No eran las ocho de la tarde la hora más adecuada para reunir en torno a la imagen de la Virgen de los Dolores un grupo mínimamente nutrido de fieles para organizar una procesión. Pero, a pesar de ello, cuando la comitiva había alcanzado más o menos la mitad de su recorrido, el grupo de asistentes y participantes -que no meros espectadores en las esquinas del recorrido, que también los había- consolaba algo más de los que se podía haber pensado.

De esa manera, se borraba la imagen de unas pocas decenas de personas en la puerta del templo parroquial esperando que se iniciase la comitiva. Y, una vez más, las Hermanas de la Misericordia prestaron su esfuerzo y entusiasmo para que todo saliese como salió: bien.

Mezclados con los clásicos cantos marianos propios de esta celebración, se sucedían los momentos de reflexión a que invitaban las palabras que se iban desgranando sobre los fieles en diversos tramos del recorrido, en perfecta sintonía con los severos trajes negros y la etéreas mantillas que portaban varias decenas de devotas.

No podían faltar, como manda la tradición, los cánticos propios de nuestro pueblo, tal como el Ave María del Rosario de Pasión -diferente por razones obvias del Rosario de Gloria, reservado para la festividad d le Virgen del Rosario allá por el mes de octubre- o la Salve tradicional, varias veces centenaria, de nuestra villa.

Así que un año más se ha dado principio a esta semana grande de Galera, que tendrá su culminación, sin duda, la noche de la Vigilia Pascual del sábado previo al domingo de Resurrección.