una lechada de yeso, y sobre ella se depositaron las piezas de cerámica según la colocación en que se dibujan en la lámina VI-2. En una sola de las vasijas había huesos humanos carbonizados.

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